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Las voladuras de una cantera de granito atemorizan a tres urbanizaciones de la sierra

Una explosión más fuerte de lo habitual rompió los cristales de las ventanas de las casas

A las 17.30 del martes 7 de septiembre, los vecinos de tres urbanizaciones de los pueblos de Valdemanco y La Cabrera -integradas por unos 60 chalés- escucharon una gran explosión. Sus casas temblaron, y la onda expansiva rompió cristales y lámparas en varias viviendas. El estallido, que se oyó a tres kilómetros de distancia, procedía de una cantera de granito, ubicada en el pueblo de Valdemanco. Los afectados denuncian que las voladuras se producen todas las semanas, aunque no de tanta magnitud, y que sus viviendas ya presentan grietas.

La cantera Isabel entró en funcionamiento hace siete años. Sus propietarios tienen una concesión desde 1997 hasta el año 2027 para explotar una cuadrícula minera de unas 30 hectáreas. Las urbanizaciones afectadas, dos pertenecen a La Cabrera (El Roble y La Solana) y una a Valdemanco (La Olla), se construyeron antes de que se abriera la explotación minera. Están situadas a una distancia de entre 50 y 600 metros de la cantera. Para sacar los bloques de granito, los operarios utilizan explosivos y mecha detonante.

"Todas las semanas sentimos el ruido de las voladuras y de las máquinas. Si tienes una cacerola en el fuego semitapada, se cierra por el movimiento que se transmite hasta las viviendas después de una explosión. Pero nunca había escuchado algo como lo del otro día. Yo salté del sillón", explica una vecina que vive a unos 50 metros de la cantera.

Luis Berrutti, un artista que vive a unos 200 metros de la cantera, recuerda cómo su vivienda se movió entera. "Cogí unos prismáticos y vi como una nube amarilla flotando por encima de la cantera. Pensaba que se había producido un accidente. El problema es que la onda expansiva también se transmite bajo tierra y puede llegar a dañar los cimientos de las viviendas". Berrutti asegura que son frecuentes pequeños movimientos sísmicos.

Piscinas rajadas

Otros residentes se quejan de que en sus viviendas han ido apareciendo grietas debido a las continuas explosiones. "Tenemos las piscinas rajadas, las barbacoas rotas, grietas en las casas... Las arreglas y vuelven a salir", afirma Paloma Martínez, vecina de una de las urbanizaciones.

Emilio Benítez señala varias rajas que recorren las paredes de su casa. "Aquí no se puede vivir. Cuando no es el ruido de las máquinas, son las voladuras. Mi mujer venía antes más, pero ahora ya no quiere ni aparecer por aquí".

El gerente de la cantera, Juan Antonio Carralón, no sale de su asombro. "Ese día se hizo una voladura con mecha detonante, no se utilizó ni un gramo de explosivo. Además, empleamos la misma carga que en otras ocasiones", asegura. Carralón piensa que quizá en el momento de la voladura se produjera una corriente de aire que hiciera que el ruido se escuchara más fuerte de lo que es habitual. "Lo que es verdad es que se oyó en Valdemanco, que está a tres kilómetros de distancia".

Carralón no entiende cómo se rompieron los cristales de las viviendas situadas a 500 metros, mientras que los coches de los trabajadores de la cantera no sufrieron ningún daño. "Comprendo que sea molesto tener una explotación tan cercana a las casas, y me ofrezco para explicar lo que hacemos. Porque no tengo nada que esconder". Al mismo tiempo, recuerda que si realmente se han producido esos desperfectos en las casas, existe un seguro que tomará nota de los daños y los arreglará.

El gerente aprovecha para recordar que tiene todos los permisos en regla. La Consejería de Economía e Innovación Tecnológica también informa de que la explotación cuenta con las autorizaciones necesarias para ejercer su trabajo. A pesar de ello, y después de lo sucedido, la Dirección General de Industria, Energía y Minas va a llevar a cabo un seguimiento con equipos de registro. Además, los técnicos comprobarán si son admisibles los niveles de sobrepresión aérea y las vibraciones terrestres que genera la cantera.

El alcalde de Valdemanco, José Luis Serrano, describe la voladura como "considerable". De momento, el Ayuntamiento no ha recibido una explicación oficial sobre cuál pudo ser la causa de la detonación. "Quizá se pasaron de carga, quizá fue el viento. Realmente no lo sabemos, se está investigando", explica el regidor.

Serrano recuerda también que la explotación minera es legal. "Las casas son las que están fuera de ordenación. Es verdad que pagan la contribución urbana, pero no solicitaron el permiso para construirlas".

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