Huelga en el campo sevillano
Existen razones más que justificadas para que en el campo sevillano se haya convocado huelga general. Razones de índole doble. Por una parte, la inexistencia de un Convenio Provincial que finalizó su vigencia el 31 de Diciembre de 2003, que debe regular el trabajo agrícola. Y por otra, la intolerable posición patronal, negándose a reconocer esas mínimas e imprescindibles mejoras.
¿Acaso es un despropósito exigir un salario en la faena de recogida de la aceituna de verdeo de 36.30 Euros por día de trabajo? ¿Es una temible injusticia pedir que el tiempo para tomar un bocadillo durante la jornada laboral, sea a cargo del empresario? ¿No está justificada la necesidad de ir acercando y aceptando un salario único para todas las faenas agrícolas?
Asaja y sus negociadores no pueden tener argumentos razonables para oponerse a estas simples, sencillas y justas reivindicaciones. Los representantes de esta patronal manipulan y engañan a los pequeños campesinos, que deberían apoyar estas cosas, porque ellos saben mejor que nadie, que son sensatas.
CC OO y UGT tienen de nuevo la responsabilidad de no defraudar, como tantas veces lo ha hecho, a los trabajadores del campo en Sevilla.
La huelga general está motivada y obedece a necesidades laborales lógicas que deben mejorarse. La negociación no puede servir para acabar siendo un pasteleo que no recoja las mejoras que se están reclamando y que tan de justicia son. La gente trabajadora del campo que mayoritariamente están respetando y apoyando esta huelga, no puede terminar siendo engañada ni contentada con unas pocas migajas. Esas mínimas exigencias tienen que conseguirse y si los representantes de esas dos organizaciones firman algo distinto deberán ser denunciados públicamente.
El Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural (SOC), se ha desmarcado de esta huelga, por temor a ser traicionado por UGT y CC OO. Hay suficientes y fundados motivos para ese temor y hasta para no ir al lado de estos representantes sindicales. Pero es impresentable e indigno que la actual dirección del SOC y del Medio Rural, con el secretario general Diego Cañamero a la cabeza, esté haciendo llamamientos públicos para que la gente del campo vaya a trabajar. Eso significa que los máximos responsables del SOC no sólo han perdido los papeles, sino también la cabeza.
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