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VISTO / OÍDO
Columna
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Errores republicanos

"Pereció víctima de sus errores", dice de la República del 14 de abril Gregorio Peces Barba (ayer, aquí), tan respetado. Es una autopsia mala: murió asesinada, de muerte violenta; su enemigo fue el fascismo nacional e internacional, si no queremos olvidar las tropas, las armas y los aviones alemanes y los italianos. Sus errores fueron otros: el primero, respetar a sus enemigos, instalada sobre un presidente católico tradicional -Alcalá Zamora- y un Gobierno dominado por ministros de la derecha inteligente (no todos); otro, no establecer defensas contra quienes no aceptan una derrota en las urnas.

La colusión Iglesia-Estado, tan general en otras naciones, aquí forma parte de la propiedad del terreno: amos del solar de España. La religión implicada en el Estado fuerza la sumisión, es el arma mortífera para más allá de la muerte, con la idea del infierno: crear la idea de la eternidad, de la vida de más allá de la muerte, para utilizarla como castigo, es la canallada más fuerte de esta civilización, unido el castigo a la idea de obedecer al Estado; como ideología rezuma falsedad por todos sus poros, y como fuerza es la del Estado mismo. Otro error de la República fue el de continuar siendo burguesa y de orden antiguo: cuando brotó, lo que se da en llamar "España profunda", la campesina, creyó que era para ella, y no era verdad: no la iban a dejar.

La República creyó que podía pactar con la gran derecha tradicional, error continuo de sus políticos: con la derecha no se pacta, porque no cumple (lo advierto siempre). Tiene su moral propia: siendo dueña de un país conquistado varias veces por sus armas, cree que todo aquello que la puede desligar de su propiedad y de su herencia, de sus apellidos ganados en tantas guerras, de los moros a los rojos, es una traición; y que todo cuanto haga por recuperarlo es lícito. No entendió la República lo que pasaba. Y, cuando se sublevaron en toda su colusión, la República no dio armas al pueblo hasta después de que ellos hubieran tomado las grandes plazas. Quizá en esos días decisivos el golpe de Estado se hubiera podido barrer sin llegar a una guerra civil que se hubiera podido ganar. Pero ¿se puede decir que fueron errores "de la República"? No creo: la República fue víctima del sentido del orden burgués de sus prohombres. Pero sus aciertos fueron mayores que sus errores. Lo que queda de su espíritu hoy es republicano.

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