Matanza en una mezquita en Pakistán
Una bomba causa al menos 30 muertos en un templo de la minoría musulmana chií
Al menos 30 personas murieron y varias decenas resultaron heridas ayer en un atentado en una mezquita chií de la ciudad de Stalkot, una ciudad industrial del este de Pakistán, cerca de la frontera con India, según informó la policía local. El artefacto, aparentemente llevado por un terrorista suicida, estalló en el interior del edificio cuando más de mil fieles asistían al rezo del viernes. La minoría chií de Pakistán, que suma el 15% de la población, ha sido objeto de numerosos ataques por parte de grupos radicales de la mayoría suní.
El número de fallecidos podría aumentar, ya que muchos heridos se encontraban ayer en estado de extrema gravedad. "El suelo de la mezquita está cubierto con sangre y cuerpos", aseguró Nisar Ahmed Saroya, de la policía de distrito. La explosión, que se produjo en el centro del templo, abrió un cráter de más de medio metro y causó graves daños a las paredes y la estructura del edificio. Según las primeras investigaciones, un suicida llevaba la bomba en una bolsa o un maletín. Ni la policía ni el Gobierno señalaron a ningún grupo como responsable del ataque.
El atentado ha hecho aumentar la indignación de la comunidad chií del país, que suma alrededor del 15% de los 150 millones de paquistaníes. Tras el ataque de ayer, numerosas personas, en su mayoría jóvenes chiíes, se concentraron alrededor de la mezquita y lanzaron piedras contra los policías, acusándoles de no preocuparse por su seguridad. Pequeños grupos de manifestantes volcaron vehículos y atacaron varios comercios, lo que llevó a la policía a intervenir para dispersarlos y abrir el camino a las ambulancias que trasladaban a los heridos.
Varios miles de chiíes han muerto en la última década en Pakistán en atentados atribuidos a grupos extremistas suníes. Los ataques contra esa comunidad minoritaria incrementaron en el último año.
Atentado en Karachi
El de ayer es el segundo atentado más mortífero contra una mezquita chií después del que causó la muerte de medio centenar de personas en la ciudad de Quetta, cerca de la frontera con Afganistán, en julio de 2003. El pasado junio, otro terrorista suicida mató a más de veinte personas en una mezquita de la ciudad portuaria de Karachi, en el sur del país.
El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, en un mensaje a los familiares de los muertos y a los heridos, condenó el atentado y señaló: "Seguiremos la lucha contra el terrorismo hasta detenerlo". El ministro de Información, Sheij Rashid Ahmed, también condenó el atentado y lo atribuyó a los "enemigos que tratan de desestabilizar el país", sin más precisiones. Las Fuerzas Armadas y la Policía de Pakistán se encuentran desde el lunes en estado de alerta máxima, tras la muerte el domingo en un tiroteo de Amjat Faruqui, supuesto dirigente de Al Qaeda y el terrorista más buscado del país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.