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España y Portugal se replantean el mercado ibérico eléctrico tras los retrasos

El proyecto, pactado en 2001, ha sobrepasado todas las fechas fijadas para su puesta en marcha

El ministro de Industria, José Montilla, y el ministro portugués de Asuntos Económicos, Álvaro Barreto, se reunirán la segunda semana de septiembre para volver a analizar la situación del nonato mercado ibérico eléctrico (Mibel). El proyecto para crear un gran mercado único de 53 millones de usuarios se firmó en 2001 por el anterior Gobierno del PP. Desde entonces, ha habido tres retrasos en su puesta en marcha. De la reunión se espera que salga un escenario más realista tanto en plazos como en objetivos. Están en juego 10.000 millones de euros en inversiones.

El proyecto nació en 2001. Se trataba de unir la isla energética que sigue siendo España con el mercado portugués, para ganar peso y constituir un espacio energético más amplio (el cuarto de Europa), con 53 millones de consumidores. Desde entonces, las fechas de entrada en funcionamiento -enero de 2003, 20 de abril de 2004, julio de 2004- se han ido sobrepasando sin que el Mibel haya echado a andar.

Uno de los múltiples informes elaborados por las eléctricas españolas describe así la situación: "Desde enero de 2004 no se han producido nuevos avances significativos a pesar de que la fecha prevista de inicio de las operaciones del mercado quedó establecida en el 20 de abril de 2004. De hecho, el convenio internacional no ha sido formalmente ratificado por el Parlamento español, como es requerido por todo tratado internacional, aunque se aplica provisionalmente a partir del 22 de abril de 2004".

El cambio de Gobierno en España, los diferentes ritmos de liberalización de los mercados energéticos de ambos países, la complejidad de los mecanismos a poner en marcha para unir los dos espacios y la permanencia del Estado portugués en el accionariado de EDP (en torno al 28% del capital), la gran empresa energética portuguesa que controla más del 70% del mercado luso, han retrasado el proyecto más allá de lo imaginable.

Los últimos movimientos realizados por EDP, absorbiendo los activos de Gas de Portugal (GDP) junto con la italiana ENI, se han interpretado en España, además, como un blindaje de posiciones ante la hipotética competencia de las empresas españolas.

En este clima, que ha enfriado la euforia con la que el anterior Gobierno del PP vendió el proyecto energético ibérico, los ministros Montilla y Barreto volverán a analizar la situación del gran plan, en el que sólo una cosa ha cambiado desde 2001: la cuarta eléctrica que opera en España es la portuguesa EDP, que controla más del 94% de la compañía asturiana Hidrocantábrico. En la parte española, tanto en las empresas como en diferentes ámbitos de la Administración, el Mibel se considera aún un proyecto inmaduro. Oficialmente, desde el Gobierno no hay valoración. Fuentes del ministerio que dirige Montilla se limitan a señalar que existe un compromiso internacional firmado y que España se atendrá a lo comprometido. Pero el clima general no es de entusiasmo. "Habrá que renegociarlo entero", afirma un alto cargo con responsabilidad en el sistema eléctrico español.

Y es que el proyecto que con tanta prisa negoció e impulsó el anterior Gobierno ha perdido fuelle. Fuentes comunitarias consultadas por este periódico admiten que en Bruselas siempre se pensó que el verdadero interés español estaba en el aumento de interconexiones con Francia a través de los Pirineos y, en un contexto de construcción del mercado energético europeo, no se entendían demasiado bien las prisas de la Administración española por construir el Mibel.

En cualquier caso, está en juego mucho dinero. El anterior responsable del Ministerio de Economía, Rodrigo Rato, describió en enero el gran proyecto ibérico (entonces ya retrasado) con el siguiente cuadro de cifras: generación de 260.000 millones de megavatios, que representan el 10% de la producción europea, cuarto mercado europeo por producción y quinto por consumo, con una facturación anual de entre 19.000 y 20.000 millones de euros. Las inversiones ascenderían, añadió, a 3.700 millones anuales de las empresas españolas y portuguesas, sumadas a las inversiones públicas en desarrollo de interconexiones, programadas en 10.000 millones, a fin de que el Mibel lograra su plena operatividad en enero de 2006.

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