_
_
_
_
Reportaje:AL SOL

Una costa a merced del viento

De Conil a Tarifa, ocho propuestas para todos los gustos en el litoral gaditano

Enormes y blancos molinillos. Los aerogeneradores puntean la costa gaditana, recogen el viento y lo convierten en megavatios. Aspas de hasta 30 metros de diámetro giran con la misma fuerza que hizo de Cádiz un destino poco deseable durante el boom turístico y preservó su naturaleza de desatinos en primera línea de playa.

Entre Conil y Tarifa, en la parte oriental de la Costa de la Luz (3.000 horas de sol anuales se merecen el nombre), sólo había hasta hace poco windsurfistas y búnkeres frente a la silueta africana. Hoy, las playas interminables se llenan de noctámbulos, familias

, artesanos de nuevo cuño, naturistas y jóvenes en busca del Caribe a las puertas de casa. Pero cuando barrunta levante, el viento vuelve a salirse con la suya y hay que pensar alternativas al plan de playa.

1 'Batucada' en Conil

Hace diez años, Conil era todavía un secreto turístico. Un pueblo blanco tirando a grande (19.000 habitantes), algún restaurante y playas kilométricas con un par de chiringuitos. Hoy, la extensión de sus arenales permite que la cuadruplicada población veraniega no quede toalla con toalla, y hay sitio para que jugadores de voley playa, aficionados a las palas y paseantes disfruten en armonía. Por la costa han surgido infinidad de chiringuitos con un nuevo talante, más Ibiza que pescaíto. En la cercana playa del Palmar, los modernos despiden al sol con batucadas y aplausos al ocaso. Y al caer la noche, de vuelta en el pueblo, los puestos hippies de las plazas, los restaurantes repletos y las riadas de jóvenes por las estrechas calles dan fe de que Conil se ha convertido en el núcleo urbano más animado de la zona.

2 Tras la muralla de Vejer

A 190 metros sobre el nivel del mar, a lomos de un cerro, Vejer mira sobre la costa. Declarada conjunto histórico artístico en 1976, la antigua villa está rodeada por una muralla sembrada de arcos de entrada y torres vigía. La herencia de cinco siglos de ocupación árabe se deja ver en los monumentos o al perderse por las sinuosas calles de este pueblo encaramado.

3 Las astillas de Trafalgar

El 21 de octubre de 1805, la armada británica, capitaneada hasta la muerte por Horatio Nelson, derrotó a las tropas franco-españolas frente a este tramo de la costa gaditana. Aún yacen aquí restos de los navíos hundidos a cañonazos, de cuyas astillas surgió un nuevo orden mundial regido por el Imperio Británico. Dos siglos después, alrededor del faro, construido en 1860, los excursionistas a caballo no pierden de vista el nítido perfil africano.

4 'Pescaíto' crudo en Los Caños

Lo llaman La Jaima aunque no haya ningún cartel en su fachada. La idea: evitar rótulos y dejar que la atmósfera del lugar haga que la gente se relaje. Bajo una tienda marroquí, sentada en pufs de cuero esparcidos sobre esterillas de paja, la clientela toma copas mirando la rojiza puesta del sol mientras escucha temas bien elegidos y variados, de Ute Lemper a Khaled. Mesas bajitas para cenas a base de comida japonesa bien elaborada por Tacaco Mogi: fresquísimo sushimi de atún de almadraba o un delicioso curry tailandés de mariscos por 12 euros. Hasta que dure el buen tiempo, La Jaima permanecerá abierta; después se trasladará a la enorme casa de cristal adyacente, que seguirá la misma filosofía, según asegura Alfonso Guerrero Gordon, dueño de ambos establecimientos: "No haremos una macrodiscoteca ni tampoco un sitio chill out. Queremos diversidad y que la gente esté a gusto".

5 Entre pinos y marismas

Delimitado al este por Los Caños de Meca y al oeste por Barbate, el parque natural de La Breña, uno de los seis de la provincia, se extiende por casi 4.000 hectáreas de paisaje plano enfrentado a las verticales de los acantilados y de las dos torres almenadas que en el siglo XVI mantenían a raya a los piratas berberiscos. De las marismas no sólo se extrae sal, también sirven de escala a las aves migratorias en sus idas y venidas. Los acantilados y las dunas móviles son territorio de plantas de barrón, enebros y pinos piñoneros que a finales del siglo XIX sirvieron para la repoblación y hoy ofrecen uno de los pocos ambientes umbríos de la zona.

6 La playa de los Alemanes

Los vecinos no se ponen de acuerdo. Unos cuentan que el nombre le viene a la playa porque, tras la II Guerra Mundial, altos mandos nazis huyeron a este rincón del mundo. Otros, que hace cuarenta años un grupo de potentados excursionistas alemanes llegó a caballo y compró a parcelas la zona, hasta entonces salvaje. Hoy, la playa de los Alemanes, pasado Zahara y Atlanterra, y también llamada de Agua Enmedio, es un prodigio de arena blanca y olas transparentes, al pie de una colina de casas de lujo. Encerrada entre una roca plana, la losa -ideal para coger mejillones-, y el faro de Camarinal, es ésta una playa pequeña y tranquila, dada la ausencia de chiringuitos y apartamentos en primera línea.

7 Las ruinas de Bolonia

Hace 23 siglos, en Bolonia vivían unas 2.000 personas. Hoy hay 123 vecinos censados. Las ruinas de Baelo Claudia atestiguan la época dorada de este asentamiento romano que vivió su máximo esplendor bajo el mandato del emperador Claudio. La antigua ciudad fue un importante puerto comercial. En su macellum (mercado) y tabernae (tiendas) se vendían productos de la factoría de salazones (curiosamente, lo mejor conservado) como el garum, la salsa típica romana a base de vísceras de pescado. Baelo tiene todos los elementos característicos de la urbe romana: templos, termas y un teatro. La excursión puede completarse con una visita a la cercana duna y un baño en la playa. Al final, hacia Punta Paloma, la roca caliza ofrece la posibilidad de hacer barro con el agua del mar para untarse la piel y el pelo con suavísimos resultados.

8 Kite-surf en Valdevaqueros

Cuando sopla poniente desde el mar, los amantes del kitesurf despliegan sus cometas, arman las tablas y emprenden vuelo sobre las olas en este s

pot ("donde hay que estar", en lenguaje surfero) de reflejos blancos cercano a Tarifa. Mientras tanto, los windsurfistas, hasta hace poco únicos peregrinos por estas aguas, esperan la fuerza del levante. Por suerte, cada modalidad exige sus vientos, y así se evitan roces. Para iniciarse con todas las precauciones en la nueva modalidad con cometa, mejor optar por la vecina playa de los Lances, donde abundan las escuelas de este nuevo deporte de riesgo.

La playa de Los Lances, cerca de Tarifa, es una de las preferidas para iniciarse en la modalidad del kite-surf.
La playa de Los Lances, cerca de Tarifa, es una de las preferidas para iniciarse en la modalidad del kite-surf.JOSÉ BIENVENIDO

GUÍA PRÁCTICA

Información

- Patronato de Turismo de Cádiz (956 80 70 61; www.cadizturismo.com).

- Turismo de Barbate (956 43 39 62;

www.aytobarbate.org).

- Oficina de turismo de Conil (956 44 05 01 y www.conilweb.org).

- Turismo de Tarifa (teléfono y fax, 956 68 09 93; www.tarifaweb.com).

- Turismo de Vejer (956 45 17 36).

- www.andalucia-web.net.

- www.juntadeandalucia.es.

- www.esp.andalucia.com/turismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_