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CÁMARA OCULTA | CINE
Columna
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Festivales con pasado

La semana que viene regresará el presente. El miércoles dará el pistoletazo de salida el festival de Venecia. Será el primero de la habitual otoñal oleada de festivales de cine que se avecina. Al de Venecia seguirá el gran mercado de Toronto y los españoles de San Sebastián, Valladolid, Sitges, Huelva, Gijón... En todos abundarán las películas de estreno, aunque luego no todas se estrenen en nuestras pantallas. Muchas agotarán en estos festivales el suspiro de su breve repercusión internacional.

No todo serán novedades. Raro es el festival que no aproveche la ocasión para echar una mirada al pasado. Lo hace hasta el todopoderoso Cannes: en mayo pasado recordó a Buster Keaton y rindió homenaje al cine brasileño, que celebraba el 40º aniversario de su ya histórico cinema novo.

Por su parte, Venecia va a dedicar una retrospectiva al cine italiano de serie B, que promete ser un curioso bazar de sorpresas. Toronto hará una retrospectiva de películas canadienses. San Sebastián revisará la obra de Anthony Mann y de Woody Allen, y Valladolid las de Amos Gitai y de Imanol Uribe, al que por cierto se dedicará un libro escrito por el director de fotografía Javier Aguirresarobe: apetecible curiosidad editorial. Sitges prepara un ciclo retrospectivo de películas sobre la Europa imaginaria... Y así, sucesivamente.

Está en auge la curiosidad por el cine de otras épocas. Aunque hay excepciones. En la presentación de los cortos de los alumnos de la madrileña Escuela de Cine, un estudiante imberbe opinó en público que el cine de verdad había comenzado en los años setenta y que hasta entonces, insistía el muy bruto, sólo se habían hecho tanteos que culminaron en esa década que él considera fundamental. Confiemos en que si hay justicia académica, este indocumentado alumno haya sido retirado del oficio. O que se le haga visionar cien veces, por ejemplo, la obra maestra de Murnau Amanecer, que acaba de ser editada en DVD. Y bien, con buena calidad e interesantes extras, lo que no es habitual. Igualmente lo han sido algunas obras fundamentales de la época expresionista alemana.

En una crónica anterior de este espacio se ha hablado ya de las tropelías que a menudo se cometen en las ediciones de películas en DVD. Perdón por la insistencia, pero a los consumidores se nos sigue timando. Entre otros ejemplos, la colección Clásicos del Cine Universal nos ofrece a precio de película remasterizada la joya muda de Eisenstein Octubre, cuya imagen borrosa y zumbido sonoro le hacen flaco favor. Hay que tener cuidado e insistir en el tema ya que, según ha augurado el crítico Jordi Costa en la Universidad de Valladolid, "el cine de autor va a desaparecer de las salas, que se reservarán para espectáculos tipo Troya, mientras que el cine independiente sólo podrá verse en DVD".

O en los festivales, mira por dónde. ¿En qué formato veremos entonces las películas de Almodóvar, a quien el festival de Nueva York dedica este año su homenaje? El suyo es un inclasificable cine de autor que triunfa en todo el mundo... Muy bien editado, por cierto, en DVD, al menos ¡Átame!, primer título de la exhaustiva colección que nos prometen.

La semana que viene, con el estreno de Mar adentro, de Amenábar, comenzará la temporada cinematográfica y podremos aparcar provisionalmente las desagradables sorpresas que nos brindan algunos desaprensivos comerciantes.

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