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EL DEBATE DEL ESTADO DE LA REGIÓN

Aguirre usa el debate del estado de la región para arremeter contra el Ejecutivo de Zapatero

"Simancas anunció un plan de infraestructuras del Estado que no existe", dice la presidenta

"No vamos a permitir que nos asfixien. ¡No lo vamos a permitir!", clamó en mitad del hemiciclo la presidenta del Gobierno regional, Esperanza Aguirre, en la primera jornada del debate sobre el estado de la región. Aguirre se refería así al supuesto abandono de las infraestructuras regionales por parte del Ministerio de Fomento. Según ella, la ministra socialista Magdalena Álvarez se niega a recibir al consejero de Transportes, Francisco Granados, a pesar de "ser el representante del Gobierno legítimo de los madrileños".

Pero Aguirre también hizo promesas, entre ellas la de invertir en la legislatura 800 millones de euros en nuevos colegios e infraestructuras educativas . "No regatearé medios materiales para que la enseñanza pública mejore", proclamó.

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El discurso que ayer leyó Aguirre -no escrito en muchos de sus párrafos, sino improvisado- fue una sucesión de descarnados ataques contra el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. "La presidenta se ha equivocado de debate. Cree que está en el debate del estado de la nación. Ha utilizado la tribuna pública del Parlamento regional para hacer oposición al Gobierno central. Ningún presidente de Comunidad ha usado nunca la Asamblea para ganar puntos en su partido", señalaba ayer un dirigente socialista.

Aguirre, entre promesa y promesa para los próximos años, se arremangaba y dirigía sus mandobles dialécticos contra los ministros, contra el PSOE en general o contra los partidos que apoyan al Gobierno socialista. Aseguró que Ezquerra Republicana de Catalunya califica Madrid de "agujero negro donde se pierden las inversiones". "Pero no nos van a enfrentar con otras comunidades", afirmó.

Al delegado del Gobierno en Madrid, Constantino Méndez, le reservó algunos de sus más feroces ataques. Habló de su "frivolidad" al criticar las brigadas de seguridad ciudadana (Bescam) y "de recibir instrucciones políticas". Aunque añadió: "No puede haber confrontación política gratuita".

Aguirre afirmó, además, que el Gobierno central había anunciado la creación de 20 nuevos juzgados -la Comunidad reclama 52- tras recibir al portavoz socialista Rafael Simancas. "Lo hacen en ese momento, en vez de hacerlo con el Gobierno legítimo de Madrid". "Es un desprecio a las instituciones. Debe de ser el nuevo talante del PSOE, que se aplica a todo el mundo, menos al PP". Aguirre, que no rebajó nunca el nivel de sus críticas hacia el PSOE durante las dos horas y diez minutos que duró su discurso, arremetió también contra las cifras de paro actuales, de las que acusó directamente al Gobierno de Zapatero. "El paro volverá a instalarse entre nosotros, y Madrid sufrirá sus efectos", vaticinó. La presidenta defendió una bajada general de impuestos diciendo que "es la medida más social que se puede tomar".

Aguirre se mostró contraria a la legalización de todos los inmigrantes. "La política de papeles para todos es una irresponsabilidad. Esta medida [del Gobierno de Zapatero] beneficia a las mafias que trafican con inmigrantes y a gentes sin escrúpulos", aseveró.

También criticó la revocación, por parte del Ejecutivo central, de la Ley Orgánica de la Calidad de la Educación (LOCE). "De manera irresponsable ha paralizado la ley [que aprobó el anterior Gobierno del PP]. En uso de sus competencias, sin diálogo y sin consenso, la han paralizado por decreto. ¡Ya veremos cuáles son las consecuencias de esta nueva irresponsabilidad socialista!", clamó. "Los niños no podrán aprender a leer y escribir antes de los seis años", insistió. Los diputados del PP aplaudían, mientras los socialistas se echaban las manos a la cabeza.El socialista Constantino Méndez, delegado del Gobierno en Madrid, llevaba meses criticando el proyecto de Brigadas de Seguridad Ciudadana (Bescam) que había intentado poner en marcha el Ejecutivo de Esperanza Aguirre. El proyecto, a grandes rasgos, consistía en crear un cuerpo de 5.500 nuevos agentes, que provendrían del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil y la Policía Municipal. La idea, tras numerosos problemas, quedó reducida finalmente a la financiación por parte de la Comunidad de 2.500 agentes municipales, que serían dirigidos por los alcaldes de los municipios donde fuesen destinados. Méndez denominó "circo" a todas estas rectificaciones, y aseguró que el proyecto final no servía para nada.

