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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Cadaqués recupera el Dalí americano

Una galería exhibe fotografías de Eric Schaal que documentan el pabellón 'El sueño de Venus' que diseñó el artista para la Exposición Universal de Nueva York de 1939 y también retratos del genio catalán inéditos en España.

Una enorme tela con un fragmento de El gran masturbador sobre la fachada del Casino celebra este verano en Cadaqués el Año Dalí. A pocos metros, en la playa, alguien le robó hace meses el bastón a la estatua del artista, lo que, afortunadamente, le aporta un toque irónico a la antisurrealista escultura de bronce. Y por si no había quedado clara la influencia que el paisaje de Cadaqués tuvo en la pintura de Dalí, el Ayuntamiento ha situado en diferentes espacios del pueblo atriles con reproducciones de pinturas -algunas también desaparecidas- que muestran al visitante cómo el paisaje pintado es el mismo que aún se puede ver en directo. Pero entre las numerosas e interesantes exposiciones, además de otras muchas actividades, que se han organizado este año en Cadaqués con motivo del centenario de su vecino más conocido, destaca la que presenta hasta el 2 de septiembre la galería Cadaqués Dos. Reúne unas 60 fotografías de Dalí y sus obras realizadas por Eric Schaal (Múnich, 1905-Zúrich, 1994), un excelente fotoperiodista alemán que en 1936 emigró a Estados Unidos, en donde trabajó para agencias fotográficas y también para revistas como Life o Time.

Algunas eran conocidas, ya que una buena parte de la muestra, unas 45 imágenes, documentan el proceso de realización del pabellón El sueño de Venus que diseñó Dalí para la Exposición Universal de Nueva York de 1939, pero hay otra parte que se mantenía inédita, especialmente diversos retratos del artista realizados entre 1939 y 1942. En algunos, muy divertidos y poco vistos, aparece posando como si de un galán de cine se tratara; en otros, se le muestra durante el montaje del pabellón, con barba de algunos días y trabajando al parecer de forma febril, si bien no faltan los especialistas que afirman que seguramente se trataba también de una pose, dado el precoz y total control que parecía tener Dalí de su propia imagen. Hay casos evidentes en los que está claro que la autoría es compartida, ya que el artista ha indicado exactamente al fotógrafo la imagen que buscaba -como en las que realizó Schaal para el collage Lo que Dalí piensa (1942), algunas de las cuales nunca habían sido positivadas de forma autónoma-, pero también las hay en las que Schaal parece haber captado la instantánea improvisada, como la que muestra al artista y a Gala en un colmado de Hampton Manor (Virginia) en 1941 durante la larga estancia de la pareja en la casa de la mecenas Caresse Crosby, que le sirvió para escribir su famosa autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí.

Las obras, en su mayoría tirajes de época en edición limitada de una o dos copias según los casos, están a la venta con precios que oscilan entre los 2.400 y los 4.000 euros, y la galería Cadaqués Dos, que dirige Huc Malla, siguiendo la estela de la famosa galería Cadaqués que pilotó durante tres décadas Lanfranco Bombelli, las presenta en exclusiva en España. Para ello ha contado con la colaboración de la neoyorquina galería Jan van der Donk (www.avantgardes.com), que gestiona los derechos del archivo de Schaal y que ya presentó la muestra en Nueva York en 2000.

Jan van der Donk conoció el trabajo de Schaal a raíz del catálogo (publicado por Weidle) de una exposición retrospectiva sobre el fotógrafo organizada en 1998 por varias bibliotecas alemanas y en la que, además de imágenes de Dalí, pueden verse también los magníficos retratos que realizó Schaal de figuras como Otto Dix, Céline, Chaplin, William Faulkner, Einstein, Heidegger, Nabokov, Somerset Maugham o Stravinski. Debía tener algo de mitómano porque, indica Van der Donk, "Schaal coleccionaba autógrafos y pensaba que junto al retrato eran una buena manera de conocer a estos grandes personajes". "De hecho", añade, "Schaal no tenía pretensiones artísticas y se consideraba 'un artesano' que buscaba, esto sí, reflejar en sus retratos la personalidad y el entorno de los mitos que ponía delante de su objetivo".

