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Reportaje:AIRE LIBRE

Veleros en la laguna interior

Paisaje lacustre en la ría de Aveiro y las dunas de San Jacinto

La portuguesa ría de Aveiro se enclava en el corazón de la Rota da Luz (Ruta de la Luz), una región litoral a mitad de camino entre Coimbra y Oporto, donde las aguas dulces del río Vouga han dado forma a una inmensa laguna interior con multitud de brazos inundados y separada del océano por la llamada Beira Litoral, una lengua de arena de 25 kilómetros de longitud. Un pequeño mundo marismeño protagonizado por la ciudad de Aveiro. Sus puentes y canales, los barcos moliceiros de velas blancas atracados frente a los palheiros (casas típicas del barrio de los pescadores), las pintorescas casonas de estilo art nouveau reflejadas en el agua, los dibujos marinos del pavimento de sus calles y los llamativos murales de azulejos de las fachadas señoriales bastan para asegurar que Aveiro es una de las localidades más bellas de Portugal.

Pero a esta hermosa ría atlántica se asoman otros pequeños pueblos, que también han compartido a lo largo de la historia un modo de vida basado en la pesca de la anguila, la recogida del molico (algas y limos utilizados como fertilizantes en los campos), la explotación de las salinas, y una agricultura y ganadería de subsistencia. Ílhavo, Murtosa, Estarreja y Ovar, junto con algunas pequeñas aldeas que las circundan, como Torreira, San Jacinto, Bico, Ribeira de Pardelhas, Vestida o Areínho, muestran todavía en sus muelles de atraque y en sus casas rurales los vestigios de la vieja cultura marismeña. Varios museos etnográficos, como los de Ílhavo, Murtosa y Ovar, y el Ecomuseo de la Sal de Aveiro reviven fielmente la forma de vida y el saber tradicional de los paisanos de la ría. Los curiosos y amantes de la navegación a vela no deben dejar de visitar en Pardilhó dos talleres de construcción artesanal de veleros moliceiros y saladeros, emblemas de la ría de Aveiro. En Ribeira de Pardelhas se encuentra otro pequeño taller naval en el que se reúnen y reparan sus bajeles los miembros de la Asociación de Amigos de la Ría y de los Barcos Moliceiros.

Coincidiendo con las fechas de las fiestas patronales de las distintas localidades, estas embarcaciones artesanales participan en coloridas regatas que se manifiestan como una de las actividades más singulares de la marisma. La ingeniería náutica tradicional y la pericia de las tripulaciones se ponen a disposición del viento; pero en estas carreras, además de estar en juego la destreza y velocidad de los veleros, también concursa la belleza de sus engalanadas proas, pintadas con dibujos de vivos colores. Un jurado premiará el barco mejor maqueado, al tiempo que el público se agolpa en las orillas para presenciar la competición. Mientras, la fiesta se anima con la banda municipal, el olor de las anguilas y sardinas asadas, y el pan de maíz que se prepara para rematar el acontecimiento.

Reserva ecológica

La amplia llanura aluvial que conforma este aguazal marino tiene, en la barra de arena que lo separa del mar, uno de sus enclaves naturales más peculiares. Con el nombre de San Jacinto, por su proximidad a la aldea homónima, y protegido como reserva ecológica, se extiende por la línea costera un complejo dunar de casi 700 hectáreas, donde se mezclan playas vírgenes, dunas móviles y fijas, apretados pinares y lagunas de agua dulce.

Un centro de interpretación al pie de la carretera, en las inmediaciones de la aldea, facilita información para conocer las características de este privilegiado ecosistema. Dentro del mundo animal, las aves son los inquilinos más habituales del paraje: es fácil observar al azor, al gavilán o a la paloma torcaz entre los extensos pinares, mientras en las lagunas dulces pescan las garzas y bucean los patos, y en las playas de dunas buscan su alimento limícolas, gaviotas y chorlitejos. Otra zona natural propicia para la observación de fauna y el deleite de sus paisajes es la que conforma el valle del río Vouga en su último tramo antes de entrar en contacto con la ría, entre las localidades de Eixo y Cacia. Se trata de un singular mosaico agrícola de campos de arroz y galerías ribereñas, poblado por un gran número de especies aladas y pequeños mamíferos.

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Barcos moliceiros de velas blancas en la ría de Aveiro, utilizados para recoger el molico, algas y limos fertilizantes.
Barcos moliceiros de velas blancas en la ría de Aveiro, utilizados para recoger el molico, algas y limos fertilizantes.PEDRO RETAMAR

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos

- Prefijo: 00 35 12 34.

- Población: 73.000 habitantes.

- Oficina de turismo: 42 36 80.

Cómo llegar

- Desde España, las rutas más directas para llegar a Aveiro son: por la N-620, procedente de Salamanca y Ciudad Rodrigo, para internarse en Portugal por la IP-5 con dirección a Guarda, Viseu y, por último, Aveiro; desde Vigo se puede llegar tomando la autovía A-55, que se convierte en A-3 IP-1 hasta Oporto, y luego por la A-1 IP-1 hasta la salida 7 de Aveiro.

Dormir

- Pousada da Ria (86 01 80). Bico do Muranzel. San Jacinto-Murtosa. Situada sobre el istmo de arena de la Beira Litoral, con vistas a la lámina de agua de la ría. Habitación doble, 130 euros.

- Mercure Aveiro (40 44 00). Rua Luís Gomes de Carvalho, 23. Aveiro. Caserío de estilos colonial y art nouveau, con un exuberante jardín repleto de palmeras, lilos y rosales.

Habitación doble, 62 euros.

Comer

- Sal Poente (38 26 74). Canal de San Roque, 38. Aveiro. Pescados. Precio medio, 40 euros.

- O Tasco do Tio Alberto (83 12 20). Beco dos Ceboloes. Torreira-Murtosa. Típico mesón portuario. Precio medio, 25 euros.

- Xávega (83 89 43). Travessa das Xávegas. Torreira-Murtosa.

Cocina local. Precio medio, 20 euros.

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