En Lavapiés, la música es el lenguaje multicultural

Bidinte lleva con orgullo su bandera de Guinea-Bissau a todo escenario al que se presente, pero reconoce que su lugar en el mundo se reduce una pequeña zona de esta ciudad, de límites inciertos pero con un centro preciso: la plaza de Lavapiés.

Este prestigioso músico -que toca con Luis Pastor y ha grabado ya cuatro discos- llegó a Madrid en 1993 y decidió quedarse. "Primero en un hostal, luego en un piso mínimo compartido con otros inmigrantes, pero siempre en Lavapiés", asegura, quizá para diferenciarse de aquellos que toman al barrio como primera residencia para luego mudarse a otras zonas. "Para mí, este no es simplemente un sitio para estar, sino que lo elijo por la intensidad de su vida cultural. El problema es que las autoridades no valoran esa riqueza".

Su banda actual, Kumura, está formada por un tablista indio, una cantante de Angola, un bateria senegalés, un bajista de Guinea Ecuatorial, un guitarrista de Jaén y un percusionista madrileño.

Aunque se siente "un privilegiado", capaz de vivir de su arte, este guineano de 41 años no olvida a los otros artistas que viven en Lavapiés y que muchas veces lo hacen en muy malas condiciones. Como tampoco olvida sus primeros tiempos como inmigrante sin papeles, viviendo en una ciudad que, al menos en lo legal, le volvía la espalda.

Para solucionar sus problemas, hizo lo que muchos extranjeros. Estampó su firma junto a la de una esposa a la que no vio nunca más en su vida.

Ahora, con una nueva mujer, también española, y un bebé, con lo que más disfruta es con encontrarse con los músicos y poetas de Lavapiés, y subirse con ellos a escenarios improvisados. De esos escenarios en los que las diferencias son parte de una identidad.