Por lo visto, congenió con Dalí, con el que mantuvo el contacto y la amistad, pero, según Malla, no hay constancia de que visitara nunca al artista en Cadaqués ni de que el contacto se extendiera más allá de la etapa americana del pintor. De hecho, poco se sabía de Schaal hasta que empezó a ser valorado a raíz de la recuperación de las fotografías en las que documentó el pabellón El sueño de Venus que ideó Dalí para la Exposición Universal de Nueva York de 1939. Parte de estas imágenes pudieron verse en España en 1999, a raíz de la exposición monográfica sobre este pabellón que organizó en Figueres la Fundación Gala-Dalí -que tiene en su poder un conjunto de fotografías de época de Schaal- en colaboración con la Fundación La Caixa. Una parte se exhibe también en Dalí. Cultura de masas, que actualmente puede verse en el Museo Nacional Reina Sofia de Madrid. Schaal realizó unas 72 fotografías en blanco y negro de este pabellón surrealista -un trabajo comercial destinado al entretenimiento que estaba financiado por un empresario del caucho- que dejó un amargo sabor de boca al artista. Pero, pese a que la fotografía en color hacia poco que se había comercializado, Schaal la utilizó también para documentar esta obra de la que se guardan unas 70 diapositivas en color que permiten descubrir nuevos matices sobre la obra. Huc Malla y Jan van der Donk confían en que la serie dedicada al pabellón acabará interesando a alguna institución museística española porque, afirman, "no tendría sentido desperdigarlas, sino que lo lógico es que se conserven todas juntas". Con todo, el galerista de Nueva York, que gestiona también los negativos, no descarta realizar otras copias sólo para exposición dada la demanda de muestras sobre este trabajo que ha recibido y, en el caso de algunos negativos inéditos planea también hacer tirajes limitados en ediciones de lujo.

Sea como sea, de lo que no hay duda es de que Dalí, más allá de su pintura, consiguió convertir su propia imagen en una marca, un activo o un atractivo que explica la abundancia de exposiciones fotográficas que se multiplican durante la celebración del centenario. En ellas se muestran tanto sus facetas más íntimas -como las del álbum familiar de Arturo Caminada, su chófer y persona más próxima a lo largo de 40 años, que se presenta en la Sala Meifrèn del Casino de Cadaqués hasta enero de 2005- hasta las de fotógrafos profesionales como Tony Keller, Enric Sabater o Català Roca, para citar algunos, que itineran en varias poblaciones catalanas.

Salvador Dalí y Gala en un colmado de Hampton Manor (Virginia, Estados Unidos) en 1941.
Salvador Dalí y Gala en un colmado de Hampton Manor (Virginia, Estados Unidos) en 1941.ERIC SCHAAL
Dalí en 1939 durante el montaje del pabellón <i>El sueño de Venus.</i>
Dalí en 1939 durante el montaje del pabellón El sueño de Venus.ERIC SCHAAL

Los labios de Mae West como recuerdo

Pendientes, cojines, velas, joyas, colgantes, llaveros o pisapapeles, todos con el mismo motivo: los labios de Mae West. Dalí los convirtió en sofá a mediados de los años treinta y después retomó la idea en la famosa habitación en forma de cara de su teatro-museo de Figueres. Los numerosos visitantes de este centro se los rifan para llevarlos como recuerdo -entre enero y julio se han vendido 8.500 labios antiestrés de Mae West-, pese a que tienen para elegir entre los más de mil productos distintos relacionados con el artista. En una de sus seis tiendas, situada ésta estratégicamente a la salida del museo de Figueras -se calcula que un 40% de los visitantes realiza alguna compra-, pueden encontrarse 30 modelos distintos de camisetas, además de libros, joyas, toallas, puzzles, muñecos, objetos decorativos, lápices (unos muy largos y blandos han hecho furor entre los escolares), imanes, corbatas y casi cualquier cosa que uno pueda imaginarse. Los precios oscilan entre los 0,95 euros de una postal y los 150 euros de una joya. Unos 35 productos se han diseñado para el centenario utilizando sólo el logotipo del ojo del Año Dalí. Todos ellos indican en su etiqueta al menos el título de la obra que se reproduce, y algunos añaden una pequeña explicación. "Nuestro objetivo es tanto generar ingresos para el museo como divulgar la obra", aclara el gerente de la fundación, Josep María Sevillano, que destaca que lo más vendido con diferencia siguen siendo los productos editoriales -en 2003 se vendieron 45.000 guías de los museos-, aunque confía en el desarrollo futuro de la marca Dalí. La mercadotecnia generó unos 2,5 millones de euros en 2003, pero esta cantidad supone sólo el 35% de los ingresos de la entidad, que en su mayor parte se nutre de las entradas.

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