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Tribuna:DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2004 | Roberto Heras, primer tricampeón español
Tribuna
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Celebración

Ayer a la mañana había debate en la única habitación de mi equipo en la que se habla en castellano. ¿Tú qué prefieres: terminar con la clásica etapa-paseo con sprint final o el invento éste de la contrarreloj?

Yo, que en esto de las grandes vueltas soy de gustos clásicos (es decir: el Tour), lo tenía bastante claro. Lo más bonito, lo más divertido, lo más tradicional y -lo que es más importante- lo más cómodo es terminar con una etapa en línea, corta y llana, por los alrededores de la ciudad. Después de tres semanas en las que la mayoría hemos ido en expresión ciclista comiendo mocos -algo así como ir bien para aguantar, pero justo para atacar-, qué mejor que tener un día para estar todos juntos sin estrés ni tensión y poder terminar conversaciones que interrumpimos por algún ataque inesperado. Eso es vida. Todos de paseo contándonos la vida o arreglando el mundo -con el ciclismo no podemos- y viendo con alegría cómo pasan los kilómetros en el marcador. Sí, bien es cierto que a muchos no les sienta luego nada bien el inevitable arreón de los kilómetros finales, pero... es una etapa y alguno la tendrá que ganar, ¿no?

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A mí es que eso de dejar toda la emoción hasta el final no me va. Al final, ha ganado Roberto. Bien. Lo celebrará con sus compañeros en una cena, con su familia, con sus amigos o con quien más le apetezca. Pero al final tendrá que hacer la maleta e irse a su casa con la Vuelta en el bolsillo de la misma manera que yo vuelvo con algunos libros de más. Y yo, por ejemplo, que he visto cómo ha ido forjando su victoria en estas tres semanas, me quedo así sin la posibilidad de felicitarlo. Yo y otros muchos, claro, que tendremos que esperar vete tú a saber hasta cuándo para verle, quizá hasta la Challange de Mallorca, allá en febrero. Yo no lo dudo; si yo ganase la Vuelta, exigiría terminar con una etapa en línea. Y si no la hay me la invento, compro a todos los corredores para que se queden un día más y montamos una chancletada. Todos en bici tranquilitos con la copita de champaña celebrando que, por fin -ganando o perdiendo-, todo terminó.

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.

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