Un respiro para el 'touroperador' TUI
Las acciones del gigante europeo del turismo se recuperan, impulsadas por su posible venta
No se sabe qué hará Michael Frenzel, presidente de TUI, el próximo martes, a las cinco y media de la tarde, pero lo más probable es que, aliviado, se tome una copa. De estar en lo cierto los expertos, a esa hora se confirmará que su compañía -el mayor operador turístico de Europa- continuará en el DAX, el principal índice bursátil en Alemania. Frenzel ha batallado todo el verano para lograrlo y así poder afrontar mejor las apetencias que TUI ha despertado entre especuladores, inversores y competidores, entre ellos, supuestamente, también hoteleros españoles.
El 31 de agosto será el último día de cotización que se tendrá en cuenta para determinar si TUI permanecerá en el selecto grupo de los 30 principales valores alemanes que conforman el DAX. La decisión definitiva se tomará el viernes, pero todo indica que Frenzel se saldrá con la suya. La cotización ha remontado lo suficiente en las últimas semanas, y sólo un severo varapalo el lunes o el mismo martes podría poner en peligro la clasificación. La inclusión en el DAX es clave para TUI, porque, de lo contrario, muchos grandes inversores -siempre muy pendientes de los índices- se desprenderían de sus acciones, lo que acarrearía una posterior pérdida de valor.
Y eso es lo que Frenzel debe de evitar a toda costa. Pese a su condición de líder europeo, TUI ha acusado fuertemente en los últimos años el miedo a nuevos ataques terroristas, la escalada del precio del crudo, los altibajos de la economía internacional y el severo ajuste en el consumo privado alemán. Últimamente ha podido estabilizar sus cuentas e incluso ofrecer pronósticos bastante favorables para lo que resta del ejercicio, pero, aun así, ya se ha corrido la voz de su debilidad.
Primero, a finales de julio se supo que Morgan Stanley había tomado un 10,1% del capital. El banco de inversión no comunicó qué es lo que pretende hacer con este paquete accionarial, pero expertos financieros barajan dos hipótesis: o Morgan Stanley quiere hacerse con estos valores en nombre de fondos que especulan con una ulterior pérdida de valor de las acciones, o lo que pretende es preparar el terreno para el desembarco de un inversor que busque el control de la compañía.
Poco después surgieron especulaciones sobre el futuro del 31,3% que aún mantiene el WestLB en TUI. Este banco público regional, en pleno proceso de reestructuración, ya había comunicado el año pasado que está dispuesto a vender esta participación, y así lo volvió a reiterar hace una semana. Entre los eventuales interesados, en la prensa especializada se ha citado a varios fondos de inversión estadounidenses que estarían interesados no tanto en TUI, sino en su desguace (el grupo también es propietario de la rentable naviera Hapag-Lloyd).
Estos rumores pronto se vieron desplazados por otros que apuntaban al interés de los grupos hoteleros españoles Sol Meliá, NH Hoteles y, sobre todo, Barceló. Todos han negado que exista una oferta concreta, pero no todos los observadores se toman al pie de la letra estos desmentidos.
Grupos hoteleros españoles
En principio, tendría sentido para los hoteleros españoles hacerse con el mayor paquete accionarial del grupo turístico líder en Europa. De esta manera, podrían dirigir a sus hoteles a los viajeros. Con una lógica similar, Barceló compró en su día un 22% del operador británico de viajes First Choice.
Pero entrar en TUI es jugar en otra liga. Hacerse con más del 30% de TUI acarrearía tener que presentar también una oferta (OPA). Y comprar la totalidad de TUI no es barato: el viernes pasado valía unos 2.800 millones de euros. Sin embargo, habría otra opción, que ya ha sido insinuada por el WestLB: hacerse con un poco menos del 30% para evitar la OPA.
En Alemania se espera que la probable permanencia de TUI en el DAX aclare el panorama. Lo cierto es que los rumores han ayudado a impulsar la cotización lo suficiente como para evitar el descenso de la compañía a la segunda división bursátil.
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