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El segundón Cheney suscita entusiasmo entre los delegados

Al grito de "¡cuatro años más!", miles de delegados e invitados de la Convención Nacional Republicana aclamaron el lunes por la noche la entrada del vicepresidente Dick Cheney en el Madison Square Garden.

El cálido apoyo mostrado durante la primera jornada de la fiesta republicana en Nueva York deja poco lugar a dudas sobre su futuro y hace augurar que Cheney seguirá siendo la mano derecha del presidente George W. Bush durante la batalla por las presidenciales de noviembre. Y ello a pesar de los rumores del año pasado, en los que se combinaban la preocupación por su salud, asuntos políticos -los reveses de los neoconservadores- y posiciones disonantes con el presidente y el ala dura del partido en asuntos sociales, tras la declaración de Cheney de que apoya el matrimonio homosexual.

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Dick Cheney deberá aceptar esta noche ante los 5.000 delegados que participan en la Convención Nacional Republicana su proclamación para un segundo mandato como vicepresidente de EE UU, junto a George Bush. El presidente sigue confiando en él para que le lleve los asuntos más importantes y delicados del Gobierno. No hay lugar para la improvisación en la poderosa maquinaria de la Casa Blanca, ni siquiera para las discrepancias. La polémica sobre los matrimonios homosexuales le sirve a la convención para demostrar que el partido es "una gran tienda de campaña" bajo la que caben distintas opiniones.

La idea es no perder ni un solo voto, aunque algunos se vean en un aprieto. Mark Walter, militante republicano homosexual de Pensilvania, participa en la convención con sentimientos divididos. "Estoy buscando la manera de votar por Cheney sin hacerlo por Bush", dice. En su opinión, "el presidente está siendo víctima de la derecha más religiosa, que nos deja poco lugar a los gays en el seno del partido".

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