Arqueología para el desarrollo

Han pasado 44 años desde que Enric Pla descubrió, en la Moleta dels Frares, el yacimiento arqueológico de la que se considera, entre otras cosas, la única ciudad romana existente entre Sagunto y Tortosa. Muchos años antes, en 1876, el catedrático de Medicina de la Universidad de Valencia, Nicolás Ferrer y Julve había recaudado una importante colección de monedas, que desveló la localización de esta nueva urbe. Ahora, el director de los últimos trabajos realizados en este punto de la localidad castellonense de Forcall, Ferran Arasa, quiere devolver al municipio el interés mostrado por unas piedras de las que los neófitos apenas pueden adivinar su importancia. Forcall es un municipio de menos de 500 habitantes, con un término que no abarca los 40 kilómetros cuadrados y ubicado a 720 metros sobre el nivel del mar, en la atractiva pero casi despoblada comarca de Els Ports. Para Arasa, la implicación del Ayuntamiento supone un "ejemplo" de responsabilidad municipal en la conservación del patrimonio arqueológico. Y no sólo porque el Consistorio ha apoyado, con sus limitados recursos económicos, la investigación, sino porque el respaldo se ha traducido también en un intento de seguir adelante y, como dice el arqueólogo lograr poner en valor el patrimonio hasta reportar un beneficio a la población. Para que los vecinos no vean un obstáculo en las piedras, sino un elemento que puede contribuir al desarrollo económico y cultural de la zona con posibilidades de mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

La manera está legislada: Un parque cultural. Una figura definida en la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, que puede aplicarse a la Moleta, según asegura Ferran Arasa, ya que el lugar concurren los valores arqueológicos, etnológicos y medioambientales que justifican su creación.

"El objetivo es que sea un complemento al desarrollo local, a través del turismo, mediante una oferta cultural que haga más atractiva la visita a la población", dice el arqueólogo. "Investigación y usos turísticos del patrimonio pueden ser compatibles con una presentación adecuada", añade. Así, el proyecto tendría como referente el conjunto del yacimiento alrededor del que se encuentran tradicionales masías y tierras que son testimonio de la vida rural junto a importantes muestras de vegetación autóctona. Sería necesaria la consolidación de las ruinas, la adecuación de los accesos, la preparación de itinerarios y paneles explicativos y la creación de un museo en el que se exhibieran las piezas encontradas durante las excavaciones y en el que se recrearía la vida de los antiguos habitantes de la Moleta.

El proyecto, claro, necesita inversión. Una "fuerte y prolongada" inversión, tal como la califica Ferran Arasa. Una cuantía que está tan lejos de las posibilidades del Ayuntamiento como Roma. Pero hay otras instituciones, entidades, mecenazgos, colectivos y empresarios que sí podrían ayudar a que la arqueología se convirtiera, por obra del turismo, en algo comprensible para la mayoría de la gente porque aportará beneficios para todos.