Pequeñas ciudades flotantes
Cada pasajero de un crucero turístico genera al día más de 350 litros de residuos
Pasaron ya los tiempos en que los cruceros turísticos estaban reservados a las clases más pudientes y sólo operaban en los puertos más selectos. Según la Organización Mundial de Turismo, en los últimos 30 años el número de personas que han optado por pasar sus vacaciones a bordo de unos de estos buques se ha multiplicado por 25. Mientras que en 1970 apenas eran 500.000 los pasajeros totales que se anotaban cada año, en la actualidad esta cifra está a punto de alcanzar los 13 millones, y el sector genera en todo el mundo unos beneficios que rondan los 18.000 millones de dólares anuales.
Entre las consecuencias de este espectacular crecimiento está el deterioro ambiental de las zonas por las que transitan estos hoteles flotantes, ya que en muchos casos sus rutas coinciden con enclaves de gran valor natural, hermosos y frágiles al mismo tiempo. Los destinos más frecuentados se localizan en las costas del Caribe, el Mediterráneo, Alaska, los fiordos nórdicos y pequeñas islas de todo el planeta.
Los cruceros de mayor tamaño, de hasta 300 metros de eslora y un peso de más de 100.000 TRB (toneladas de registro en bruto), pueden llegar a transportar unas 5.000 personas, incluyendo alrededor de 1.000 tripulantes. Todos los servicios que se incorporan a bordo generan una elevada cantidad de residuos que no siempre se eliminan de manera respetuosa con el medio ambiente.
Oceana, organización internacional dedicada a la conservación del medio marino, ha denunciado esta situación, ya que, a su juicio, "la legislación internacional sobre el vertido de estos residuos apenas regula las actividades de los cruceros, por lo que toneladas de desechos terminan en las aguas de los océanos sin apenas tratamiento". Mientras que cualquier municipio costero está sometido a diferentes normas que tratan de evitar la contaminación del litoral, "los cruceros pueden verter todo tipo de restos orgánicos y aguas sin tratar cuando se encuentran a más de cuatro millas de la costa". Algunos países ya están regulando la operación de estos buques, pero nada pueden hacer cuando navegan en aguas internacionales.
Según los datos recopilados por los especialistas de Oceana, un crucero de gran tamaño (2.000-3.000 pasajeros) puede llegar a generar cada día unas 1.000 toneladas de residuos, en los que se incluyen de 500.000 a 800.000 litros de aguas grises, unos 100.000 litros de aguas negras, de 13.000 a 26.000 litros de aguas oleosas procedentes de las sentinas, entre 7.000 y 10.500 kilos de basura y residuos sólidos, y de 60 a 130 kilos de sustancias tóxicas (desde productos utilizados en el revelado de fotografías hasta restos de pinturas, pilas, material médico o agentes de limpieza en seco usados en tintorería). Es decir, cada pasajero genera al día más de 350 litros de desechos surtidos.
No menos grave es el problema de las aguas de lastre, que los barcos cargan en sus puertos de origen para estabilizarse y que luego liberan en los puertos de destino. Estas aguas constituyen un excelente refugio, y caldo de cultivo, para numerosas especies, vegetales y animales, que pueden así trasladarse entre diferentes puntos del planeta. Este constituye uno de los principales canales que hacen posible la contaminación biológica.
El consumo de combustible de un crucero puede llegar a ser equivalente al de unos 12.000 vehículos, aunque los especialistas de Oceana advierten que, en el caso de los buques, "el tipo de fuel utilizado es 50 veces más tóxico que el habitual, ya que se utilizan hidrocarburos de baja calidad para abaratar costes". A los humos de la combustión se suman los procedentes de la incineración de basuras, práctica bastante común en este tipo de barcos.
El uso del ancla en lugares sensibles también acarrea severas alteraciones en ciertos ecosistemas. Cada vez que uno de estos buques arroja el ancla es capaz de arrasar unos 190 metros cuadrados de coral, e idéntico fenómeno se anota con respecto a otros organismos submarinos, como las praderas de fanerógamas que pueblan el Mediterráneo.
A pesar de que todos estos datos dibujan un panorama poco halagüeño, desde Oceana aseguran que la mayor parte de estos impactos pueden reducirse de manera notable sin que los costes del esfuerzo sean elevados. Existen sistemas eficaces para la depuración de las aguas residuales. También pueden utilizarse dispositivos para compactar, triturar, deshidratar o pulverizar las basuras, de manera que se facilite su manejo y almacenaje de forma segura hasta que el buque atraque y puedan eliminarse con garantías. Y en lo que respecta a los sistemas de propulsión, los cruceros más modernos incorporan turbinas de gas que reducen en un 90% las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
sandoval@arrakis.es
Fondeando en Andalucía
Aunque el mercado de los cruceros turísticos concentra su actividad en EE UU, Europa se ha incorporado con fuerza a este sector y en la actualidad operan ya en este continente 36 líneas que mantienen en servicio más de 200 buques. Por número de pasajeros es el Reino Unido el país que lidera el mercado europeo (aporta cerca de 900.000 pasajeros al año), seguido de Alemania (alrededor de 400.000), Francia (en torno a los 300.000), Italia (unos 200.000) y España (algo más de 50.000).
De acuerdo a la evaluación realizada por Oceana, que ha hecho público un completo informe sobre la cuestión desde su oficina en España, nuestro país también se ha incorporado a este boyante mercado. "Aunque los puertos más visitados son aquellos de las típicas zonas de vacaciones estivales, como el Mediterráneo y las Canarias, las localidades costeras del Atlántico y el Cantábrico también son cada día objetivo más frecuente de estas visitas", precisa el documento.
Según datos de la Consejería de Turismo, durante el pasado año atracaron en puertos de la comunidad autónoma 591 buques dedicados al turismo de crucero, con un total de 375.304 pasajeros. De esta manera, Andalucía llegó a concentrar el 18% de este mercado en España, con casi el 12% del total de pasajeros que recalaron en las costas españolas. Estas cifras experimentaron un crecimiento de más del 20% con respecto a las registradas en 2002, y este año las perspectivas son igualmente buenas. Por provincias, son Málaga y Cádiz las que mayor peso tienen dentro de esta actividad, ya que concentran el 80,7% de los cruceros y el 90,2% de los pasajeros que llegan, por este medio, a Andalucía.
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