Visita a los patriarcas del bosque

Son los árboles más excepcionales del país, según la selección realizada por tres expertos: Bernabé Moya, José Plumed y José Vicente Moya. El primero dirige el departamento de árboles monumentales de la Diputación valenciana, los otros dos trabajan en el Jardín Botánico de Valencia, y juntos han publicado el libro Árboles monumentales de España. Visitamos cinco seres vivos únicos de la mano de estos botánicos, que han rastreado el país en busca de especímenes valiosos y han llegado a una conclusión demoledora: el 80% de los ejemplares monumentales de principios del siglo XX ya no existen.

1 Un gigante venido de fuera

El árbol más alto del país se encuentra en un recóndito bosque de Lugo y mide 67 metros: tanto como un edificio de 20 plantas. Se le conoce como el Abuelo de Chavín. Eso sí, es un gigante venido de fuera, pues se trata de un eucalipto azul (Eucalyptus globulus). "Dicen que fue plantado junto al río Landro para contener las crecidas, pero yo pienso que fue un experimento", comenta Bernabé Moya, "creo que alguien quiso comprobar hasta dónde podían crecer estos árboles y lo plantó donde hallaría las condiciones más favorables". Experimento o no, el resultado de aquellas plantaciones entre 1880 y 1912 es asombroso. En este paraje denominado Souto da Retorta, junto a Chavín (Viveiro), se formó no sólo un eucalipto gigante, sino todo un bosque. Una proeza de la naturaleza de la que el Abuelo fue su creación más bestial: 67 metros de altura y 10,50 metros de cintura. Al comienzo de la senda que lleva hasta este ser extraordinario, un cartel indica que algunos eucaliptos del bosque pueden alcanzar 80 metros. No obstante, Bernabé Moya entiende que se refiere a la altura máxima que puede alcanzar la especie. "El Abuelo es el más alto", asegura.

2 El padre de todos los árboles

¿Cuál es el árbol más anciano? Imposible saberlo. Ahora bien, cuando se le pide a los botánicos de Valencia que señalen uno, no lo dudan: Lo Parot, el venerable olivo (Olea europaea) de Horta de San Juan (Tarragona). Estos expertos rechazan el método de los anillos de crecimiento para calcular la edad (por inexacto y dañino para el árbol) y prefieren llegar a estimaciones con tablas estadísticas. Según estas tablas, los ejemplares más ancianos tienen entre 1.000 y 1.500 años, la edad de Lo Parot. Su perímetro mide nueve metros y debió ser plantado en tiempos de los visigodos, o, quizá, cuando cristianos y árabes guerreaban en la Península. ¿Cuánto tiempo más puede vivir este olivo? Para Bernabé Moya, que habla de pinos de 10.000 años en Tasmania, si se les deja, estos árboles pueden acercarse a la "inmortalidad".

3 Un símbolo espiritual

Uno de los árboles más valiosos lleva cuatro siglos tras los muros de un convento de clausura: el ciprés (Cupressus sempervirens) del monasterio de la Anunciada, en Villafranca del Bierzo (León). "El ciprés es un símbolo espiritual para nosotras", cuenta sor Carmen, tras el enrejado de la sala de visitas de esta comunidad de clarisas. Con 33 metros, está considerado uno de los cipreses más altos de Europa. Y uno de los más antiguos, pues fue plantado por una de las primeras monjas a los pocos años de la creación de la comunidad, en 1606. Pero sus años le han pasado factura. En el siglo XIX, una nevada partió la punta del ciprés, un accidente que se repitió en 2000, por un nido de cigüeña. Hace dos años se creó un grupo de emergencia para salvar el árbol, que se encuentra muy enfermo.

4 La reina de las encinas

Nadie, salvo el pueblo cacereño de Zarza de Montánchez, había prestado atención a la encina (Quercus ilex) que lleva por nombre La Terrona, hasta que en 1997 una tormenta partió una de sus ramas y estuvo a punto de acabar con ella. Fue entonces cuando los botánicos que acudieron en su auxilio se toparon con esta encina, la más grande y anciana. Un árbol prodigioso de 7,80 metros de perímetro, 16,50 metros de altura y unos 800 años de edad. "Antes teníamos otra más grande, que se llamaba La Gobernadora", comenta Faustino Duque, antiguo alcalde de la localidad, "pero le cayó un rayo y se quemó hace 27 años". A pesar de recuperarse, la encina todavía no está a salvo. Como se queja el propietario del árbol, Alonso Mateo, panadero del pueblo, la gran afluencia de visitantes, algunos con pocos escrúpulos, está causando un grave deterioro.

5 Un tótem amenazado

El castaño (Castanea sativa) más excepcional del país no podía estar en otro lugar que en los Ancares. Como detalla Toño Nespral, de la asociación ecologista A Morteira, mientras conduce el coche por una estrecha carretera, "el castaño es el paisaje de estas tierras, un árbol tótem". Cada pueblo tiene sus propios sotos, de los que desde tiempos ancestrales los paisanos han sacado las castañas para subsistir y la madera para construir. En estas tierras habita El Campano, posiblemente el castaño más grande del país, un mastodóntico ejemplar de más de 14 metros de perímetro y casi mil años que deja boquiabiertos a los visitantes que se acercan a Villar de Acero (León). Sin embargo, no es allí adonde se dirige Nespral, sino a Pereda de Ancares. Allí, un descomunal castaño de unos 500 años yace partido en el suelo. La madera está intacta y la única parte que falta es la de una gran verruga (un abultamiento en la base de la raíz). "Se están cortando ejemplares centenarios sólo por esas verrugas", lamenta el ecologista, "es una madera muy codiciada".