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OFENSIVA TERRORISTA CHECHENA | Asalto a un colegio

Los terroristas liberan a los primeros rehenes

Putin ordena a las fuerzas de seguridad rusas que no pongan en peligro la vida de los secuestrados

Pilar Bonet

El dramático secuestro de más de 300 personas, entre niños y adultos, en la ciudad de Beslán, en la república caucásica de Osetia del Norte, prosiguió ayer con dos signos positivos en el clima de incertidumbre general: 25 o 26 rehenes fueron liberados (entre ellos 13 niños, por lo menos) y no se registró ningún muerto, pese a que los secuestradores dispararon ráfagas ocasionales desde el edificio de la escuela donde se atrincheraron el miércoles. Desde distintas partes del mundo, países e instituciones islámicas incluidos, llovían las muestras de solidaridad con Rusia por los acontecimientos que mantienen en vilo al país. En Moscú, el presidente, Vladímir Putin, aseguró que lo principal era tratar de salvar la vida y la integridad de los rehenes.

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El presidente ruso indicó así que los cuerpos de seguridad andarán con más tiento que en octubre de 2002, cuando emplearon gases de trágicas consecuencias para poner fin al secuestro del teatro de Dubrovka, en Moscú.

"Todas las acciones de nuestras fuerzas, dedicadas a la liberación de los rehenes, serán subordinadas en exclusiva a esta tarea [salvar la vida y la integridad de los secuestrados]", dijo Putin, tras la entrevista que mantuvo ayer con el rey de Jordania, Abdalá II.

Preguntado si habría un asalto al edificio de la escuela, Valeri Andréiev, el jefe del Servicio Federal de Seguridad de Osetia del Norte, afirmó: "No hay alternativa al diálogo". "Debemos esperar un largo y tenso proceso de conversaciones", añadió. Putin,por su parte, aplazó ayer la visita que tenía previsto realizar a Turquía.

Los intentos de negociar con los terroristas fueron infructuosos a lo largo de la noche del miércoles y la mayor parte del jueves y ni siquiera el prestigioso médico Leonid Roshal, que tan buenos oficios desempeñó con los niños en el teatro de Moscú, consiguió ablandar a los secuestradores. La crisis del Dubrovka concluyó con una polémica operación de rescate que se cobró más de un centenar de muertos entre los rehenes, pero que el Kremlin calificó de exitosa, pues, según su versión, se evitaron víctimas mayores y ninguno de los terroristas escapó con vida.

El comando rechazó todos los ofrecimientos que se le hicieron, tales como disponer de un autobús para retirarse por un corredor de seguridad hacia las montañas de Chechenia. Tampoco aceptó que se le entregara comida y medicamentos o que se permitiera canjear a los niños por adultos. Por la noche, ante el temor a un asalto, los secuestradores dispararon dos granadas sin que se produjesen víctimas. Las autoridades negaron cualquier movimiento de tropas.

Entre las reivindicaciones del comando se cuentan la liberación de los guerrilleros que hicieron una incursión en Ingushetia el pasado mes de junio y la retirada de las tropas rusas de Chechenia.

La situación cambió cuando entró en escena el general Ruslán Aúshev, ex presidente de la república de Ingushetia y veterano de Afganistán, que se distinguió en el pasado por su capacidad para que el conflicto checheno no se contagiara a su república.

Gracias a Aúshev se consiguió ayer la liberación de 25 o 26 rehenes, entre ellos varios bebés. Los secuestradores, por lo visto, pertenecen a distintas comunidades caucásicas y, entre ellos, además de chechenos, habría ingushes y osetios, es decir, representantes de tres comunidades vecinas con algunas fricciones entre sí.

Putin, que calificó lo sucedido de "horrible", dijo que "esta acción puede romper el ya frágil equilibrio de relaciones entre las confesiones y las comunidades de la región". "Haremos todo lo que esté en nuestra mano para no permitir esta evolución de los acontecimientos", dijo. En un sentido algo parecido se expresó el doctor Roshal, según el cual un mal manejo de la crisis puede desatar una guerra en el Cáucaso del Norte. "En caso de un desenlace desfavorable, hay una amenaza de guerra aquí, en esta región tan explosiva, entre pueblos hermanos, y eso no se puede permitir", dijo el doctor, según el cual su interlocutor en el comando se definió a sí mismo como "montañés".

Este término general abarca a los pueblos del Cáucaso del Norte y no se limita sólo a los chechenos. En Grozni, la capital de Chechenia, unos 200 estudiantes se manifestaron en contra del secuestro.

Oficialmente, tras la liberación de los rehenes habrían quedado en la escuela 328 o 329 personas. Siete habrían perecido a manos de los rehenes durante el primer día, pero Aslán Kudzoyev, un maestro que logró escapar el miércoles por la noche, se refirió al fusilamiento de 15 por los terroristas.

Mientras tanto, el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, anuló las fiestas de la capital, que tradicionalmente se celebran el primer fin de semana de septiembre.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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