Alejandro conquista Las Ventas
El artista cantó en una plaza repleta, donde sus seguidoras acamparon la noche anterior
Por la mañana, el coso madrileño de Las Ventas ya era tierra de mujeres, que acampaban desde la noche anterior para asegurarse los primeros puestos. Eran la avanzada, el primer centenar de chicas de las 24.000 que llenaron anoche la plaza de toros para ver la presentación madrileña de la gira No es lo mismo 2004 del cantante.
Por la tarde el clima se parecía más al de los minutos previos a un encierro. Ahí estaban las protagonistas, moviéndose nerviosas, ahogadas por la adrenalina de la inminente apertura de las puertas, que significaría el inicio de una carrera a toda velocidad. Aunque el escenario de Las Ventas justificaba en parte la metáfora taurina, el motivo del alboroto de esas horas definía una estética bien diferente a la de las corridas de feria. A las siete de la tarde, en lugar de toros bravos, la plaza estaba repleta de chicas con ropas ajustadas y multicolores, pero embarcadas, lo mismo que ellos, en una lucha hasta las últimas consecuencias. En este caso, la meta era lograr un lugar privilegiado en el concierto de Alejandro Sanz, el torero que con su música conquistó la plaza.Antes de que comenzara el concierto, el verdadero escenario estaba puertas afuera, y las protagonistas se organizaban pacientemente en filas, y pasaban el tiempo haciendo crucigramas, hablando por el móvil o conversando entre ellas.
Se veían sólo unas pocas figuras masculinas. Unos, novios que oficiaban de acompañantes. Los otros, según su propia definición, "oportunistas en busca de ligue". Como Manuel, de 17 años, que explicaba: "Aquí está lleno de mujeres con muchas horas por delante; son presas fáciles". Sin embargo, ellas no opinaban lo mismo. Según Lucía, de 16 años, es habitual que haya este tipo de "pesados". "Además, a mí el único hombre que me importa es Ale", aseguró entre las risas de sus amigas refiriéndose a Alejandro Sanz.
Aunque la escena podría ser representativa en otros conciertos, como el que dio la semana pasada en el mismo lugar David Bisbal, el público de Sanz parece haber crecido junto a él, de modo que las adolescentes, aunque eran mayoría a primera hora, no constituyeron el grueso de los espectadores que convocó anoche el cantante.
Vanesa, una sevillana de 24 años, pertenece a esa generación de admiradoras que ya han terminado la escuela pero que conservan aún su espíritu fanático. Llegó el día anterior desde Andalucía, y se quedará en Madrid para ver el segundo concierto, antes de volver a su ciudad natal y presenciar allí el cierre de la gira, que completará un conjunto de 21actuaciones en España y otras 39 en América.
De febrero a mayo de este año, el artista español con mayor repercusión mundial se presentó con éxito en países como México, Argentina, Brasil, Chile, Perú, Guatemala, Venezuela, Colombia, Puerto Rico y Estados Unidos, donde culminó su periplo trasatlántico con 15 conciertos.
Esperas interminables
El sol de la tarde y las frías horas de la madrugada habían dejado a varias espectadoras al borde del knock out incluso antes de que comenzara la presentación. "Después de pasar una noche a la intemperie, aún no estamos seguras de que las puertas se abrirán al mismo tiempo, así que no sabemos si todas tendremos las mismas oportunidades", se quejaba un grupo de chicas con ojeras y mal humor.
Sin embargo, todas se iluminaron al afirmar que "cualquier esfuerzo vale la pena para verlo". Todas ellas habían pagado entre 25 y 35 euros por cada entrada, y ése también es un esfuerzo que se ocuparon de destacar, haciendo el recuento de las privaciones a las que se habían sometido "para estar con Ale".
A las diez menos cuarto, en medio del delirio generalizado, las horas de espera y las inclemencias del tiempo habían sido olvidadas por completo. Después de una introducción instrumental, comenzaron a sonar los acordes de 12 - 8. Las pocas privilegiadas de las primeras filas vieron la sonrisa de Alejandro Sanz desde cerca. El resto, debió conformarse con verla reproducida en primer plano en las pantallas gigantes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.