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Zapatero celebra hoy la vuelta al "núcleo de las decisiones europeas"

El presidente español recibe en La Moncloa a Chirac y Schröder

Desde la Constitución europea a las perspectivas financieras, pasando por Irak, Afganistán o la reforma de Naciones Unidas, toda la actualidad estará sobre la mesa cuando el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reciba hoy en La Moncloa al presidente Jacques Chirac y al canciller Gerhard Schröder para celebrar la primera cumbre de la nueva era de las relaciones entre España, Francia y Alemania.

Zapatero ha resumido así el valor del encuentro de hoy: "Prometí a los españoles que estaríamos en el núcleo de las decisiones europeas, y ya estamos".

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Más acá de su valor simbólico, que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha concretado en "el inicio de una buena amistad, como se decía en [la película] Casablanca", la primera cumbre tripartita hispano-franco-alemana producirá declaraciones de los líderes reunidos y un comunicado de prensa, junto a unas conclusiones de carácter interno, que recogerán instrucciones para que los funcionarios respectivos hagan un seguimiento de los temas tratados. Éstas no serán publicadas.

La cita ha despertado gran interés en un momento de la construcción europea sembrado de desconfianzas hacia eventuales intentos de formar ejes por los que algunos de los países más fuertes de la Unión se asegurarían el control de las decisiones de esta Europa de 25 Estados, cada vez más difícil de gobernar.

En este sentido, las autoridades españolas reiteran su determinación de trabajar estrechamente con los dos países que en plena posguerra encendieron los motores de la construcción europea, pero niegan que esto implique la entrada en ningún eje.

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"No nos gusta el término eje, creo que es un término que los europeos deberíamos erradicar. No nos gusta tampoco la terminología del directorio. Sí nos gusta estar junto a aquéllos que quieren construir Europa y tienen la capacidad de hacerlo. La reunión del lunes es muy importante para visualizar lo que es la nueva posición de España", declaró Moratinos la semana pasada.

Estrechar alianzas

Al margen del deseo de no incomodar a otros socios con los que Zapatero ha dicho que tratará de estrechar alianzas puntuales, sobre objetivos concretos, la incertidumbre sobre la organización estable de ese entendimiento básico con Francia y Alemania parece real. Ningún portavoz español se atreve a asegurar qué grado de continuidad tendrán estas cumbres y parece descartado que Zapatero vaya a estar presente cada vez que Chirac y Schröder se reúnan, como hacen habitualmente en vísperas de los Consejos Europeos para desbrozar y consensuar en lo posible los temas.

Pero los portavoces rechazan también que la cumbre de hoy sea un hito aislado, un premio puntual, de un solo pago, al gesto de Zapatero de finales de abril, cuando, en dos jornadas sucesivas, voló a Berlín y París para proclamar su deseo de cerrar la etapa de enfrentamientos protagonizada por José María Aznar. "Quiero", dijo entonces el presidente, "devolver a España al corazón de la construcción europea".

Habrá, pues, más reuniones de este nivel, en opinión de los rectores de la política exterior española, pero no se sabe con qué formato ni periodicidad. Puede que a ellas se incorporen otros países, como el Reino Unido o Polonia, que ya han sido llamados por Chirac y Schröder a citas previas.

La agenda de la entrevista de hoy está abierta, por principio y en la medida en que la política exterior común permite incorporar cualquier tema de actualidad. Hay, sin embargo, algunos puntos en los que han trabajado los preparadores del encuentro.

- Constitución europea. Los tres líderes harán un llamamiento a la participación ciudadana en la ratificación del texto constitucional aprobado en junio, precisamente gracias al cambio de posición por el que Zapatero dejó atrás las ventajas de voto logradas por Aznar en el Tratado de Niza y aceptó, sin condiciones, el sistema de doble mayoría.

En Francia empieza a manifestarse una fuerte oposición, desde un sector importante de los socialistas hasta la extrema derecha, a una Carta Magna que consagra una superioridad alemana, derivada de su mayor población. Schröder no puede someterla a referéndum sin reformar su propia ley fundamental. El Gobierno quiere que España sea el primer país que ratifique, a finales de febrero, la Constitución europea.

- Perspectivas financieras. España quiere que la cumbre diga algo sobre su aspiración a que los fondos que percibe de la Unión no desaparezcan drásticamente al ser desviados hacia los nuevos socios del Este. Los países más fuertes quieren reducir sus aportaciones a Bruselas. Alemania es el mayor contribuyente neto y España, el primer receptor absoluto de ayudas. Moratinos ha dicho que Madrid no aceptará pagar toda la ampliación y que propondrá un plan de reducción gradual de las ayudas, en las regiones condenadas a perderlas por la reducción de la renta media europea que acarreará la entrada de países más pobres. Alemania considera que esto le costaría más de14.000 millones al año y no está dispuesta. Es un tema fundamental, pero aún en ciernes, pues el plan que se discute no entrará en vigor hasta enero de 2007. Lo más que cabe esperar hoy es un compromiso de los líderes por explicar y entender sus respectivas posturas.

- Pacto de Estabilidad. La cumbre registrará un acuerdo total sobre este punto, ya que, si Francia y Alemania han pedido la flexibilización del pacto, el Gobierno español ha abandonado la rigidez interpretativa de la época de Aznar y ha declarado que acatará las reformas que proponga la Comisión Europea.

- Ampliación a Turquía. Éste es un punto de escaso acuerdo, pues España apoya el ingreso del gran país euroasiático en la UE, mientras que Francia se opone y Alemania plantea pegas.

- Seguridad y justicia. El Gobierno español tiene gran interés en seguir jugando un papel destacado en la promoción del llamado Espacio de Justicia y Seguridad Interior, y en la reactivación de los acuerdos de Tempere que pusieron las primeras bases para la cooperación policial y judicial antiterrorista en el marco de la UE.

El jefe de Estado francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, en Bruselas.
El jefe de Estado francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, en Bruselas.REUTERS

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