Un estudio alerta sobre la falta de seguridad de las redes inalámbricas
El 72% de las redes basadas en tecnología inalámbrica (wi fi) de la ciudad de Valencia no cuentan con los requisitos mínimos de seguridad, según un estudio presentado ayer por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Comunidad Valenciana. La principal aplicación de esta tecnología es el acceso a Internet y su uso, asegura el colegio, se ha extendido hasta alcanzar los 50 millones de usuarios en todo el mundo en sólo cuatro años.
Este rápido desarrollo ha implicado un crecimiento desordenado de las redes, opina el organismo. El colegio ha llegado a esta conclusión después de realizar un estudio en 200 redes del entorno de la calle de Colón de Valencia, una zona de alta actividad empresarial. 144 de ellas no tenían ningún sistema de seguridad, lo que significa, según Adolfo Montalvo, decano del colegio, que cualquier persona puede acceder a las mismas desde un ordenador personal. "Ese acceso va desde la utilización gratuita de Internet a otras cuestiones más preocupantes, como la posibilidad de que se puedan espiar los datos que manejan empresas o particulares".
El estudio llevado a cabo en Valencia forma parte de otro más amplio realizado por el Colegio Nacional de Ingenieros de Telecomunicaciones. Un análisis similar, basado en 700 redes de la ciudad de Madrid, reveló que el 68% de ellas planteaban la misma falta de protección ante potenciales intrusos.
De la oficina al hogar
Montalvo explica que la difusión de la tecnología wi fi se produjo en un primer momento en el mundo empresarial, debido a que presentaba una solución económica, que no necesita obras ni reformas, para la instalación de redes internas. La posibilidad de conectarse a Internet sin cables y con banda ancha favoreció más tarde su extensión en el ámbito doméstico. Montalvo destaca también el aumento de las aplicaciones en el sector público; acceso a la red en aeropuertos y estaciones de tren; iniciativas para llevar Internet a áreas rurales a las que no llegan los cables; su utilización como autoguías en museos y bibliotecas, o su creciente uso en el campo de los instrumentos médicos avanzados.
La advertencia del colegio de que la falta de una regulación adecuada de la tecnología puede derivar en riesgos de seguridad o incluso sanitarios -por el exceso de emisiones radioeléctricas de algunas redes particulares- tiene también una lectura corporativa: La petición de que en dicha regulación se prevea la necesidad de una revisión cualificada por parte de la Administración en combinación con profesionales, como son los colegiados. Montalvo lo explica así: "Si uno quiere comprar unos ladrillos para hacer la casa de su perro, nadie le va a poner ningún problema. Pero si lo que quiere es comprar ladrillos para construir su propia casa, la ley obliga a que cuente con el proyecto y la supervisión de un arquitecto".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.