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Köster muestra en San Sebastián la luz de sus pinturas sobre aluminio

El artista alemán expone una docena de obras sobre instantes de la vida y del cine

Maribel Marín Yarza

A Matthias Köster (Detmold, Alemania, 1961) se le podría definir como el Cartier Bresson de la pintura porque, al igual que el fotógrafo, utiliza el arte como medio para evitar que se pierdan determinados momentos de la vida o incluso del cine. La prueba esta en la Galería DV-Distrito Cu4tro de San Sebastián, donde el artista presenta hasta el 13 de noviembre, Lost Paradise (Paraíso Perdido) un exposición de pinturas coloristas sobre aluminio.

Köster, un artista ya conocido en Madrid -al margen de sus exposiciones individuales expone desde hace años en Arco-, se presenta por primera vez en el País Vasco con el fruto de un trabajo que emprendió hace dos años, cuando descubrió en una imprenta las planchas de impresión de un libro e imaginó inmediatamente las posibilidades que se abrían para su pintura.

"Las obras en aluminio tienen una luz muy especial", apunta el artista. "Tienes casi la sensación de encontrarte ante un espejo y, si trabajas con pinceladas suaves, obtienes unas transparencias impresionantes". Afirma que le sorprendió el resultado y que la sorpresa es algo que le gusta, tanto en lo que se refiere a los temas como en los materiales. "Eso sí. Es como la caligrafía japonesa. No puedes cometer un error porque no se puede corregir", advierte.

Köster utiliza el aluminio como soporte de pinturas coloristas con las que trata de eternizar distintos momentos que le cautivan. Hace dos años pasó una temporada revisando viejas películas de cine. Se quedó, entre otras, con Casablanca, de Michael Curtiz, y con Belle de jour, de Luis Buñuel, y pensó que quería hacerse con determinadas imágenes antes de que se desvanecieran en la pantalla. Fotografió algunas de las escenas con una pequeña Leica y las recreó para sí mismo.

La Galería DV-Distrito Cu4tro de San Sebastián presenta parte de estos trabajos: entre ellos, la imagen de Catherine Deneuve atada, antes de ser lanzada al barro. En todo caso, la exposición no es un monográfico de cine. Köster presenta también pinturas que recrean escenas de la vida cotidiana. Desde una salida frustrada al monte para esquiar, hasta una imagen surrealista de una playa con pingüinos. El artista, que se mueve dentro de lo figurativo, vive un momento feliz en su vida, y esto se refleja en sus cuadros. "La pintura puede ser política y sé que en otro momento sentiré la necesidad de hablar de otros temas". De momento, juega. "En pintura, igual que en fotografía, es posible encontrar nuevos espacios mentales de fantasía".

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