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VIOLENCIA EN IRAK

Las ONG se debaten entre la retirada o la máxima discreción

"Somos los próximos en la lista, no mencionéis nuestro nombre", dice el portavoz de una ONG que trabaja en Irak. Tras el secuestro de las dos cooperantes italianas el martes, en pleno día y en su oficina de Bagdad, las organizaciones humanitarias que permanecen en el país se hacen discretas. Muchas han optado por retirarse. "Parece que la mayoría de las organizaciones internacionales se disponen a dejar el país", aseguró ayer en Bagdad Jean-Dominique Bunel, el coordinador de las ONG francesas. Un cooperante español, que por motivos de seguridad prefirió no identificarse, confirmó que se preparaban a salir "en días, lo antes posible".

La Cruz Roja española, aunque no tiene personal desplegado en Irak en este momento, no se plantea abandonar sus proyectos. "Tenemos un mandato, proyectos con nombres y números, no los podemos dejar", dice su portavoz, Miguel Ángel Rodríguez. Tres delegados españoles están a la espera de que la situación mejore para poder viajar. El organismo ya ha sido víctima del terrorismo el pasado octubre, cuando la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Bagdad fue atacada con un coche bomba, recuerda Rodríguez. "Nos planteamos entonces la retirada, pero decidimos seguir".

Medidas de seguridad

Desde el atentado, la base de operaciones se trasladó a Ammán, en Jordania, explica Antonella Notari, la portavoz del Comité en Ginebra. El CICR es un caso aparte, explica, ya que, como garante de las Convenciones de Ginebra, es el encargado de velar por las condiciones de detención de los presos. Pero, además, el organismo continúa en Irak con sus proyectos más esenciales, como, por ejemplo, el suministro de agua. Tuvieron, sin embargo, que aumentar las medidas de seguridad, lo que "limita nuestra labor", reconoce la portavoz.

El personal extranjero tiene su base en Ammán y viaja a Irak de forma puntual. "Prefiero no decir cuándo viajan, por razones de seguridad", dice Notari. La mayoría del trabajo sobre el terreno está ahora en manos del personal iraquí del CICR o de la Media Luna Roja iraquí. Y, como señala Miguel Ángel Rodríguez, han intentado reducir su visibilidad. El personal ya no viaja en los típicos vehículos de la Cruz Roja, ni tampoco lleva el uniforme del organismo o cualquier cosa que le identifique.

Otra importante organización que no piensa en la retirada es Médicos Sin Fronteras. La ONG lleva varias clínicas en el barrio bagdadí de Ciudad Sáder, donde emplea a unos 90 trabajadores, la mayoría iraquíes, explica la portavoz de la sección española, Amanda Sans. En este momento no tienen a ningún español en Irak. Juan Kindelán, el portavoz de la Fundación Promoción Social de la Cultura, asegura que van a terminar un proyecto de orfanato en Diwaniya y luego dejarán el país.

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