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La pareja de hecho se consolida como forma de convivencia entre los jóvenes

La mitad de los hombres y un tercio de las mujeres de 20 a 24 años conviven sin casarse

Convivir sin casarse es un hábito creciente, sobre todo entre los jóvenes. Casi la mitad de los hombres (48,9%) y más de un tercio de las mujeres (38,4%) entre 20 y 24 años que viven en pareja lo hacen sin pasar por el altar o el juzgado, a tenor del censo de 2001. En cambio, en 1995 la proporción era del 12,5% entre los varones y del 19,1% entre las mujeres de esa edad. "Los jóvenes empiezan por convivir. Se casan sobre todo cuando deciden tener hijos", asegura el profesor Gerardo Meil, experto en este fenómeno. De ahí que las bodas gocen de buena salud. Las uniones sin papeles no están reguladas en toda España y sólo cuando hay hijos se aplica la ley del divorcio, cuya modificación acaba de iniciar el Gobierno.

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Aunque el matrimonio es la forma de vida en común más frecuente en España (de los 9,5 millones de uniones, casi nueve millones son de casados), las parejas de hecho están en alza. Ascienden a 563.723 (el 5,9% del total), según los datos del censo de 2001 que ha difundido el Instituto Nacional de Estadística (INE). "Este modo de convivencia está en expansión en general, y de forma más marcada entre los jóvenes", afirma el profesor de Sociología Gerardo Meil (Universidad Autónoma de Madrid), autor de varios estudios sobre la convivencia en pareja.

"En 1985, sólo el 1,1% de las mujeres entre 20 y 49 años convivían sin casarse. En 1995 habían aumentado al 5,2% y ahora lo hace el 9%", detalla Meil. A partir de los 50 años, sólo el 1,98% de las mujeres y el 2,3% de los hombres que conviven lo hacen en unión de hecho. La cohabitación sin papeles aún carece de una regulación estatal, pese a las numerosas voces que la han pedido, como las de los abogados de familia. En cambio, existen normas diferentes en algunas comunidades autónomas. En caso de ruptura, si hay hijos, se aplica la normativa sobre divorcio, cuya reforma acaba de emprender el Gobierno a fin de agilizar ese proceso y suprimir la separación como paso previo obligatorio para la disolución del vínculo.

- Antes de los 20, más uniones. A tenor de los datos del INE, a mayor juventud, mayor incidencia de las parejas de hecho. Así, entre los 15 y los 19 años es la forma más frecuente de convivencia. Supera a los matrimonios, si bien el número de uniones es escaso (ver gráfico). Es el único tramo de edad en el que las uniones superan a las bodas.

- Peso creciente en veinteañeros. A partir de los 20 años, predominan las parejas casadas, pero las uniones sin papeles tienen un peso creciente. Ahora el 38,4% de las mujeres y el 48,9% de los hombres de entre 20 y 24 años que conviven lo hacen sin casarse. Sin embargo, en 1995 estaba en esa situación el 12,5% de los varones y el 19,1% de las mujeres, detalla Meil. La divergencia de datos en función del sexo se debe a la diferencia de edades entre las parejas. Por término medio, las mujeres suelen tener dos años y medio menos que su novio o marido, explica el experto.

De los 25 años en adelante se incrementa de forma ostensible el número de personas que vive en pareja, pero las uniones de hecho comienzan a perder relevancia. Desde esa edad hasta los 29 años, el 18,8% de las mujeres y el 24,3% de los hombres que cohabita lo hace sin casarse, según los datos obtenidos. La proporción se ha duplicado con creces desde 1995 (8,5% de las mujeres y 11,6% de los hombres que convivían no habían pasado por el juzgado o el altar).

- Declive en la treintena. A partir de los 30 años, la proporción de personas en unión de hecho declina (el 12,5% de los varones y el 10,2% de las mujeres entre 30 y 34 años que convive lo hace sin casarse). La proporción continúa en disminución según avanza la edad (ver gráfico). A partir de los 35 años hay más parejas de hecho en las que al menos uno de sus miembros ha estado casado que uniones en las que los dos permanecen solteros.

- De la unión a la boda. A juicio de Meil, los nuevos datos confirman que, de forma creciente, los jóvenes inician su convivencia sin papeles y que luego tienden a casarse. "Aunque son conscientes y aceptan que un matrimonio puede acabar en divorcio, se casan en busca de ciertas garantías para su proyecto de vida en común y para las inversiones económicas y afectivas que requiere, sobre todo si deciden tener hijos", afirma el experto. "Se tiene la idea de que el matrimonio es para toda la vida salvo que fracase. En cambio, la unión de hecho se percibe como algo más transitorio, que existe mientras funcione", añade. A Meil le sorprende la elevada proporción de jóvenes españoles que se casan sin que mantengan un periodo de convivencia previa, al revés de lo que ocurre en los países del norte y el centro de Europa. "Esto parece deberse más al retraso en la edad de emancipación, que reduce el tiempo apto para tener hijos, que a otros elementos como la influencia de la Iglesia católica", afirma.

- Bodas civiles en alza. El matrimonio religioso se mantiene como la forma de unión más habitual. "Sorprende el alto grado de matrimonio religioso dado el nivel de secularización de la sociedad española", sostiene Meil. A su juicio, ello puede deberse a la importancia del rito y de la tradición. "Mucha gente cree que si no se casa por la Iglesia no está bien casado", explica. Aún minoritarios, los matrimonios civiles ganan terreno. En 1995, el 22,48% de las bodas se celebró ante el juez. En 2002 fueron el 26,64%, según los datos recogidos por el INE.

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