"El fracaso de una película es que pase desapercibida"
A Pablo Malo sólo le inquieta una cosa en vísperas de la inauguración del Festival Internacional de Cine de San Sebastián el 17 de septiembre; que dentro de unos meses alguién le pregunte: ¿Tu película ya se estrenó? Porque él se siente satisfecho tanto de la factura de Frío sol de invierno, un drama social con toques de cine negro, como de la interpretación de los actores.
Pregunta. ¿Siente miedo escénico?
Respuesta. Tengo una ligera inquietud, porque si las cosas salen bien, el festival puede ser una plataforma publicitaria extraordinaria. Ojalá nos pasase algo parecido a lo que sucedió con El bola [de Achero Mañas], que salió de Zabaltegi disparada. Estoy tranquilo, aunque siempre me ha impuesto respeto estar en San Sebastián, porque es el público al que yo le pongo cara.
P. O sea que teme más al público que a la crítica
R. Tengo curiosidad por ver lo que opina la gente. Más que nada, porque uno no hace cine para los amigos y la familia, sino intentando que lo vea el máximo número de personas. Mi miedo es que la película pase desapercibida, ese es el fracaso de una película, que nadie se entere de que ha existido.
P. Siempre dice que le obsesiona no aburrir. ¿Para usted el cine es puro entretenimiento o algo más?
R. Desde el aburrimiento es difícil contar algo; así ni transmites, ni provocas sensaciones. Las películas de cine muy sesudo de hace unos años no me convencen. Eso de darle al espectador todo masticado a lo mejor no es bueno, pero tampoco que el público lo tenga que poner todo de su parte. A eso se le llama pereza del realizador.
P. ¿Un buen guión es la tabla de salvación de una película de bajo presupuesto?
R. Seguramente sí. Sin él no es posible arrastrar a todo un equipo técnico, artístico y a la productora para sacarlo adelante. Nosotros conseguimos así la financiación [1,2 millones de euros] y el sí de Marisa Paredes a participar en Frío sol de invierno. Fue por eso, porque a mi no me conoce nadie. Me hubiese gustado disponer de más dinero para tener unas semanas más de rodaje... Pero lo que queríamos en la película está.
P. Usted asoma en un momento de crisis del cine español. ¿Qué le falta?
R. Historias que lleven a la gente a las salas, porque no podemos competir a otro nivel. Aquí los efectos especiales dan de sí lo que dan de sí y no tenemos un star system: los espectadores no van a ver las películas por un actor, diría que incluso van más por un director.
P. Si está en cartelera cuando deciden ir a verla...
R. Es otra de las cosas que echo en falta: el compromiso de los exhibidores para mantener películas de digestión lenta en cartelera. Muchas veces lees una crítica, te surge la curiosidad y sólo encuentras el filme en Madrid o en Barcelona. La gente acaba viéndolo en DVD y eso desmotiva al realizador porque supone no ya sólo tener que luchar contra un presupuesto y contra el cine norteamericano, sino también contra la posibilidad de que tu película pase sin que la gente se entere de que se estrenó.
P. Tiene ya el guión de su segunda ficción -una historia de suspense ambientada en un internado de niñas-, la idea de la tercera -película social sobre dos padres y dos hijos-. ¿Entra en sus planes hacer documentales?
R. Me da miedo porque es un género muy abierto a lo que ocurre en el momento... Y a mi me gusta controlarlo todo con un guión muy férreo. Supongo además que todavía no he encontrado un tema que me motive lo suficiente como para ponerme a ello. Me tira más la ficción.
P. O sea, que no entra en sus planes hacer una película sobre el País Vasco.
R. En estos momentos cualquier película sobre el País Vasco está condenada a que no guste a nadie, porque todavía no hay distancia. Siempre va a llevar un añadido de polémica, siempre habrá gente que piense que no está contado lo que se tiene que contar ni como se tiene que contar.
PERFIL
Pablo Malo (San Sebastián, 1965) sintió la llamada del cine tras realizar un curso en la casa de cultura Larrotxene de San Sebastián. Financió de su bolsillo el corto 'El ángel de marmol' y con ayuda institucional 'Jardines deshabitados'. Su primer largo, una historia sobre la soledad y la incomunicación protagonizado por Marisa Paredes y Unax Ugalde, compite por el premio Nuevos Directores en el 52º Festival de Cine donostiarra.
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