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Los diputados rebeldes exigen que Rajoy renuncie al control del PP gallego

El presidente de la Xunta medita convocar elecciones de inmediato si se consuma la ruptura

Xosé Hermida

La crisis del PP gallego avanzaba ayer vertiginosamente hacia la ruptura definitiva. Los mensajes que llegan desde Ourense son inequívocos. Las exigencias del presidente del PP en esa provincia, José Luis Baltar, decidido a encabezar una escisión, equivaldrían a la entrega del control del partido en Galicia a los adversarios de la dirección nacional, según explicaron ayer fuentes del grupo que encabeza la rebelión. En la dirección del PP gallego admiten que no encuentran resquicios para el acuerdo y, con la ruptura en el horizonte, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, medita la convocatoria inmediata de elecciones.

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Fuentes de la Xunta y del PP gallego reconocieron anoche que se ha planteado a Fraga que, en caso de confirmarse la ruptura, la mejor salida sería la disolución inmediata del Parlamento y la convocatoria de elecciones autonómicas con casi un año de anticipación al final del actual mandato, en octubre de 2005. Aunque Baltar ha garantizado a Fraga que sus cinco diputados, ya fuera del partido, no pondrían en peligro su estabilidad parlamentaria, la dirección regional del PP teme que casi un año de convivencia forzosa, en un clima de hostilidad mutua, no haría más que viciar la situación. Los propios diputados rebeldes admiten que forzarían las negociaciones en asuntos de relevancia, como el debate de los Presupuestos para el próximo año. La convocatoria inmediata de elecciones, expusieron fuentes de la Xunta, serviría para frenar la posible extensión de la crisis y obstaculizaría los preparativos de los escindidos para concurrir a las urnas bajo unas nuevas siglas.

Baltar ya ha emprendido los contactos y preparativos para anunciar la próxima semana su abandono del PP y la creación de un nuevo partido con el que concurrir a las elecciones gallegas.

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Mientras dirigentes nacionales del PP seguían ayer negando la existencia de una crisis, el desaliento cundía en la cúpula gallega y en el Gobierno autónomo. Los intentos de convencer a Baltar para que desista de su propósito de escindirse del partido no han ofrecido el menor fruto, por lo que dirigentes del PP y cargos de la Xunta ya admitían en privado que, de no mediar un cambio radical en las posiciones, todo se encamina hacia la ruptura.

El anuncio de la marcha de Baltar, y con él de al menos cinco diputados autonómicos, imprescindibles para mantener la mayoría absoluta en el Parlamento gallego (el PP tiene ahora 41 de los 75 escaños) se demora por el interés del líder del PP en Ourense de respetar el plazo de una semana que él mismo dio a Fraga el pasado lunes.

Fraga y la dirección gallega del partido se esfuerzan por no perder los canales de comunicación con Baltar. Pero el mensaje es siempre el mismo: unas exigencias "maximalistas", que desde el propio PP de Ourense no se recatan en considerar "casi de imposible cumplimiento". Baltar, según fuentes de su grupo, sólo se daría por satisfecho si los afines al líder nacional del partido, el gallego Mariano Rajoy, abandonaran la dirección del PP regional para dejarla en manos de los barones provinciales.

El dirigente orensano exige que se reconozca su independencia plena para actuar en la provincia y el carácter "soberano" del PP de Galicia frente a la dirección nacional. Fuentes de la Xunta, sin embargo, aseguran que Fraga aún mantiene la esperanza de convencer a Baltar, aunque el presidente ha comentado a sus colaboradores que el líder popular de Ourense, más que una demanda concreta, le ha planteado una "lista de agravios".

Con tan escaso margen para el acuerdo, las dos partes han emprendido ya el recuento de fuerzas. Baltar pasó la mañana de ayer recibiendo alcaldes en su despacho de presidente de la Diputación de Ourense.

En su entorno aseguran que tiene la fidelidad garantizada de al menos la mitad de los 71 regidores del PP en toda la provincia, una hipotética cifra que en la dirección regional del partido rebajan considerablemente, al tiempo que aseguran que los apoyos a la rebelión son, de momento, mínimos.

No hay dudas sobre la lealtad a Baltar de cinco diputados del Parlamento gallego, uno de ellos su hijo José Manuel, aunque los rebeldes confían en captar a otros dos parlamentarios de la provincia que no se han decantado. Baltar también tiene la llave del gobierno municipal en la ciudad de Ourense, la única capital gallega en la que el PP disfruta de mayoría absoluta y cuyo alcalde, Manuel Cabezas, está con la dirección del partido.

El dirigente orensano ya tiene registrada una formación política, Centristas de Galicia, que él mismo disolvió en 1991 para integrarse en el PP. Una vez que la escisión se consumase, no tendría más que resucitarlo, aunque también se plantea la fundación de un nuevo partido autoproclamado galleguista.

La dirección nacional del PP, informa Pilar Marcos, insistió ayer en su mensaje de tranquilidad y en presentar la rebelión de Baltar como un pulso para ganar posiciones ante la próxima celebración de los congresos nacional y regional del partido.

La dirección nacional del PP achaca la amenaza de escisión lanzada ayer por Baltar a un intento de asegurarse espacio y fortalecerse ante al próximo congreso del PP gallego, que está previsto para los días 23 y 24 de octubre, informa Europa Press.

Según informaron fuentes del PP, el equipo de Mariano Rajoy ha decidido dejar en manos del presidente de la Xunta, Manuel Fraga, la solución del conflicto. Y es que, según las citadas fuentes, una posible mediación de la dirección del PP puede ser interpretada como una intromisión por los populares de Ourense, lo que podría conllevar un final no deseado para esta crisis. En cualquier caso, el presidente de la Xunta mantiene "puntualmente informado" al secretario general del PP sobre los pasos que se van dando al respecto. Además, el propio Fraga ha garantizado a la dirección nacional que se ocupará personalmente del asunto. En cuanto a los motivos que pueden haber llevado a Baltar a lanzar este órdago, las fuentes mencionadas recuerdan que Fraga está elaborando precisamente ahora la lista que presentará en el congreso regional, y apuntan que el presidente del PP de Ourense podría estar intentado fortalecerse y asegurarse puestos relevantes en el cónclave.

Cabe recordar que en la última remodelación gubernamental que llevó a cabo Fraga no se contó con la organización orensana, lo que podría haber precipitado la decisión de Baltar de comunicar que está dispuesto a abandonar el partido junto a un grupo de diputados. El presidente del PP de Ourense, que cuenta con el apoyo de varios alcaldes de la provincia, se ha dado una semana de plazo para tomar una decisión definitiva.

El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, responde en el Parlamento.
El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, responde en el Parlamento.EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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