El Alt Empordà y la Selva, las comarcas más afectadas por la caída del turismo en Girona
El sector hotelero apuesta por reorientar su oferta a la búsqueda de la calidad
La temporada turística en las comarcas de Girona no arrancó con fuerza este verano. Pese a no ser alarmante, las cifras de ocupación han descendido paulatinamente desde hace tres temporadas. El sector sostiene que este año ya ha sido atípico de por sí y la llegada de la temporada veraniega ha terminado de confirmarlo. La ocupación turística en las comarcas de Girona durante los meses de junio y julio ha bajado, respecto al mismo periodo del año pasado, entre el 10% y el 15%. La ocupación media fue del 70%. La Selva y el Alt Empordà son las zonas más perjudicadas.
En el Alt Empordà, el descenso del turismo hasta agosto alcanzado en algunos municipios hasta el 25%, con una ocupación media que no ha pasado del 60%. Se trata de zonas que trabajan con operadores turísticos y paquetes organizados, uno de los subsectores que más ha acusado la recesión turística. Las previsiones señalan que agosto se cerrará con una ocupación media de entre el 80% y el 90%, con puntas del 95% en algunos lugares del Baix Empordà y en municipios como Lloret de Mar, donde los hoteles funcionan a pleno rendimiento desde hace tres fines de semana. Los turistas españoles, los únicos que mantienen una presencia fiel, permitirán salvar la temporada y maquillar las cifras. Aun así, "los turistas perdidos no se recuperan nunca", explica Martí Sabrià, gerente de la Asociación Costa Brava Centro. Por nacionalidades, se ha observado un fuerte descenso de alemanes, en menor medida de ingleses, un mantenimiento de franceses y un retraso en llegada de holandeses.
En la montaña, la situación no difiere mucho de la del litoral. La ocupación hotelera ha sido de algo más del 70% en julio. En la Cerdanya y la Garrotxa las cifras de ocupación han bajado el 8% y el 10%, respectivamente. Y las previsiones para este mes apuntan que se llenará el 80% de las plazas disponibles, indica Joan Llavería, secretario de la Asociación de Hostelería de la Cerdanya. En el Ripollès, ha caído tres puntos respecto al mismo periodo del año pasado.
Para los cámpings la situación no ha sido mejor. Las pernoctaciones han sido el 10% inferiores a las del año pasado, pero se confía en agosto y septiembre para igualar la temporada pasada.
El único subsector que no acusa este estancamiento de la demanda es el turismo rural. Julio ha sido flojo, pero en agosto la mayoría de casas rurales han colgado el cartel de completo. El reto de este sector, que agrupa a más de 350 casas en las comarcas de Girona, es mantenerse como una opción real durante todo el año. "No es cierto que sea sólo un producto de fin de semana y vacaciones, es una opción para todo el año", afirma Dolors Rovirola, de la Asociación de Turismo Rural de Girona.
Las causas del descenso generalizado son varias. Primero, la competencia de otros destinos fuera de la zona euro, con precios más competitivos: Croacia, Turquía y Túnez. Algunos profesionales relativizan la competencia de los países del Mediterráneo, ya que su capacidad es limitada y "no representan un volumen de oferta como la que pueda suponer España", apunta Francesc López, gerente del Patronato de Turismo Costa Brava-Girona.
La modificación de los hábitos turísticos es otro motivo. "La tendencia es hacer periodos de vacaciones más cortos y repartidos durante todo el año", dice López. La desestacionalización que ansiaban los hoteleros ha pillado desprevenidos a muchos. Otro motivo es la recesión económica de los principales países emisores -Alemania, Francia e Inglaterra- y el fortalecimiento del euro. Cuando las familias recortan gastos, primero las vacaciones.
Hacia la calidad
El sector ya hace tiempo que ha empezado a trabajar para frenar este descenso que se arrastra desde hace tres temporadas. "Hace ya tres años que el turismo venía bajando y nos estaba indicando que llegaríamos a esta curva descendente", afirma Lluís Fernández, de la Asociación de Hostelería del Alt Empordà. La recesión turística no es nueva y, pese a que no es alarmante, el sector coincide en calificar la situación de "preocupante". El secretario de la Asociación de Hostelería de la Cerdanya cree que lo alarmante sería que el descenso se repitiese en futuras temporadas.
La solución pasa por reorientar la oferta, "adaptarnos a la demanda y modernizar los establecimientos", explica el presidente de la Federación de Hotelería de Girona, Antonio Escudero. El objetivo del sector es orientar la oferta hacia un turismo de calidad y "no caer en la semana por 100 euros porque ya no podemos competir en precio con otros destinos; debemos especializarnos y ofrecer un buen servicio", añade. También el sector de los apartamentos se ha puesto las pilas tras un junio "desastroso", en el que la cifra de pernoctaciones fue 20 puntos inferior a la del año pasado, y un mes de julio no mucho mejor, con una caída del 12%. A nadie se le escapa que los vuelos de bajo coste no sólo han sido un revulsivo para el aeropuerto de Girona, sino para el sector turístico en general. "Tienen un efecto positivo porque ponen la Costa Brava al alcance de un nuevo tipo de cliente", afirma el gerente del Patronato de Turismo. Por el contrario, algunas voces apuntan que, aunque han traído más turistas, los vuelos de bajo coste también han tenido el efecto contrario, ya que ponen al alcance del turista nuevos destinos a precios asequibles.
Influencia del Año Dalí
El Año Dalí se ha dejado sentir en Figueres, donde ha tenido un impacto importante. No así en el resto de comarcas. La Federación de Hostelería de Girona explica que los turistas que llegan a la capital del Alt Empordà "son personas que están en Barcelona y se desplazan a Figueres un día, pero el Año Dalí no ha sido el motivo único para venir a pasar las vacaciones a la zona", apunta Antonio Escudero.
No piensa lo mismo Francesc López, del Patronato de Turismo. "El Año Dalí ha tenido un doble efecto, además de los turistas que han venido expresamente por este acontecimiento, los que ya se encontraban en la zona han aprovechado para visitar los espacios Dalí".
Más allá de estas apreciaciones, el Año Dalí ha permitido a la Costa Brava proyectarse como destino turístico cultural, superando la idea de sol y playa. Una repercusión que algunos profesionales creen que tendrá efecto más allá de 2004.
Los establecimientos hoteleros de la ciudad de Girona se han llenado a partir de la segunda quincena de julio gracias a los deportistas que han participado en los Mundiales de remo de Banyoles. Previamente, la ocupación había sido similar a la de la costa; es decir, floja. Pese a que Girona, gracias al tirón de su núcleo antiguo, es un destino cultural de primer orden, aún no se ha consolidado por sí sola. Así lo cree el presidente de la Asociación de Hostelería de Girona i Radial, Xavier Nicolazzi, quien considera que Girona va a remolque de la costa. "Es un destino cultural, pero aún no lo suficientemente importante como para llegar al 100% de ocupación", afirma Nicolazzi. Los hoteleros de la capital prevén cerrar el mes de agosto con el 90% de ocupación.
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