Aguirre aprovechó el Parlamento regional para denunciar la "frivolidad" de Méndez, al que acusó de actuar bajo "instrucciones políticas". En la tribuna de invitados, el delegado del Gobierno no movió ni un músculo a pesar de que acababa de convertirse en el protagonista de la andanada. Unos minutos después, Méndez abandonó la tribuna. Algunos interpretaron el gesto como un desplante a Aguirre, que continuaba con su discurso. En los pasillos, los periodistas abordaron al delegado del Gobierno preguntándole si su gesto de abandonar el sitio era de protesta. Conciliador, Méndez aseguró que se había levantado para fumar un cigarrillo y que no haría declaraciones debido al respeto que le inspiraba el debate, la presidenta y la Asamblea. Dicho esto, se fumó el cigarrillo y volvió a la tribuna de invitados.

Aguirre, en su repaso sobre los supuestos incumplimientos del Gobierno central, señaló que debía "lamentar la actitud del Gobierno de la nación, y más concretamente la actitud de la ministra de Fomento [Magdalena Álvarez]" que ha recibido a Rafael Simancas, pero no al consejero de Transportes. "Simancas anuncia un plan de infraestructuras [del Estado] que no existe y que supone, incluso, la eliminación de infraestructuras que ya estaban proyectadas, como la variante de El Molar".

La presidenta añadió que el Gobierno central quiere asfixiar a Madrid y que ella no lo va a consentir. "La A-1 [carretera de Burgos] está prácticamente saturada, y más con los desarrollos previstos", explicó. Con este planteamiento de partida, y dando por descontado que era "responsabilidad del Gobierno central", la mandataria anunció que "Madrid no puede esperar" y que la Comunidad emprenderá las obras de la radial de peaje R-1.

Aguirre también criticó que el Gobierno catalán asegure que la Comunidad de Madrid es una favorecida a la hora de recibir ayudas del Estado. "Entre 1978 y 1998 hemos recibido 20.000 millones [de pesetas] menos que Cataluña", mantuvo.

Los aplausos desde el grupo popular fueron continuos, mientras que los diputados de la oposición -PSOE e IU- miraban atónitos el atril de la presidenta. No había ni demasiados murmullos ni conversaciones en voz baja. "Era una mezcla entre indignación y estupor. Parecía el discurso del PP en el Congreso", reconocía una diputada socialista que, ya en los pasillos, le decía a un compañero: "Nunca había visto una cosa igual".

Y es que Aguirre también introdujo elementos de política exterior para lanzar sus dardos contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Mencionó, en contraposición al líder socialista, las "políticas eminentemente liberales" del Ejecutivo británico de Tony Blair, si bien reconoció que "intervencionistas los hay en todos los partidos políticos". Fue la única vez que el grupo parlamentario socialista soltó conjuntamente una carcajada, a pesar de que Aguirre no mencionó a nadie en concreto de su partido.

Luego volvió a arremeter contra el PSOE. "Cogimos el Gobierno [en referencia a la llegada de Aznar en 1996] con un 24% de paro después de 13 años de Gobierno socialista. En Madrid, ahora es del 6,5%".

Y luego habló de que su Ejecutivo genera confianza, controla el déficit y "huye del despilfarro". Algo que, según el discurso de Aguirre de ayer, es lo contrario de lo que quiere Rodríguez Zapatero. Los diputados del PP salieron con una sonrisa, pero no se quedaron mucho en los pasillos del Parlamento regional. Desaparecieron muy rápido.

Esperanza Aguirre conversa en el hemiciclo con el portavoz socialista, Rafael Simancas, ante la atenta mirada de Fausto Fernández, de IU, a la izquierda de la foto.
Esperanza Aguirre conversa en el hemiciclo con el portavoz socialista, Rafael Simancas, ante la atenta mirada de Fausto Fernández, de IU, a la izquierda de la foto.ULY MARTÍN

La ausencia del alcalde Gallardón

El asunto más comentado del día fue la ausencia del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, del mismo partido que la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Sí que estuvo el anterior regidor, José María Álvarez del Manzano, que tenía por costumbre acudir siempre a los debates cuando estaba al frente del Consistorio y Alberto Ruiz-Gallardón gobernaba la Comunidad. Más de un parlamentario achacó la señalada ausencia a la escasa sintonía política entre Ruiz-Gallardón y Aguirre y a la colección de disputas que han trufado esta legislatura. Ruiz-Gallardón esgrimió una razón más conciliadora: "Hoy [por ayer] es imposible porque teníamos Junta de Gobierno, pero mañana [por hoy] sí puedo, y aunque tengamos un acto de la M-30, me gustaría pasarme un rato por la Asamblea". Tampoco estuvieron en la Asamblea ni el presidente del PP de Madrid, Pío García-Escudero, ni otros dirigentes.

Tal vez para compensar, ni Ruiz-Gallardón ni el Consistorio aparecieron en el discurso de Aguirre, que aludió al proyecto olímpico de Madrid 2012 sin mencionar al Ayuntamiento de la capital, su principal impulsor.

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