40.000 indígenas colombianos marchan en defensa de sus derechos
Los manifestantes exigen el fin de la violencia de los grupos armados
En un acto de resistencia civil, unos 40.000 indígenas colombianos del Cauca, departamento al sur del país, marchan desde hoy martes en una "minga [trabajo de la comunidad] por la vida, la justicia, la autonomía y la libertad". La protesta recorrerá unos sesenta kilómetros, de la principal vía que une el suroeste y el centro del país, y terminará el jueves en Cali, la tercera ciudad colombiana, en un congreso indígena y popular.
La lista de las peticiones de los manifestantes es larga: piden a los grupos armados que no los sigan matando y que respeten su autonomía. Al Gobierno le exigen la realización de un referéndum para que la población opine sobre la conveniencia o no del Tratado de Libre Comercio (TLC) que se negocia con EE UU, y exigen también que no les involucren en la guerra. Los indígenas aseguran que su marcha será pacífica y que su guardia cívica será la encargada de impedir que se infiltren guerrilleros y paramilitares.
El movimiento de resistencia civil de los indígenas del Cauca, departamento con mayor población nativa del país, es considerada como ejemplo de autonomía. Hace apenas una semana más de cien comuneros -como se llaman los integrantes del movimiento de resistencia-, armados con sus bastones de mando, lograron, con su presión, la liberación de cuatro de sus líderes, secuestrados por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En los últimos años, con música y bastones han impedido tomas guerrilleras, han expulsado a narcotraficantes de sus tierras.... han liberado a muchachos reclutados por los armados.
"Cualquier acción que ponga en riesgo nuestra cultura o nuestro territorio, llámese guerrilla, paramilitares, Estado o Iglesia, la rechazamos", le explicó, hace un tiempo, a este periódico el líder del Consejo Regional Indígena del Cauca, Gilberto Yagué. Y su enfrentamiento con el actual Gobierno ha sido duro. Se han opuesto a la instalación de batallones de alta montaña en su zona, a las redes de informantes y a los soldados campesinos, ejes de la política de seguridad democrática del presidente Uribe.
Este movimiento de resistencia, que se empezó a gestar hace 20 años, parte de la organización de la comunidad. En la base está la guardia cívica, uno de cada 10 habitantes. Un brazalete y un bastón de guayacán identifica a este cuerpo de seguridad que realiza rondas y avisa a las autoridades nativas cuando ven "algo raro".
El sueño de esta organización es construir un consejo territorial indígena, como lo permite la Constitución de 1991, y llegar a la autonomía plena en lo político, económico y social. Por eso, uno de los puntos de la marcha de tres días es protestar contra los cambios de la Carta Magna. Uribe, quien se reunió con ellos hace unos días para tratar de disuadirlos de una protesta que considera innecesaria, les aseguró que por la mente del Gobierno no ha pasado el reformar el artículo que da vida a los consejos territoriales indígenas. Uribe les advirtió de que la fuerza pública actuará si se "perturba la tranquilidad" o se bloquean las carreteras.
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