Bruselas quiere dar mayor transparencia a la gestión de las empresas cotizadas
Los accionistas deben conocer las retribuciones y compensaciones de los consejeros
La Comisión Europa va a recomendar esta semana a los Gobiernos de la Unión la adopción de un conjunto de medidas para que las empresas cotizadas hagan públicas las retribuciones y compensaciones varias de sus consejeros, además de conceder a los accionistas la capacidad de enmendar lo que no gusten. Dentro de un plan para aumentar la confianza de los mercados financieros en el entramado empresarial, el Ejecutivo comunitario también sugiere que se refuerce la presencia y responsabilidades de los consejeros no ejecutivos independientes.
Como ya ocurriera en años pasados en Estados Unidos, la Comisión percibe que los consejeros son juez y parte a la hora de fijar las compensaciones económicas por su función, sin que los accionistas tengan mayor conocimiento de lo que ocurre, se discute y decide en los distinguidos sanedrines que forman los consejos.
Bruselas ha decidido tomar medidas, de momento de modo indicativo, a la espera de cómo evoluciona la situación. La Comisión propondrá el miércoles que todas las compañías cotizadas hagan pública la política retributiva para sus consejeros y la expliquen con detalle a los accionistas. El asunto deberá figurar explícitamente entre los puntos de la junta general, que deberá votarlos. La innovación se modera al permitir que ese voto pueda no ser vinculante.
Los accionistas deben tener conocimiento exacto de la retribución de los distintos consejeros; de las acciones o opciones sobre acciones que se les han concedido; de sus planes de pensiones, y de los préstamos, adelantos o garantías que han recibido de las empresas. Los regímenes de compensación variable vinculados a las acciones, opciones o derechos a adquirir acciones deberán ser sometidos a la aprobación previa de la junta.
Al tiempo que busca transparencia en la política retributiva, la Comisión propone mejorar el gobierno corporativo en las firmas cotizadas. Así, quiere reforzar la figura del consejero no ejecutivo independiente, concebido como un árbitro que detecte y medie entre los potenciales conflictos entre distintos intereses de la entidad, representados por gestores directos, grandes inversores y pequeños accionistas.
Es consejero independiente el que no mantiene relaciones profesionales, comerciales, familiares o de otro tipo con la compañía. Se trata de evitar que tales relaciones condicionen su juicio. Bruselas propone la creación de un cierto equilibrio entre el frente formado por consejeros ejecutivos y/o directivos y estos consejeros venidos de fuera.
Bruselas reconoce que lidia con profundas y ricas tradiciones nacionales de gobierno corporativo y de ellas dice extraer el conjunto de recomendaciones. Ofrece la máxima flexibilidad en la adopción de las medidas sugeridas, pero también se propone observar con atención sus aplicación para intervenir con medidas adicionales en caso de necesidad. El objetivo es lograr una convergencia en el sistema de gobierno empresarial en toda la UE.
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