El noble escritor
Giuseppe Tomasi di Lampedusa pasó gran parte de su vida "prefiriendo no hacerlo". Sólo al final de sus días, este cultísimo noble siciliano se decidió a escribir en su casa destartalada de la Vía Butera en Palermo una novela sobre la isla italiana, inspirada por su bisabuelo y ambientada en el Risorgimento. El enorme éxito alcanzado por El Gatopardo, publicado póstumamente, hubiese puesto en serios apuros a su autor, tímido hasta parecer huraño. Tan fascinante como Don Fabrizio, el príncipe de Salina, protagonista de la novela que interpreta Burt Lancaster en la película de Visconti, es el propio Lampedusa, al que el británico David Gilmour dedicó una magnífica biografía, El último Gatopardo, que ahora reedita Siruela en su colección de bolsillo. Como en su trabajo sobre Kipling, publicado el año pasado en España por Seix Barral, Gilmour describe tanto al personaje como su época y su contexto político, en este caso, la Sicilia de la primera mitad del siglo XX, con sus nobles arruinados y el peso de su retraso social y económico, un territorio aislado en el que un viaje de 100 kilómetros podía llevar todo un día de camino.
EL ÚLTIMO GATOPARDO
Vida de Giuseppe di Lampedusa
David Gilmour
Traducción de Javier Lacruz
Madrid. Siruela, 2004
242 páginas. 13,50 euros
Gilmour recorrió el palacio abandonado de la familia Lampedusa en Palermo, bombardeado en 1943 y nunca reconstruido, donde encontró valiosos documentos, contó con todo el apoyo del hijo adoptivo del príncipe y consultó numerosas fuentes para construir el perfil de un personaje que vio cómo su mundo acababa de derrumbarse mientras rumiaba a lo largo de las décadas una novela de interminables lecturas. Su niñez, su experiencia en la primera y segunda guerras mundiales, su matrimonio con la noble letona de origen alemán Alessandra Wolff, en sus tiempos la mayor especialista en Freud de Italia, su inmensa cultura, sus viajes por la Europa de entreguerras o el proceso de gestación y publicación de El Gatopardo constituyen un relato apasionante para cualquiera que se haya dejado llevar por la prosa colorista, irónica y precisa del príncipe. Pero El último Gatopardo va más allá de Lampedusa, de Palermo, de Sicilia y de "esa clase que ni siquiera sabía hacer la suma de sus propios gastos y la resta de sus propias deudas" para convertirse en una investigación sobre el silencio y la literatura y sobre el insospechado éxito de una novela escrita por un excéntrico noble que, casi 50 años después de su publicación, no ha dejado de ser leída y debatida.
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