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EL INGRESO DE TURQUÍA

Al menos una década para cerrar más de 30 capítulos

Carlos Yárnoz

Las negociaciones entre Turquía y la UE se iniciarán el próximo año, pero se prolongarán al menos durante una década. Antes que Ankara, se incorporarán al club Bulgaria y Rumania (en teoría en 2007) y varios de los países integrados en su día en Yugoslavia, con Croacia como país más próximo a iniciar unas negociaciones que ya culminaron con éxito sus vecinos del norte los eslovenos. En esas negociaciones, el Gobierno turco tendrá que demostrar que cumple las condiciones requeridas en casi 40 capítulos económicos, políticos y sociales para equipararse al resto de integrantes del club.

Las negociaciones se dividen en cinco grandes áreas: capacidad administrativa y judicial del candidato, nivel de su administración pública, capacidad judicial, medidas antico-rrupción y transposición de la legislación comunitaria a la del país candidato. Es este último aspecto el que, a su vez, se divide en una treintena de capítulos que van desde la libre circulación de bienes y personas hasta la fiscalidad y el medio ambiente, pasando por la política de competencia, la agricultura, la investigación, las aduanas, la política exterior o la política social y de empleo.

Diferencias de opinión

Hasta ahora, el marco negociador ha sido idéntico para todos los aspirantes. Al iniciar las conversaciones, todos sabían que el final del camino era la entrada en el club. Eso es lo que ahora no queda claro con Turquía, ese gran país de 70 millones de musulmanes cuya aproximación al club europeo se inició hace 41 años.

Por encima de los problemas técnicos que esas negociaciones conlleven, la adhesión de Turquía ha sido históricamente alentada por EE UU. En Europa, ningún Gobierno ha rechazado esa opción, pero las diferencias entre unos y otros, y especialmente entre las opiniones públicas de cada país, son notables.

En el Reino Unido, Gobierno y ciudadanos apoyan la entrada. El caso opuesto es el francés: el Gobierno es muy reticente, la opinión pública es contraria, y el presidente, Jacques Chirac, ha querido tranquilizar a todos prometiendo un referéndum que ha levantado ampollas en Ankara. Como ayer dijo un eurodiputado portugués, aún no habría entrado Portugal en la UE si hubiera habido referendos. En Alemania, el Gobierno está a favor y la ciudadanía, como la oposición, en contra. En España, el PSOE como el PP apoyan la adhesión y no hay debate al respecto.

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Otros países tienen una peculiar posición. El Gobierno de Grecia, el secular enemigo de Turquía, prefiere la adhesión porque así su vecino adoptará unas reglas democráticas para solventar sus diferencias.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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