Sin otro remedio

Quería informarles de que el viernes pasado los vecinos de la calle de Valverde (Madrid) y aledaños cortamos durante más de media hora la Gran Vía a la altura del edificio de Telefónica.

Aunque es una medida que ocasiona trastornos a otros vecinos madrileños, las autoridades municipales no nos han dejado más remedio. Queremos que se nos escuche y que se ponga remedio a una situación que cada vez es más insostenible para la convivencia pacífica de los vecinos y visitantes al centro.

Ya se imaginan cuál es la razón, los vecinos y comerciantes sufrimos las consecuencias de una degradación que es absolutamente intolerable: prostitución callejera, proxenetismo, drogas, suciedad, vómitos, orines, vandalismo...

¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo. Hostales y locales de dudosa legalidad que ejercen su actividad ante la pasividad o protección de las autoridades. Poca presencia policial cuando realmente se necesita; recordemos que solamente hay dos coches patrulla por la noche para el distrito Centro. Permisividad total ante actitudes vandálicas que se realizan en las calles.

Los vecinos de la calle de Valverde hemos agotado los caminos que nos recomiendan las autoridades. Se han interpuesto múltiples quejas y denuncias por escrito en la Junta Municipal de Centro y la única respuesta es una carta pidiendo paciencia y anunciando grandes planes cuya puesta en marcha no se aprecia por ninguna parte.

Que nadie se extrañe de la pobre imagen de Madrid en el exterior. La vida en el centro es muy difícil para aquellos que hemos apostado por vivir aquí. Con su intolerable dejadez, los poderes públicos la están consolidando como un enorme y creciente basurero humano.

Quizá sea porque se enorgullecen de que Madrid sea una ciudad sucia, ruidosa, insegura, poco humana y sin ninguna calidad de vida. Quizás haya personas que confunden la tolerancia y el progreso con la permisividad hacia aquellas personas que ejercen su violencia contra las libertades de los ciudadanos y degradan el espacio público.

Tal vez si a nuestros representantes municipales les interesasen más los ciudadanos que la foto en Madrid 2012 o el soterramiento de la M-30, las cosas cambiarían.