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Moratinos escucha duras críticas del Polisario a sus gestiones sobre el Sáhara Occidental

El ministro español defiende el objetivo prioritario de estabilizar el Magreb

El ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, afrontó el miércoles en Nueva York, durante la madrugada de ayer en España, duras críticas de la cúspide diplomática de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) a las gestiones que el Gobierno socialista realiza para lograr un acuerdo político sobre el conflicto del Sáhara. El propio Moratinos reconoció que la discusión fue "muy directa" y que los independentistas del Frente Polisario llegaron a ella con "enormes sospechas".

El ministro calificó el encuentro de "muy útil, muy interesante y muy fértil", y aseguró que había servido para "clarificar la posición del Gobierno actual". "Hemos restablecido el grado de confianza", concluyó. Participaron en la reunión, celebrada en el contexto de la Asamblea General de la ONU, el ministro de Exteriores de la RASD, Mohamed Salem Uld Salek, y el embajador ante la ONU, Ahmed Bujari. Por parte española, Moratinos, acompañado de Bernardino León, el secretario de Estado de Exteriores que, por primera vez en la historia, ha viajado dos veces a las bases saharauis de Tinduf y llevado las relaciones directas con el Polisario desde que comenzó la iniciativa española.

"Venían con mucha intoxicación de que el Gobierno español quería venderles", comentó Moratinos, en alusión a la información transmitida por una delegación del PP que viajó a Tinduf y por noticias de prensa. "Pero se encontraron con que queremos obtener un compromiso activo para solucionar definitivamente el problema del Sáhara, no perjudicar los derechos del pueblo saharaui. Sí tenemos una responsabilidad política enorme de que el Magreb no puede seguir así otros 25 años", añadió.

La complejidad de esta tarea, que la parte española sólo considera viable si colaboran Francia y EE UU, países muy ligados a Marruecos, implica tantos riesgos de llegar a roces con Argel o Rabat que en la cúpula de Exteriores no falta quien opine que habría que rebajar las expectativas o perseguirlas, al menos, con más discreción, sin protagonismo. El ministro planteó que "lo primero es crear una mejor relación entre Argelia y Marruecos. Ese es nuestro primer objetivo", precisó. "Que se entiendan. Y sentar las bases para una solución del problema del Sáhara".

Moratinos dijo que no le importa que le critiquen cuando defiende los intereses de los españoles, y que de la estabilidad del Magreb depende muy precisamente la seguridad futura de España. Parafraseó de pasada el dicho muy francés de que un centenar de miles de saharauis no pueden poner en peligro la estabilidad de una región y concluyó: "Ellos pueden tener aspiraciones legítimas, pero tienen que entender que, como representantes políticos de los españoles, tenemos que hacer algo".

Mohamed VI y Buteflika

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El desarrollo de los debates en la ONU ha venido a demostrar que los avances en la solución del conflicto son escasos. El rey Mohamed VI de Marruecos dirigió a la Asamblea General un discurso muy centrado en la necesidad de estabilizar el Magreb, a través de una "solución política" que garantice a Marruecos "su soberanía" sobre el Sáhara y asegure a los saharauis "la gestión autónoma de sus asuntos". El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, reiteró que Argelia nunca sustituirá al Polisario en la negociación con Marruecos y dijo que "cualquier intento de inscribir la cuestión en un contexto que no sea el de la descolonización en el marco de la ONU complicará las cosas y retrasará las soluciones".

Moratinos, que en estos días se ha entrevistado con ambos líderes, subrayó ayer su fidelidad al marco de la ONU y, corrigiendo las distancias expresadas en ocasiones anteriores por el propio presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, señaló que la única base de negociación sigue siendo el plan Baker. "Tenemos que aplicar el plan Baker, y España empleará toda su capacidad diplomática en ese objetivo", dijo el ministro. El Polisario, respaldado por Argelia, no admite modificaciones del plan de cinco años de autonomía seguidos por un referéndum de autodeterminación propuestos por el ex secretario de Estado de EE UU, James Baker. Marruecos rechaza la idea del referéndum.

La diplomacia española cree que el plan se podría aplicar con "retoques" capaces de conducir la negociación hasta un punto medio entre el independentismo del Polisario y el anexionismo de Marruecos. Los representantes saharauis le dijeron ayer a Moratinos que todas las gestiones y consejos deben dirigirlas a Marruecos para que acepte el plan Baker o la vuelta a su versión previa, conocida como Plan de Arreglo. "Marruecos tiene que cumplir sus compromisos y la comunidad internacional no debe facilitarle la ilusión de que los procesos se pueden reiniciar a partir de la última obstrucción operada por Marruecos", declaró ayer Bujari a este diario.

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