ETA tenía en los 'zulos' dos misiles rusos tierra-aire comprados durante la tregua
Los cohetes Sam-7 Strela estaban "listos para ser utilizados", según el Ministerio del Interior
La policía francesa ha localizado dos misiles tierra-aire, capaces de alcanzar helicópteros y aviones que vuelen a baja cota, en dos de los zulos descubiertos en el sur de Francia durante la operación en la que fue detenido Mikel Antza, jefe de ETA. Los cohetes, del tipo Sam-7 Strela, estaban "en perfecto estado y listos para ser utilizados", según el Ministerio del Interior. Fueron comprados supuestamente durante la tregua mantenida entre septiembre de 1998 y diciembre de 1999, posiblemente a intermediarios irlandeses asentados en Alemania y vinculados al mercado negro de armas de Europa del Este.
El primero de los misiles fue hallado el lunes por la tarde en el zulo de la casa de Urrugne propiedad del camionero Pedro María Alcantarilla y Lourdes Urdampilleta. El artefacto estaba dentro de un cilindro de cartón de dos metros de largo, junto a 31 lanzagranadas. El segundo, de idénticas características, estaba en la casa Sagardiena, de Briscous, donde vivían José Ramón Arano y Miriam Incaby.
Los misiles son de origen y fabricación rusa y están "en perfecto estado y listos para ser utilizados", envueltos en "cartuchos de cartón sin identificación", según Interior.Las fuentes consultadas indican que son del tipo Sam-7 Strela, similares a los que ya fueron localizados en el arsenal desmantelado en noviembre de 1986 en la fábrica de muebles Sokoa, de Hendaya. Se trata de modelos del tipo "dispara y olvida", en la terminología militar, transportables por una sola persona, que puede dirigirlo y dispararlo con el lanzador apoyado en el hombro.
Los Strela pueden alcanzar aviones o helicópteros que vuelen en altitudes de entre 50 y 4.500 metros. Tienen un sistema de guiado por infrarrojos que detecta el calor de las turbinas, y su precio en el mercado negro, según las fuentes consultadas, ronda los 2.000 dólares (1.623 euros) la unidad. Estos misiles vienen fabricándose desde 1968, en diferentes versiones, primero en la extinta Unión Soviética y posteriormente en Rusia, y forman parte de la dotación de ejércitos (sobre todo del antiguo Pacto de Varsovia), guerrillas y terroristas de medio mundo. Tras la caía del muro, estos cohetes quedaron fuera de control.
Las fuerzas de seguridad estaban convencidas desde 2001 de que ETA había intentado comprar dos unidades de estas armas durante la tregua que mantuvo de marzo de 1998 a diciembre de 1999. La policía francesa localizó en poder de José Arizkuren, Kantauri, cuando lo detuvo el 9 de marzo de 1999, la contabilidad de la llamada operación Gorris, palabra con la que la banda se suele referir a sus compras de armas. "El asunto de los gorris está en marcha. Día 8 de marzo, 12 horas. Seguridad 13 horas. Lugar: puerta del Museo de Arte Africano y de Oceanía. No lejos de Porte Dorée", decía la nota. En los documentos se mencionaba la compra "de una pieza de misil" y "de dos piezas sofisticadas". Interior cree que los misiles y el resto del material hallado en los zulos que ayer aún se estaban registrando fueron comprados "durante los últimos cinco años", periodo que abarca el periodo de tregua.
Tras la detención del entonces jefe del aparato logístico Asier Oyarzabal, Baltza, el 23 de septiembre de 2001, las fuerzas de seguridad le requisaron una carta en inglés con instrucciones sobre el manejo de un misil. El hallazgo llevó a la Guardia Civil a asumir que, en el caso de que la banda hubiera conseguido hacerse con un misil, éste supondría "una elevada amenaza", que se vería "ligeramente atemperada por la escasa instrucción que poseen los activistas a la hora de la utilización hipotética de este material".
Otro informe del entonces Cesid (hoy Centro Nacional de Inteligencia) citaba esta posibilidad en 2001, año en el que también Interpol alertó de un posible acuerdo entre ETA, los irlandeses del IRA y los colombianos de las FARC para adquirir misiles tierra-aire. Los informes hacían referencia al interés mostrado por ETA en comprar Sam-7, de los tipos Strela o Igla. Estas armas llegaron a estar en posesión del IRA (comprados en Libia y Líbano), grupo con el que los etarras han mantenido históricamente relaciones. Los investigadores creen que la compra pudo haberse hecho en Croacia, con intermediarios asentados en Alemania, posiblemente irlandeses.
En Francia, la noticia tuvo gran repercusión en todas las emisoras de radio y televisión, y fue comentada en la comisión parlamentaria de Defensa, según reveló el diputado socialista Jean-Michel Boucheron, quien resaltó la "extrema gravedad" del descubrimiento, informa Joaquín Prieto.
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