Cultura de la queja
Me escribe el presidente del "Colectivo de Ciudadanos por una Prensa Formativa" para decirme de todo menos bonita. Dice que parece mentira que un periódico que tiene en su haber parte del mérito de establecimiento de las libertades en España ceda, así, a la ligera, una tribuna todos los meses de agosto a una señorita de no muchas luces y gracia (relativa) para que cuente la compraventa de su piso de la sierra. ¿A quién coño le interesa eso?, dice el presidente ya fuera de sí. Y dice el presidente que sólo me ha faltado contar a cuánto asciende la cantidad que le ofreció Evelio a mi santo para que mi santo accediera a deshacerse de la casa de marras. Dicho presidente, la verdad, me ha leído el pensamiento porque tenía pensado, como traca final, desvelarles a ustedes el último día de agosto cuántos papeles nos van a quedar (en plan neto) después de descontar los impuestos y los gastos de notaría, que todo eso corre desgraciadamente de nuestra cuenta, porque dice Evelio que eso lo paga el vendedor de toda la vida de Dios. Y por no discutir con ese animal... A mí (concretamente) me parecía que desvelar la cifra (que es una cifra cojonuda, de verdad, porque hemos vendido la casa que bendita sea la burbuja inmobiliaria) era una forma bonita de terminar este tinto de verano, pero vaya, viendo que hay colectivos a los que les molesta me reservo el dato. También dice el presidente del colectivo que la gota que colmó el vaso fue que hablara del reflejo prostático que afecta a los hombres por las noches porque dice dicho presidente que parece que yo estaba presumiendo, como hacen algunas mujeres ordinarias en las pescaderías, de las capacidades viriles de mi santo. Cuidadito, yo presumir no presumo. Yo sólo constato. A ver si lo que le pasa al presidente de dicho colectivo es que anda escaso de reflejos. Por cierto, que me ha escrito otro correo electrónico el secretario de la asociación progresista de urólogos para decirme que leyéndome se deduce que yo soy la típica escritora que sobrevalora la erección y que la erección es un mito que hay que desterrar, que un hombre puede desarrollar felizmente su sexualidad sin necesidad de tener el miembro erecto. Bravo por ese hombre (le he contestado), mientras no sea el mío... No quiero pensar mal, pero a ver si lo que le pasa a este secretario es lo mismo que le pasa al presidente. Para rematar, unos veterinarios de Teruel me mandan una postal de la plaza del Torico y me dicen que "por la forma en la que hablo de Chiquitín redundo en el estereotipo de la dueña pequeño-burguesa que compensa sus carencias afectivas con un animal al que trata como a un juguete". Realmente es que me han retratado estos veterinarios turolenses, pero tampoco veo que haya nada malo en tratar a Chiquitín como al rey de la casa. Y para colmo, dice mi amigo Rodríguez Rivero que ya no me vuelve a contar ningún secreto, que a resultas de citarle como fuente de ese rumor imparable de que hay una mujer de la cultura en España que tiene perrillo (ver artículo día 2) le han llamado de varios suplementos culturales para pedirle nombres, nombres. Lo que yo digo, no sé si hacerme tantos enemigos me compensa. Y lo que me dice Lorenzo Caprile, ay, calla, tonta, con lo bonito que es tener repercusión.
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