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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Datos para una reflexión

No hay derecho. Que el INE nos salude a los que nos incorporamos el miércoles último al trabajo con la publicación de la Contabilidad Nacional trimestral es una broma pesada. Uno no está ese día en condiciones de digerir los cientos de datos y números que contiene dicha estadística. Por supuesto, esta observación es una broma, pero no sé si por el síndrome posvacacional o porque los números cantan, a mí no me ha gustado un pelo la situación de la economía española que nos describen los datos contables.

Nuestra economía no marcha por buen camino. La recuperación se agota y el diferencial de crecimiento con Europa se reduce drásticamente (véase el gráfico derecho). No es que ello nos sorprenda, pues ya lo venimos advirtiendo desde hace bastante tiempo, pero es que la situación cada vez se parece más a un callejón sin salida, sin que nadie haga nada por cambiar de ruta. El problema fundamental es que llevamos mucho tiempo adormecidos, dedicando muchos de nuestros esfuerzos y recursos a actividades consuntivas y especulativas, lo que provoca una especie de euforia y creencia de que las cosas van bien, pero sin prestar atención a aquellos aspectos que determinan el potencial de crecimiento y constituyen el futuro económico a medio y largo plazo. El crecimiento de nuestra economía sigue fundamentado en un exceso de gasto poco o nada productivo por parte de las familias, a costa de ahorrar cada vez menos y de endeudarse cada vez más. A su vez, este endeudamiento está comprometiendo el ahorro futuro. Con ello, el grado de capitalización de la economía, que es la base del crecimiento de la productividad y de las rentas del futuro, no avanza, lo que augura un porvenir nada brillante a medio y largo plazo.

Los Presupuestos para 2005 deberían sentar las bases de un cambio de rumbo de nuestra economía

Además de ahorrar y capitalizar poco, este patrón de crecimiento nos está provocando pérdidas de competitividad constantes, ya que origina más inflación que la de nuestros competidores extranjeros, sin que ello pueda corregirse devaluando, como antaño, nuestra moneda. Mientras, dichos competidores nos están ganando la partida y cada vez más gasto interno se satisface con importaciones, que registran tasas de crecimiento como en los periodos de fuerte expansión. Ello no sería problema si también la demanda en los países extranjeros se satisficiera cada vez más con productos españoles, pero ello no es así: las importaciones crecen casi el doble que las exportaciones (véase el gráfico central). Sólo las dos terceras partes del crecimiento del gasto interno se traducen en crecimiento del PIB. La demanda interna aportó 3,9 puntos porcentuales al crecimiento del PIB en el segundo trimestre del año y el saldo exterior detrajo 1,3 puntos (véase el gráfico izquierdo). Es decir, nosotros gastamos y los demás producen, crean empleo y obtienen rentas, situación que no puede durar mucho.

La revisión a la baja que ha hecho el INE del crecimiento en el primer trimestre, las tendencias comentadas de nuestra economía, la escasa respuesta de las exportaciones a la expansión de la economía internacional, la mala campaña turística y el encarecimiento del petróleo obligan a revisar a la baja las previsiones del crecimiento del PIB para este año, que apenas sobrepasará el 2,5%. Igualmente va a ser muy difícil alcanzar el 3% el próximo año. Tenemos un nuevo Gobierno que está elaborando los Presupuestos Generales del Estado para 2005. Además de sociales, estos presupuestos deberían sentar las bases de un cambio de rumbo de nuestra economía.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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