"Me parece apropiado retar a las opiniones establecidas"
Brian Cox salta del cine al teatro, de trabajos alternativos a superproducciones. Pasó parte del verano londinense bajo las órdenes de Woody Allen, en la primera película que el director neoyorquino ha rodado íntegramente fuera de su coto habitual, y una semana después estaba interpretando a un psiquiatra en un proyecto para la BBC. Hollywood, por otra parte, reclama asiduamente sus servicios en películas como Troya, The Bourne supremacy y X Man 2, entre las más recientes.
Escocés de origen irlandés, Cox es un diestro especialista en los malvados del cine. No en vano fue él quien creó, en 1986, al primer Hannibal Lecter en Manhunter, el mítico filme de Michael Mann. Ahora retorna a las pantallas españolas interpretando a un personaje moralmente conflictivo, un pederasta fascinado por chavales de entre 15 y 19 años, en L.I.E., el primer largometraje de Michael Cuesta, reconocido realizador estadounidense de vídeos musicales. "Me aconsejaron que no aceptara el papel, pero quise hacerlo puesto que es un tema muy polémico", defiende el actor en Londres. La película se estrena hoy en España. Para entonces, Cox habrá regresado a su hogar californiano. A sus 58 años, va a ser de nuevo papá.
"A los personajes debo darles unas raíces y una realidad. Por eso no tiendo a crear personajes malos, sino seres incomprendidos"
"Soy un populista y creo en la función del cine como entretenimiento, pero me parece igual de importante abordar cuestiones reales"
Pregunta. Es arriesgado interpretar a un pederasta.
Respuesta. Cuanto más me aconsejaron que no lo hiciera, más ganas me entraron de interpretarlo. Es un tema muy polémico y me parece apropiado participar en trabajos que retan opiniones establecidas. Este tipo de personajes deben tratarse con humanidad y mostrarlos al público como individuos. Pocos filmes tratan el problema de una forma tan directa y responsable como en L.I.E.
P. Cuesta descubrir la humanidad en un jubilado que acecha a los quinceañeros.
R. No es una cuestión de simpatía, sino de empatía. Es decir, de entender de dónde parten sus sentimientos. Éste es un hombre con una próspera vida pública, es el pilar de la sociedad. En cierta forma es víctima de su vida privada. Cuando se enamora del chaval protagonista, no es sólo un amor sexual, sino también paternal. Implica sacrificio por su parte. Es una relación compleja y peligrosa.
P. ¿Está la sociedad dispuesta a comprender a este tipo de personas?
R. Ninguna sociedad acepta a los pederastas. Es comprensible porque los niños son un tema tabú. Pero hay que intentar entenderles. Tratar de descubrir las causas de su comportamiento para dar con una solución. El problema es que no reconocemos nuestra naturaleza animal y la envolvemos en capas de sensibilidades morales, cuando la moralidad nada tiene que ver con el instinto animal. Por eso, tendemos a acusarles con los dedos, marginarles socialmente y tratarles como a leprosos. Pero así seguiremos en la ignorancia, y la ignorancia causa más daño.
P. ¿Cómo se acercó al personaje?
R. Me guié por el guión y dejé espacio a la imaginación. Yo no tiendo a hacer investigación de campo. He interpretado a muchos villanos y es duro, porque debes hacerlo desde su propio punto de vista, saltando por encima de ti mismo. Debes buscar la forma de que existan por derecho propio, y eso es difícil. Pero, bueno, crear personajes es lo que más me gusta de mi oficio.
P. ¿Por qué le atraen tanto los malos del cine?
R. Ya se sabe que el diablo tiene las mejores canciones. Por otra parte, creo que ningún personaje es malo, sino que se maneja en la vida mejor o peor que los demás. No considero malvado a ninguno de los personajes que he creado, aunque ésa es la percepción que se tiene de ellos. Para mí son individuos, casos psicológicos, en el sentido de que debo darles unas raíces y una realidad. Por eso no tiendo a crear personajes malos, sino seres incomprendidos.
P. ¿Se siente por fin aceptado por Hollywood?
R. Llevo una buena racha. Es curioso porque, en los últimos años, se me reconoce más como actor y me llegan muchas más ofertas. Pero no puedo descuidar la calidad del trabajo y quiero seguir haciendo películas temáticamente interesantes. Con las grandes producciones pago mis recibos, pero también me divierto. Yo soy un populista y creo en la función del cine como entretenimiento, pero me parece igualmente importante abordar cuestiones reales.
P. ¿Qué puede contar de su experiencia con Woody Allen?
R. Fue un placer trabajar con él. Sabe lo que quiere y es muy rápido en el rodaje. Confía en que el actor haya hecho los deberes y sea lo suficientemente inteligente para entender sus instrucciones. Habla lo justo y no derrocha energía. Esto intimida a los actores jóvenes porque adoran que les dirijan a cada minuto. Para mí fue maravilloso trabajar con él.
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