En venta
Estoy en venta. ¡Ah!, y confieso de partida que todo lo que sigue no es autobombo, es pura y dura realidad, por mucho que me pese, pues la sombra del INEM siempre acecha. Estoy en venta, sí, como los yogures en el expositor del super, con fecha de caducidad. O me vendo en esta Vuelta o me echo a perder. Como los jamones en el secadero, es decir, esperando a que venga alguien y esté dispuesto a pagar mi precio para meterme después el cuchillo.
Recuerdo que en las clases de ética llegábamos muchas veces a la misma pregunta: ¿es verdad que todos tenemos un precio? Pues hombre, si hablamos de dar pedales, yo sí, yo tengo un precio. Yo y todos los que estamos aquí, pero a mí en realidad lo que me importa es el mío. Claro que todo es relativo, y más que de un precio podríamos hablar de una puja de partida; al final la venta es una subasta en la que el precio de partida sube o baja en función de infinitas variables, desde lo bien que le caigas al mánager concreto hasta lo que seas capaz de hacer sobre una bicicleta -muy importante- pasando por lo bien que cuentes los chistes en la cena -y si éstos son o no buenos, claro está-.
Hombre, yo aparte de andar rápido en bicicleta sé hacer otras cosas, pero me parece a mí que eso no lo tienen muy en cuenta. Por ejemplo, después de las etapas cojo mi ordenador para relajarme, comienzo a aporrear las teclas en combinaciones aleatorias y salen estos artículos. Algunos se dignan publicarlos, así que digo yo que será porque al final sale algo decente. Sé también hacer unos sandwiches de miedo -eso me dicen en casa-, y merluza al paillot, y alguna vez lo he intentado con el bacalao al pil-pil, pero eso ya se me atraganta un poco. También sé hacer más cosas, pero bien es cierto que no soy como algún hombre renacentista que aún queda vivo por ahí que sabe hacer de todo. Yo no, yo soy limitado, pero me muevo bien dentro de mis límites. Digamos en resumen que soy bastante versátil.
Así que ya saben, diríjanse a mí y háganme sus proposiciones, soy todo oídos. Y aprovechen ahora que el mercado está aún abierto, que lo traigo todo muy fresco, recién recogido de la huerta y que, fíjense bien, ¿pero han visto qué precios?... Vamos que ni regalado.
Pedro Horrillo es ciclista del equipo Quick Step.
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