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Las tropas de EE UU intensifican los ataques en el 'triángulo suní'

Las fuerzas de EE UU han intensificado los ataques en el llamado triángulo suní, controlado por la resistencia y donde aviones estadounidenses bombardean a diario la provincia de Al Anbar desde hace dos semanas. El continuo bombardeo sobre Faluya y la periferia de Ramadi, la capital de Al Anbar, fue tratado con carácter de urgencia en la reunión que el primer ministro iraquí, Ayad Alaui, mantuvo el sábado en Bagdad con las autoridades de la provincia. Faluya y Ramadi, así como la mayor parte de la provincia, están bajo el control de las milicias y los insurgentes, y desde la insurrección del pasado abril, las tropas de EE UU permanecen prácticamente confinadas en sus bases.

La mayoría de los iraquíes designados para gobernar la provincia han sido asesinados o renunciado, presionados por las amenazas de los insurgentes. En tres semanas, el Gobierno interino iraquí ha perdido en Al Anbar a tres importantes cargos: al jefe de la Guardia Nacional de Faluya, que fue decapitado; al gobernador, que renunció tras el secuestro de sus tres hijos, y al director de la Policía de Ramadi, que cambió de bando.

La llamada Brigada Faluya, integrada por soldados del antiguo Ejército iraquí, aunque armada y financiada por EE UU, se encuentra al borde de la disolución, después de que la mayoría de los soldados hayan desertado llevándose consigo las armas. La Brigada Faluya, compuesta por unos 2.000 efectivos, fue constituida tras la tregua pactada el pasado 10 de mayo tras los casi dos meses de enfrentamientos en los que murieron al menos 300 iraquíes y más de 1.200 resultaron heridos. "Quedan en activo unos 180 miembros de la brigada, el Gobierno decidirá en los próximos días si la disuelve", asegura el coronel Adnam Abdul Rahman, portavoz del Ministerio del Interior. A cambio de la retirada de las fuerzas de EE UU de Faluya, a la brigada le encomendaron las misiones de acabar con los combatientes extranjeros, y la de obligar a los insurgentes a entregar sus armas.

En Ramadi, la Guardia Nacional, con cerca de 2.900 miembros, se ha negado a realizar patrullas por la ciudad, en solitario o con los soldados estadounidenses. "No es la Guardia Nacional la que tiene que patrullar y efectuar detenciones, eso son misiones de la policía", apuntó el coronel Rahman. Al menos 140 soldados estadounidenses han muerto en la provincia de Al Anbar desde el comienzo la invasión.

Mientras, en Bagdad, se suspendieron ayer las negociaciones entre el Ejecutivo iraquí y el Ejército del Mahdi para lograr un alto el fuego en el barrio bagdadí de Ciudad Sáder, donde se libran intensos combates. Según informó la cadena Al Yazira, la suspensión "se debe al rechazo de los milicianos radicales a deponer sus armas".

En el sur del país, un oleoducto reventó tras un acto de sabotaje cometido por presuntos insurgentes, indicó la estatal Compañía de Petróleo del Sur. La explosión ocurrió a unos 30 kilómetros al sur de Basora, y por donde pasa el oleoducto que conecta los yacimientos de Zubeir 2 con los de Rumaila. El sabotaje de ayer sigue a los ocho del pasado jueves en distintos tramos de ese mismo oleoducto.

Y en la ciudad norteña de Mosul 37 civiles resultaron heridos en el fuego cruzado entre tropas de EE UU e insurgentes. Al menos dos rebeldes murieron, según fuentes militares.

Bomberos tratan de controlar el fuego en un oleoducto en Rumaila.
Bomberos tratan de controlar el fuego en un oleoducto en Rumaila.REUTERS

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