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Vivienda digna para todos

Como cada primer lunes del mes de octubre, hoy celebramos el Día Mundial del Hábitat de Naciones Unidas. Momento oportuno para reflexionar conjuntamente sobre el modelo de crecimiento que queremos para nuestros pueblos y ciudades. Se trata de reflexionar sobre la herencia que queremos dejar a nuestros hijos. En suma, el lema escogido este año, Ciudades artífices del desarrollo rural, pone sobre la mesa una interesante línea sobre la cual no sólo debemos pensar, sino también actuar.

Entre los diversos actos previstos para poner en relieve estas reflexiones planteadas por Naciones Unidas, hemos convocado a niños y niñas de educación primaria. Cuando han llegado desde su pequeño pueblo a Madrid, algunos de ellos por primera vez, se han encontrado con la gran ciudad y se han hecho la misma pregunta que cuando empezaron a trabajar sobre el día mundial: ¿qué puede hacer esta gran ciudad por nuestro pueblo, para que sea mejor?

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Esta pregunta es la primera que nos hacemos y la primera a la que debemos dar respuesta. En este punto surge la imperiosa necesidad de estrechar esos vínculos entre las ciudades y los pueblos para conseguir un desarrollo armónico, sostenible y conjunto. Llegar a esta meta sólo será posible si se realiza inversión en infraestructuras de unión, en servicios básicos como las telecomunicaciones, en facilitar el acceso a los mercados de la ciudad por parte de los núcleos rurales, invertir, en fin, para lograr el acercamiento social, económico y cultural entre los núcleos urbanos y los rurales. En definitiva, si nuestras actuaciones van encaminadas a reforzar los enlaces tanto físicos como sociales entre las ciudades y los pueblos, esto derivará en el aumento de la producción rural. Así que conllevará mejor acceso de los núcleos rurales a los mercados tanto nacionales como internacionales, a la información y a nuevas oportunidades de trabajo. El futuro de nuestros pueblos y ciudades es demasiado importante y por ello constituye una constante en el trabajo del Ministerio de Vivienda.

El lema que Naciones Unidas nos plantea para este 4 de octubre es una interesante reflexión, como también lo fue el escogido para la celebración del Foro Urbano Mundial, que celebramos en Barcelona del 13 al 17 de septiembre. Llegados a este punto pueden fusionarse ambas ideas porque de este modo el concepto de ciudad se nos abre de una forma insospechada. Así pues, las ciudades serían artífices del desarrollo rural y una encrucijada de culturas, de integración y de inclusión. Por lo tanto, nuestro concepto de ciudad tiene un carácter amplio y transversal susceptible, además, de ser definido mediante la participación de todos.

La tozuda realidad estadística nos dice que más de la mitad de la población mundial vive en núcleos urbanos y que en 2020 más de 2.000 millones de personas residirán en barrios marginales. Las Naciones Unidas alertan de que éste puede ser el aspecto negativo de la urbanización reflejándose en un aumento de la pobreza, el riesgo de una disminución de la protección social y la despoblación del campo. Sin embargo, el efecto positivo de esta creciente urbanización es la riqueza pluricultural que aportan las grandes ciudades.

Me gustaría reiterar un importante mensaje, que ya en alguna ocasión he utilizado, y es que sólo apostando por la sostenibilidad en nuestro desarrollo los individuos podrán ejercer una ciudadanía plena, en el sentido más puro del término. Las personas disfrutan completamente de su dignidad y del ejercicio de los derechos que les son inherentes sólo si están en un entorno cuidado adecuado y son conscientes de que no están hipotecando el futuro de sus hijos e hijas.

Los planteamientos que rigen la acción del Programa de las Naciones Unidas Hábitat se identifican plenamente con los del Ministerio de Vivienda: vivienda digna para todos y asentamientos humanos sostenibles. Todos sabemos que en España el acceso a la vivienda constituye un problema difícil para muchos ciudadanos, especialmente para los jóvenes y para los que forman parte de colectivos concretos (mujeres solas, inmigrantes, etcétera).

Por esta razón se creó el Ministerio de Vivienda. En estos primeros meses estamos planteando políticas activas en materia de vivienda y suelo. Hemos aprobado un plan de choque, cuyas medidas ya se están ejecutando. Estamos afrontando la revisión del actual Plan de Vivienda, la modificación de la legislación estatal del suelo y la utilización de suelos desafectados del uso público para la construcción de viviendas protegidas y la regeneración de las ciudades. Para avanzar en todas estas políticas el Gobierno de España ya ha demostrado su compromiso, recientemente renovado con el aumento en un 33% del presupuesto destinado a las políticas de vivienda. De esta forma demostramos que "lo que se dice se hace".

En este contexto también se enmarca la apuesta por potenciar todos los programas (y el que hoy celebramos es muestra de ello) que se orienten a reflexionar, debatir y propiciar la participación ciudadana en la construcción de nuestro futuro, que, sin duda alguna, incluye un modelo de ciudad para todos. En este empeño debemos participar unidos: comunidad educativa, universidad, profesionales, administraciones públicas y, por supuesto, todos los ciudadanos.

Para finalizar me gustaría recordar el significado de desarrollo sostenible, que es "aquel que satisface las necesidades del presente, sin crear problemas medioambientales y sin empeñar las necesidades de nuestros hijos".

María Antonia Trujillo es ministra de Vivienda

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