La vía para salvar el centro
El precio de uno de los últimos locales comerciales que se ha alquilado en la calle Tetuán de Sevilla supera los 16.800 euros. Una cifra asumible para las multinacionales, pero imposible para un pequeño comerciante. El pequeño comercio ha perdido en los últimos ocho años más de un 40% de ventas, según los datos que maneja la asociación provincial de comerciantes (Aprocom), que junto a los dueños de establecimientos del centro busca nuevos atractivos que les haga competitivos frente a las grandes cadenas.
El declive de las tiendas pequeñas coincide paradójicamente con la revitalización comercial del eje que va de la Plaza Nueva -terminal de 11 líneas de autobuses urbanos-, hasta la Plaza del Duque -destino también de dos líneas y prácticamente rodeada por tres edificios de El Corte Inglés -, que ha devuelto el bullicio al centro de la ciudad y ha convertido a Tetuán, la vía principal de ese eje, en la calle más cara de la capital.
"Si se quiere apoyar el centro, el metro no le puede dar la espalda", dice un comerciante
El alquiler de un local en la calle Tetuán de Sevilla alcanza los 16.800 euros al mes
Su peatonalización, hace 10 años, desató las críticas de muchos de sus comerciantes que temían quedarse aislados en una vía cortada al tráfico. Ahora casi todos se reconocen encantados con el resultado, aunque recelan de los proyectos municipales para peatonalizar otras importantes vías de acceso al centro, en especial la avenida de la Constitución, un proyecto incluido en el programa con el que el PSOE ganó las elecciones de 2003.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, anunció la pasada semana la solución de su gobierno para peatonalizar el centro garantizando a la vez el acceso del transporte público al casco histórico: el Metrocentro, un tranvía ligero que unirá el Prado de San Sebastián con la Puerta Osario a través de las principales calles del casco antiguo.
Los comerciantes, sin embargo, han reaccionado con escepticismo y han creado el foro ciudadano Metro Plaza Nueva, que integra también a asociaciones sindicales, de consumidores y vecinales que apuestan por que el metro subterráneo que ya se está construyendo se adentre en el centro. "El tranvía en una gran ciudad debe ser un complemento del metro, no un sustituto", señala Tomás González, presidente de la asociación de comerciantes del centro y dueño de la tienda de moda masculina Noguel, que abrió sus puertas en 1954. "Si el Ayuntamiento quiere apoyar el centro, el metro no puede darle la espalda".
Los comerciantes temen que el tranvía no tenga capacidad para asumir al menos el mismo flujo de viajeros que hoy transportan las más de 15 líneas de autobuses que llegan al casco histórico. "Si se peatonalizan las calles principales, el sustituto debe superar con creces lo que hoy tenemos", insiste González.
Mientras llega y no la solución, los comerciantes del centro se afanan por devolver el bullicio a las tiendas pequeñas. La asociación que preside Tomás González trabaja ya en dos proyectos con los que se pretende competir con las facilidades y los servicios añadidos que ofrecen las grandes superficies comerciales. Se trata de dos centros comerciales abiertos, parecido a los que ya existen en otras zonas de Sevilla aunque más ambiciosos y que aglutinen a los pequeños y grandes establecimientos del casco histórico.
El primero de ellos comprenderá la zona de La Encarnación, que cuenta con alrededor de 300 tiendas; el segundo, el eje del comercio de élite, el que va de la Plaza Nueva a la Campana, donde hay alrededor de 450 establecimientos. La idea es contar con una oferta de servicios y ocio similar a la de los centros comerciales tradicionales: garantía de accesos y aparcamientos, seguridad, desfiles de moda, cabalgatas, actividades culturales, guardería e incluso un medio de pago común.
La buena salud comercial del centro histórico se considera vital para la revitalización del casco antiguo, que después de sufrir durante años la emigración de sus vecinos hacia la periferia está viviendo ahora el proceso contrario. El concejal del casco antiguo, Gonzalo Crespo (PSOE), señala con satisfacción que las calles de su distrito se están llenando de jóvenes. "El sonido de los niños está volviendo al barrio", afirma. "Hace unos años se pensaba que había que cerrar algunos colegios y ahora cada vez están más llenos.
Aunque la población del centro sigue siendo de media más vieja que la del resto de la ciudad, el distrito se ha rejuvenecido en los últimos meses, gracias tanto a la llegada de inmigrantes como a jóvenes sevillanos que han apostado por zonas como La Alameda o El Pumarejo que hasta hace poco se consideraban poco habitables.
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