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Reportaje:

¿El navegante, dividido?

Los indicios apuntan a que los restos de Colón reposaban en Sevilla y Santo Domingo

Margot Molina

La identificación de los huesos de Cristóbal Colón está resultando tan complicada cómo averiguar la ciudad en la que nació. Los historiadores apuntan hacia Génova, pero es algo que nadie ha podido probar. Más de medio siglo después de que se iniciaran las primeras investigaciones para determinar si los restos del almirante están en Santo Domingo (República Dominicana) o en la Catedral de Sevilla, los indicios apuntan a que todos tenían razón y que los fragmentos que se guardaban celosamente en la urna de Sevilla son una reliquia del almirante.

"Con los datos antropológicos que tenemos no podemos afirmar que los restos que están en Sevilla desde 1898 sean de Colón, pero tampoco negarlo", afirma Miguel Botella, director del laboratorio de Antropología Física de Granada y miembro del equipo que trabaja en la identificación de los restos del almirante desde junio de 2003. En opinión de Botella, que coordina la vertiente antropológica del análisis de los restos de Sevilla, parece que son una reliquia tomada del esqueleto que se conserva en Santo Domingo. Los restos son sólo fragmentos de 100 gramos mal conservados debido a la humedad.

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"Lo más probable es que los españoles, tras perder una parte de La Española en 1795 y ante el temor de una invasión por los ingleses, tomaran una reliquia de los huesos de Colón y que el resto haya permanecido en Santo Domingo. Hemos empleado una técnica novedosa que consiste en escanear en tres dimensiones los fragmentos de huesos con una precisión extraordinaria, de ocho milésimas de milímetro. Cuando nos autoricen a analizar los restos de la República Dominicana podremos comparar y comprobar si se trata del mismo individuo", asegura Botella.

El equipo de la Universidad de Granada se ha convertido en un centro de referencia internacional en este tipo de investigaciones. Dirigido por el director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, el equipo colabora en casos como los desaparecidos en Chile durante la dictadura de Pinochet. Los investigadores han analizado el ADN de los restos de Sevilla y lo han comparado con el ADN de su hijo Hernando y su hermano Diego.

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Para dilucidar dónde reposan los restos del almirante, el equipo ha partido de "100 gramos de huesos de un solo sujeto, varón, mayor de 50 años y menor de 70. Con musculatura poco desarrollada y sin patologías", según Botella, quien resalta que "lo que resulta peculiar es una marca de corte hecha con un cuchillo en un pequeño fragmento de mandíbula, que podría ser una marca de descarnamiento del cadáver". "Todos esos datos no nos permiten hablar de la identidad de los restos, pero no existe ningún indicio para asegurar que no se trata de Colón", añade el investigador.

Conocer dónde están los restos de Colón no es sencillo porque han seguido los avatares de la historia. Colón murió en 1506 en Valladolid. Tres años después, su nuera María de Toledo, esposa de Diego, decide trasladarlo al Monasterio de Santa María de Las Cuevas, en Sevilla (no estaba terminada la Catedral). La misma señora convence a Carlos V para que traslade los restos de su suegro a La Española (hoy Santo Domingo) y así pueda descansar junto a su hijo Diego. La exhumación se produce en 1536, según un cenotafio de La Cartuja. En 1795, España cede la mitad de la isla La Española a Francia. Entonces se ordena una nueva exhumación, para que los restos de tan ilustre hombre estén en suelo español, y son trasladados a Cuba. Allí permanecen hasta que España pierde la isla, en 1898, y las autoridades ordenan el traslado de los restos a la Catedral de Sevilla. Mientras tanto, en 1877, en unas obras en la catedral de Santo Domingo, aparece un cofre que dice albergar los restos de Cristóbal Colón y los investigadores españoles afirman entonces que se trata de un nieto del navegante.

La teoría de Botella es que cuando la corona española ordenó trasladar los restos en 1795, lo que se hizo fue tomar unas reliquias de distintas partes del esqueleto, que ya estaba desarticulado totalmente, y que el resto de lo que quedaba de Colón no se movió de La Española. "Cuando tengamos acceso a los restos de Santo Domingo, podremos comprobar si los pequeños fragmentos que se han conservado en Sevilla son los que le faltan a esos restos", concluye Botella.

Tanto Lorente como Botella aseguran que las afirmaciones de otro de los miembros del equipo, el historiador Marcial Castro, son "opiniones personales". El pasado 10 de agosto, Castro declaró a Efe que los restos de Sevilla no pertenecen a Colón. "Los restos de Sevilla son los de un varón grácil, que no desarrolló su musculatura y que murió con una edad aproximada de 45 años. Descripción que no se aproxima a la que se tiene de Colón como un varón robusto, musculoso y que cuando murió tenía entre 55 y 60 años", afirmó Castro. La respuesta, como siempre, en el ADN.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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