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El Santander suprimirá 3.000 empleos en Abbey si compra el banco británico

HBOS denunciará ante Bruselas el vínculo del grupo español con el Royal Bank of Scotland

El Grupo Santander eliminará de forma gradual hasta 3.000 empleos en el banco británico Abbey National, un 12% de la plantilla, cuando complete la compra de la entidad, para cumplir su objetivo de reducir costes en 450 millones de euros en tres años. Cada trabajador recibirá 100 acciones del banco español y mantendrá sus pensiones, según explicó ayer el presidente del Santander, Emilio Botín, a representantes sindicales del Abbey. El británico HBOS, que estudia una contraoferta, presentará una reclamación en Bruselas por los vínculos del Santander y el Royal Bank of Scotland.

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Emilio Botín respondió a las principales demandas de los empleados del Abbey en una reunión mantenida en Londres con los representantes sindicales del sexto banco británico, sobre el que mantiene una oferta de compra por valor de 13.400 millones de euros. "Fue un encuentro muy instructivo. Hemos recibido una serie de compromisos en las cuestiones que más inquietan a nuestros miembros", señaló Linda Rolph, secretaria general del sindicato ANGU, al término de la reunión, que se alargó durante más de una hora.

Botín y el equipo de directivos que viajaron a Londres se comprometieron a limitar la reducción de plantilla en unos 3.000 empleados de los 25.000 que trabajan en Abbey. Los despidos se producirán gradualmente en un plazo de tres años, hasta 2007, y con vistas, según el sindicato, a limitarlo al proceso natural de jubilaciones. Más importante desde el punto de vista de los empleados es el compromiso del Santander de mantener los fondos de pensiones a los empleados del Abbey en caso de que se materialice la absorción, cuya oferta actual expira el próximo marzo.

Además, cada empleado del banco británico recibirá 100 acciones del grupo español al cierre de la operación, que aún requiere de la aprobación de los accionistas y las autoridades de la competencia. Unos 15.000 trabajadores son accionistas de Abbey y el Santander debe aún descubrir la fórmula de hacer igualmente atractivos estos títulos que cotizan en la Bolsa de Madrid. Por lo pronto, ha anunciado que sus acciones se podrán canjear en las sucursales del futuro Abbey y actualmente estudia la posibilidad de entrar en la Bolsa de Londres. Por su parte, CC OO y UGT reclamaron al Santander que extienda a los trabajadores en España la entrega de 100 acciones.

En su visita a la capital británica, Botín hizo hincapié en el principal atractivo de la oferta de compra del Santander frente a los posibles interesados británicos. El Halifax Bank of Scotland (HBOS), entidad que contempla la viabilidad de una contraoferta por el Abbey, tendría que reducir unos 9.000 puestos de trabajo, según las proyecciones de la prensa británica. Ambas entidades tienen una larga trayectoria en el mercado hipotecario y sus respectivas redes de sucursales tienden a extenderse por las mismas calles y avenidas del Reino Unido.

Por otra parte, la entrada en la operación de Lloyds TSB, otro de los bancos en principio interesados en el Abbey, podría tropezar con problemas de competencia (en 2001, las autoridades ya bloquearon una iniciativa de este banco para absorber Abbey).

A la lista de posibles rivales hay que añadir el Royal Bank of Scotland, que estudia una posible contraoferta por Abbey. Se da la circunstancia de que este banco es socio del Santander. El HBOS tiene por ello la intención de presentar una queja ante la Comisión Europea por los vínculos entre el Santander y el Royal. El Santander tiene un 5% y dos consejeros en el Royal Bank of Scotland, mientras éste tiene un 2,8% y un consejero en el banco español.

"En el caso de que el SCH adquiera el Abbey, creemos que no sería saludable que los respectivos consejeros se sienten en los consejos del otro banco. Lo mínimo es que ese cruce de consejeros termine", dijo ayer un portavoz del HBOS.

Emilio Botín, poco antes de anunciar el acuerdo de compra de Abbey, en Londres el 26 de julio pasado.
Emilio Botín, poco antes de anunciar el acuerdo de compra de Abbey, en Londres el 26 de julio pasado.EFE

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