"El presidente de honor no tiene ninguna competencia ejecutiva"

Gabriel Elorriaga, madrileño de 42 años, ha redactado junto a Ana Pastor la ponencia que reforma los Estatutos del PP.

Pregunta. Su renuncia a eliminar la referencia al cristianismo en los Estatutos, ¿es una muestra de que no han podido acercar al centro al partido?

Respuesta. No. Yo creo que la enmienda transaccional que hemos hablado ya con los enmendantes da satisfacción a todos. Mantenemos la referencia al humanismo occidental, como pretendíamos los ponentes, y también la referencia al humanismo cristiano como una parte esencial de ese humanismo occidental, atendiendo a lo que nos han reclamado.

P. Otra cuestión polémica es la presidencia de honor que han creado ustedes para el ex presidente. ¿No se retiraba Aznar?

R. No hay contradicción entre una cosa y otra. La presidencia de honor es un reconocimiento casi inevitable a quien ha construido el partido tal como es ahora y quien ha sido su presidente durante casi 15 años. No me parece que recibir una presidencia honorífica sea dar mayor o menor pie para participar en la vida diaria del partido. Ésa es una decisión que entiendo que Aznar ya ha tomado y que mantendrá en todo caso.

P. ¿Quiere eso decir que Aznar seguirá sin ir a las reuniones de la ejecutiva?

R. No veo que el que sea o deje de ser presidente de honor altere su decisión pública de abandonar sus responsabilidades directas en el partido.

P. Pero el PP va a tener tres presidentes: un presidente fundador que actúa en Galicia sin interferencias de Madrid, o eso es lo que se dice; un presidente de honor, que dice lo que quiere. ¿Qué papel le queda al presidente nacional?

R. Creo que esa es una imagen que nuestros adversarios políticos quieren proyectar pero que no tiene ningún sustento lógico. En un partido político, como en cualquier otra organización social, los puestos honoríficos son exactamente lo que quieren decir: puestos de honor y reconocimientos públicos a la trayectoria de una persona desprovistos de cualquier competencia ejecutiva. No tienen ninguna competencia y ninguna responsabilidad.

P. ¿Para qué está entonces el presidente de honor?

R. ¿Y para qué sirven las condecoraciones? Pues para que la gente públicamente reconozca que una persona ha hecho algo que se considera meritorio y se le reconoce públicamente.

P. ¿Podría ser presidente de honor Antonio Hernández Mancha?

R. Eso lo tendría que decidir el congreso del PP, que es a quien se le atribuye la competencia para nombrar presidentes de honor. Yo creo que la aportación de Hernández Mancha al PP no es en absoluto comparable a de José María Aznar, que llevó al PP al Gobierno y a una mayoría absoluta. Por digna y respetable que fuese el papel del señor Hernández Mancha.

P. Entonces, si el señor Rajoy no lograse que el PP gane las elecciones, ¿no podría ser un futuro presidente de honor?

R. Eso lo decidirán los futuros militantes del PP en sus futuros congresos.