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Reportaje:

Trabajar más horas para conservar el empleo

Inquietud sindical ante la tendencia europea a ampliar la jornada en nombre de la productividad

Gabriela Cañas

En Alemania, en el lander de Renania-Westfalia del Norte, se han firmado ya este año dos convenios colectivos en los que la jornada laboral semanal pasa de las 37,7 horas a las 40. No es la primera vez que empleados de una compañía acceden a perder derechos adquiridos. Lo nuevo del fenómeno es que la negociación se está llevando a cabo en empresas que están lejos de la quiebra. "Estos acuerdos están cambiando las relaciones en la industria alemana", dice el Observatorio Europeo del Empleo. "Hasta ahora, un aumento de la jornada sin compensación salarial sólo era posible en empresas en crisis y sólo para los trabajadores más cualificados".

La jornada laboral acordada por convenio, así como la jornada real que efectivamente cubren los trabajadores europeos, no ha hecho más que descender, salvo excepciones, en las dos últimas décadas. Eurostat, la oficina estadística europea, señala que la duración media de trabajo de los asalariados a tiempo completo ha disminuido incluso media hora entre 1997 y 2002 y la jornada de las 35 horas implantada por ley en Francia ha supuesto una reducción generalizada de los horarios que ahora, sin embargo, se debate permanentemente ante la amenaza de las fugas empresariales hacia el este. ¿Estamos asistiendo ahora al inicio del recorrido inverso? "Yo creo que no, que el fenómeno no está todavía generalizado, pero que es, ciertamente, una cuestión estratégica preocupante que está utilizando la patronal", dice Ronald Janssen, consejero de la Confederación Europea de Sindicatos.

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Los llamamientos a recorrer ese camino de vuelta son abundantes en los últimos meses y no sólo provienen de la patronal. "El retorno a las 40 horas semanales es inevitable, tanto para el sector público como para el privado", repite una y otra vez Laurens Jan Brinkhorst, ministro holandés de Asuntos Económicos. "Holanda necesita ampliar la jornada laboral para aumentar la productividad y mejorar el crecimiento económico". El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, también cree que en una economía globalizada hay sectores obligados a optar por ampliar las jornadas laborales.

Aunque las últimas previsiones económicas hablan ya de una clara recuperación de la economía europea, lo cierto es que el crecimiento económico y la productividad (por empleado) de Estados Unidos y Japón van siempre por delante. Sin embargo, la productividad por hora trabajada es mayor a este lado del Atlántico. En la República Checa, Finlandia, Grecia, Hungría, Irlanda y Eslovaquia la hora trabajada es más productiva que la estadounidense. Partiendo de esta base, la estrategia de prolongar los horarios no repercutiría en una mayor productividad por hora trabajada y no siempre conduce a una mayor productividad en términos absolutos.

Según el último informe trimestral del Observatorio Europeo del Empleo, en muchos países con largas jornadas laborales la productividad es menor, como es el caso de Letonia. La jornada laboral efectiva en ese país báltico es de 43,6 horas semanales, la más alta de la Unión Europea, y, sin embargo, su productividad está muy por debajo de la media europea. Sólo el Reino Unido (con 43,3 horas) le sigue de cerca, aunque en este caso la productividad por trabajador es muy similar a la estadounidense.

Diversos análisis señalan que hay una tendencia general y ya asentada en toda Europa a exigir horarios mucho más largos a los jóvenes ejecutivos y, por supuesto, a los directivos. Las jornadas laborales de los hombres son también más largas que las de las mujeres. El 17% de los asalariados frente al 12% de las asalariadas hacen horas suplementarias, la mayoría de ellas no remuneradas. Los cuadros superiores de la administración pública, los directivos del sector privado y los profesionales liberales son los que hacen más horas extras no pagadas.

Aunque todavía no hay estadísticas lo suficientemente actualizadas para verificar si este fenómeno de ampliar los horarios es general, lo cierto es que la Confederación Europea de Sindicatos prepara un informe sobre este asunto y tiene prevista para esta semana una reunión sobre el mismo. Mientras tanto, ya ha hecho un llamamiento para alertar contra la política de los empresarios y los mensajes "simplistas" de los políticos, que consideran mero oportunismo. "Fijar la jornada en las 40 horas no es lo que Europa necesita", claman los sindicatos.

"Los convenios que amplían los horarios pueden ser buenos para una empresa, pero no si se generalizan", explica Janssen, "porque con recortes de salarios habría más producción, pero disminuiría la demanda, como ocurre en Alemania". El otro efecto perverso de la ampliación de la jornada laboral es el desempleo, que sigue estable y a altos niveles en la Unión Europea en el 9,0%.

También esta semana próxima, la Comisión Europea presentará sus propuestas para modificar la directiva de ordenación de tiempo de trabajo. Bruselas pretende limitar enormemente la posibilidad de hacer excepciones a la norma básica europea que establece un máximo efectivo de 48 horas semanales. El país que más excepciones aplica e incluso firma con sus empleados es el Reino Unido. Tradicionalmente, es el país de mayor jornada laboral de Europa (ahora superada por Letonia) y los análisis de Bruselas demuestran la tendencia británica a extender aún más las jornadas interminables.

"Según los datos disponibles, aproximadamente 4 millones de personas, es decir, el 16% de la mano de obra, trabajan actualmente más de 48 horas semanales, mientras que, a comienzos de los años noventa, sólo lo hacían 3,3 millones", dice un informe de la Comisión. El Gobierno laborista de Tony Blair asegura que su sistema es crucial para mantener el crecimiento económico y el viceministro polaco de Trabajo, Piotr Kulpa, se ha apresurado a manifestarle públicamente su apoyo.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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