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Reportaje:

Un revés para Madrid 2012

La Federación de Tenis elige Sevilla como sede de la final de la Copa Davis

Aunque era una decisión complicada y con muchas connotaciones, se tomó en apenas 48 horas. Cinco ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Sevilla, Tenerife y Valencia) querían ser la sede de la final de la Copa Davis, que enfrentará a España con Estados Unidos del 3 al 5 de diciembre. Algunas de ellas ni siquiera tuvieron tiempo de preparar, y mucho menos presentar, sus proyectos. Tal fue la celeridad de la Federación Española de Tenis que ayer, menos de 48 horas después de lograr la clasificación, Agustí Pujol, su presidente, comunicó oficialmente la elección de Sevilla.

Ha sido una decisión que ha provocado una tormenta política y deportiva, puesto que la gran perjudicada es Madrid, que optaba a organizar la final para reforzar sus aspiraciones olímpicas. "Ha sido una sorpresa. Esperábamos un mayor retorno del tenis después de tantos esfuerzos por promocionar este deporte en nuestra ciudad y dada la proximidad de la nominación de la sede olímpica de 2012", comentó Manuel Cobo, vicealcalde madrileño. Faltan exactamente 281 días y la capacidad organizativa es uno de los puntos que evalúa el Comité Olímpico Internacional. "Respetamos, pero no compartimos, la decisión, que se produce en un momento decisivo para la candidatura olímpica", agregó Cobo.

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La final se disputará en el gol norte del estadio sevillano de La Cartuja, que será remodelado de tal forma que pueda dar cabida a 22.000 espectadores. Se transformará en el mayor pabellón cubierto -abierto por los laterales- que haya albergado un partido de tenis.

La decisión de Pujol fue rápida y contundente. Ni siquiera dio tiempo a las reacciones de las demás ciudades candidatas y especialmente a la de Madrid. "Ha sido una cacicada", estalló Pedro Muñoz, presidente de la Federación de Madrid y precandidato a la presidencia de la Federación Española. "Pujol es un delincuente deportivo. Su acto sólo puede tener cabida en un país bananero". La respuesta telefónica que le dio Muñoz fue tan encendida que Pujol, el catalán que preside la Española y que opta a la reelección, le colgó el teléfono.

En Madrid cayó como un tiro que el tenis no se alineara con la candidatura olímpica de la misma forma que Barcelona 92 recibió un apoyo unánime. "Sin embargo", asevera Pujol, "eso no es del todo cierto. Hay muchas formas de dar apoyo a la candidatura. Y una de ellas es ofreciéndole un triunfo en la final de la Davis". Pujol defendió que su decisión responde sólo a los criterios deportivos que le habían expresado los jugadores y los capitanes. "Hubo una petición unánime de que se jugara al nivel del mar. Coincidimos en la opinión de que lo que menos nos convenía era jugar en altura, como habría sucedido de haber elegido Madrid", afirmó categórico. "Eso me da tranquilidad de espíritu", agregó.

Pujol, implicado ya en un proceso electoral que se inicia hoy y concluirá el 29 de enero, negó con rotundidad cualquier implicación política en su decisión. "Incluso me ha asombrado no haber tenido presiones políticas", dijo. Y cuando se le preguntó si la elección de Sevilla tiene un componente electoralista, para asegurarse los votos, alrededor de 20 en Andalucía -los mismos que Madrid, de un total de 180-, respondió enojado: "Si hubiera querido sacar rendimiento electoral a la Copa Davis habría elegido la capital. Allí sí que habría podido pedir cosas importantes". Pareció referirse a la posibilidad de exigir la retirada de su adversario en las elecciones a la presidencia de la Española, Muñoz, a cambio de la concesión de la final.

Jordi Arrese, Juan Bautista Avendaño y Josep Perlas, grupo de capitanes españoles de la Copa Davis, volvieron a explicar los motivos por los que la altura beneficia a jugadores de saque y juego tan potente como todos los estadounidenses: Andy Roddick, Mardy Fish y los hermanos Bob y Mike Bryan, que juegan el doble. "Roddick sacó la semana pasada a 249 kilómetros por hora. Y ese mismo saque en Madrid habría ido unos tres kilómetros más rápido", indicó Avendaño, que actuó de portavoz. "Nosotros recogimos la opinión de los jugadores y tomamos la decisión de jugar en Sevilla. A todos nos pareció lo más acertado deportivamente. Y lo sentimos por Madrid, que habría organizado una gran eliminatoria".

Para Sevilla la final se ha convertido en un auténtico reto, informa Santiago F. Fuertes. No ya sólo económico, porque la organización global tendrá un coste superior a los dos millones de euros, sino también de credibilidad: deben concluir la construcción de una obra ambiciosa en unos dos meses. El proyecto de La Cartuja consiste en cerrar con una gran grada el gol norte del estadio y cubrirlo con un techo octogonal sostenido por patas metálicas. Las partes laterales quedarían abiertas, lo que permitiría no sólo la entrada de luz exterior, sino también elevar el roce ambiental en las bolas y, por tanto, disminuir aún más su velocidad. La pista será de tierra batida. Y las bolas, pesadas pero con nervio. "La obra costará 787.000 euros y pagaremos 600.000 por obtener la designación. La empresa Lanic, que ya construyó la estructura espacial del Palau Sant Jordi barcelonés y del Rockódromo madrileño, se ha comprometido a entregárnosla el 25 de noviembre", explicó Manuel Silva, concejal de Deportes de Sevilla. El estadio de La Cartuja, que será remodelado para dar cabida a 22.000 espectadores, se transformará en el mayor pabellón cubierto -abierto por los laterales- que nunca ha albergado un partido de tenis. Sevilla ve ridícula la inversión en comparación con el movimiento económico que generará y que valora en unos 18 millones. La final será vista por unos 250 millones de telespectadores.

Arrese, Avendaño, Sánchez Monteseirín y Perlas, con una reproducción de la Copa Davis.
Arrese, Avendaño, Sánchez Monteseirín y Perlas, con una reproducción de la Copa Davis.ALEJANDRO RUESGA

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