Los norteamericanos recuerdan en silencio a las víctimas de los atentados terroristas
Bush y Kerry suspenden la campaña electoral durante la conmemoración de los ataques
El tercer aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que mataron a casi tres mil personas tras el secuestro de cuatro aviones comerciales a cargo de 19 terroristas suicidas, se conmemoró ayer con silencio, oraciones y ceremonias en Nueva York, en Washington, en Pensilvania -donde se desplomó el vuelo 93 gracias al valor de los pasajeros- y en todo el país. En el marco de una campaña electoral para las presidenciales suspendida ayer, los estadounidenses conmemoraron el aniversario con más calma, pero no menos emoción, que en los años anteriores.
La mayoría cree que el conflicto de Irak es un frente en la guerra contra el terrorismo
En Nueva York, en la zona cero, se continuó la tradición de leer los nombres de los 2.749 muertos en voz alta. Esta vez estuvo a cargo de los padres y abuelos; el año pasado fueron niños. "Cada uno de los fallecidos era hijo o hija de alguien. No hay un término para describir la situación del padre que pierde a un hijo, porque no hay palabras para describir ese dolor", dijo el alcalde, Michael Bloomberg. En el fondo del solar en el que se levantaban las Torres Gemelas los familiares colocaban flores en la superficie del agua de los dos estanques que recuerdan las torres. Muchos llevaban fotos de los muertos y no pudieron evitar los sollozos y los abrazos, sobre todo porque éste es, probablemente, el último año en el que podrán descender hasta allí, dados los planes de reconstrucción. En cuatro momentos -a las 8.46 y a las 9.03, correspondientes a los dos impactos, y a las 9.59 y las 10.29, los dos derrumbamientos- se guardó silencio. Tras la puesta de sol y después de las ceremonias y los actos en diversos lugares de la ciudad, se proyectaron dos potentes haces de luz desde el lugar en el que se alzaban las torres.
En Washington, el presidente y el vicepresidente, acompañados de sus esposas -los cuatro, de luto- guardaron un momento de silencio en una ceremonia celebrada en el exterior de la Casa Blanca. Al otro lado del río Potomac, en el cementerio de Arlington y en una ceremonia a la que asistió el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se guardó otro minuto de silencio a las 9.37 en recuerdo de los 184 muertos del tercer avión que chocó contra el Pentágono. En Pensilvania, las campanas de todo el Estado recordaron cuando el cuarto avión -que se dirigía a Washington para golpear el Capitolio o la Casa Blanca- se precipitó sobre Shanksville, gracias a la revuelta de los pasajeros contra los cuatro terroristas que lo habían secuestrado.
Tanto George W. Bush como John Kerry -que atendió un servicio religioso en Boston- interrumpieron los actos de la campaña. El presidente emitió su mensaje radiofónico de los sábados en el Despacho Oval, rodeado de familiares de víctimas: "El tiempo ha pasado, pero los recuerdos no se borran", aseguró, para añadir, después de alabar el valor de las familias y el de los soldados en el frente: "No descansaremos hasta encontrar a los terroristas que planearon estos asesinatos contra nosotros". Kerry dijo que "aunque el 11-S fue nuestro peor día, sacó lo mejor que hay en nosotros, y debemos siempre recordar que sólo derrotaremos a los que quisieron destruirnos si permanecemos juntos en un país unido".
La tregua electoral ayudó a bajar la temperatura de los enfrentamientos. El viernes por la noche, Bush reaccionó a los ataques de Kerry sobre Irak y dijo en Ohio: "Mi adversario tiene más opiniones diferentes sobre el conflicto que todos sus colegas del Senado juntos", pero una cosa está clara, aseguró: "Si de él hubiera dependido, Sadam aún estaría en el poder y seguiría siendo una amenaza para la seguridad de EE UU". Kerry dijo en Misuri que Bush "trata de asustar a los norteamericanos".
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