El enfrentamiento imposible
¿Podría la capacidad competitiva de Fernando Martín equilibrar sus desventajas con Gasol? ¿Es Navarro más fiable para el último tiro del partido que Epi? ¿Romay o Dueñas? ¿Garbajosa o Andrés Jiménez? ¿La pujanza defensiva de De la Fuente sería capaz de parar la casi infalible muñeca de Josep Maria Margall? ¿Recuerda algo Calderón a Corbalán? ¿Dirige mejor los partidos Mario Pesquera que Antonio Díaz Miguel?
¿Quién ganaría entre la España de Atenas y la que en Los Ángeles 84 consiguió la medalla de plata? Pero siendo las comparaciones odiosas, ante el fundamental choque del actual equipo contra Estados Unidos es inevitable echar la vista atrás y recordar a aquel conjunto que quitó el sueño a medio país durante un mágico verano.
A Fernando Martín se le salía el corazón del pecho. Gasol tiene el físico ideal y un talento inagotable
El equipo del 84 tenía más dosis de talento, pero Gasol igualaría mucho las cosas
Fueron dos semanas en las que el baloncesto se convirtió en el deporte de referencia, los jugadores allí presentes alcanzamos una notoriedad pública sin precedentes y la afición disfrutó hasta el punto de que su recuerdo ha permanecido intacto en el del tiempo, incluso agrandado durante la época oscura de este deporte en los años 90.
Muchas similitudes atesoran ambos equipos y sus trayectorias. Una columna vertebral con jugadores muy especiales, llámense Corbalán, Epi, Martín, Navarro o Gasol; madurez dentro de su juventud, años de juego y convivencia y un talante general de ganadores contrastado ya en competiciones como los Campeonatos de Europa o del mundo. Es imposible ponerlos juntos en la cancha, pero nada impide elucubrar sobre lo que podría pasar si se enfrentaran las dos mejores generaciones de la historia del baloncesto español.
- Corbalán-Calderón. A pesar de la excelente actuación del actual base titular, el primer emparejamiento cae del lado de los viejos. Corbalán ponía dirección, inteligencia, puntos y un liderazgo incuestionable incluso por encima del entrenador. La progresión de Calderón es destacable, pero en el otro lado encontramos un mito y un espejo en el que debería mirarse cualquier base que se precie.
- Solozábal-Comas. La segunda alternativa como organizador también presenta superioridad para los del 84. Solozábal era un gran pasador, impagable en el contraataque. Además, y como demostró en más de una ocasión, las manos del base barcelonista resultaban un destino muy recomendable para decidir un partido en el filo de la navaja.
- Epi-Navarro. Pasado contra presente tanto en la selección como en el Barça. Dos jugadores bandera e identificables como pocos. El talento natural de Navarro enfrentado con un profesional incansable que supo superar todas las dificultades. Epi era más fiable en su rendimiento, pero en imaginación y capacidad para hacer fácil lo difícil pocos como Navarro. Uno y otro, peces en el agua en los momentos extremos, cuando a otros no les llega la camisa al cuerpo. Han marcado diferencias desde su juventud, aunque a Navarro le falta un hervor. Ventaja para Epi.
- Josep Maria Margall-Carlos Jiménez. La mejor muñeca que se ha visto por estos lares frente a el jugador silencioso que parece que no hace nada y hace de casi todo. Puntos para Margall, rebotes y defensa para Carlos.
- Andrés Jiménez-Garbajosa. Andrés fue el precursor del 4 ágil y rápido, con buenos movimientos en el ataque e ideal para correr el contraataque de segunda línea. Garbajosa crece año tras año y supera a su hipotético rival en fortaleza y tiro exterior. Uno tiene lo que le falta al otro.
- Romay-Dueñas. Más alto el segundo, diferencia importante cuando hablamos del puesto de gigante. Mayor movilidad de Romay e igual capacidad de ambos para cargarse de faltas en un abrir y cerrar de ojos. El impacto de Romay era más constante. El de Dueñas, más contundente.
- Fernando Martín-Gasol. Ambiciosos, competitivos, líderes ejecutores. Martín no conocía el miedo. Su desventaja física la suplía con un corazón que se le salía del pecho. Pero esta vez tendría enfrente al que está llamado a ser el mejor jugador de la historia española. Un físico ideal al servicio de un talento inagotable. Todo indica que Gasol marcaría diferencias, pero seguro que Martín le haría sudar sangre. Superioridad para Gasol.
- De la Cruz-Felipe Reyes. Recambios para los pívots titulares. Agua y aceite. Imposibles de comparar. De la Cruz sacaba petróleo de su astucia. Reyes, de su constancia. Metiendo el cerebro de uno en el cuerpo del otro tendríamos una estrella.
- Díaz Miguel-Pesquera. Lo mejor que nos dejó Antonio Díaz Miguel fue su empecinamiento en convencernos de que éramos capaces de competir con intocables como Rusia o Yugoslavia. Mario Pesquera ha cogido el equipo con esa problemática resuelta y es más reposado en la dirección que Díaz Miguel, un volcán.
- Talento. El equipo del 84 atesoraba más dosis de talento específico para jugar al baloncesto, aunque Gasol y lo que significa igualaría mucho las cosas.
- Físico. Más fuerza, kilos y centímetros para los de ahora. Con ello, mayor presión defensiva, que podría tornarse decisiva.
- Talante. Magnífico en ambos casos. Dos equipos ganadores, ambiciosos, capaces de hacer de la victoria una religión.
- Reparto de poderes. Claro y conciso en los dos. Jerarquías definidas. Cada uno conoce su papel.
- Historial. El equipo de Los Ángeles ganó en su trienio mágico dos medallas de plata, una olímpica y otra europea, y fue cuarto en un Mundial. El de Atenas lleva un quinto puesto en un Mundial y una plata y un bronce en los últimos Europeos. Les separa el cajón olímpico y que, a diferencia de los del 84, sus triunfos no terminen a una edad temprana.
- ¿Quién ganaría? Lo siento. Pero para esta pregunta no hay respuesta posible.
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