Amor en la asfixia
En la primera página hay una tortuga que excava su nido y con un ojo mira hacia el mar y con otro al chico tumbado en la arena de una playa donde ya no hay pescadores. Unas páginas después, una muchacha recupera la historia de una emperatriz china que descubrió la maravilla del gusano que teje el hilo de seda. Y está el moral donde un padre, el de la chica que recobra a la emperatriz Hsi Ling-Shih, se subió en una ocasión para esconder una pena y un secreto. Todo esto sucede en Karachi, Pakistán, y estás leyendo y todavía crees que te encaminas por el territorio de una novela que hilvanará secuencias de un lugar y unas costumbres que desconoces, cuando al poco, en un avión procedente de Nueva York viaja un muchacho que quiere ser periodista y que regresa a Karachi, el territorio de su infancia. Un instante de su niñez es cuando su padre se tumbó sobre la colcha del mar mientras él contemplaba el balanceo en el agua de la caperuza púrpura de un caracol. Antes de salir de Nueva York, un amigo le ha dicho: "Volver a casa significa hacer frente al hecho de que has cambiado".
INTRUSOS
Uzma Aslam Khan
Traducción de Cecilia Ceriani
Alfaguara. Madrid, 2004
184 páginas. 18,25 euros
Quien regresa se llama
Daanish,
y la chica cuyo padre se subió al moral tiene el nombre de Dia. En Intrusos, de Uzma Aslam Khan, se cuenta la historia del encuentro de ellos dos. Del encuentro y de ese recorrido amoroso que tiene su brote y su despedida. Y así, en la representación de esa historia mínima y privada, se revive la historia amplia de una década convulsa en Pakistán, que va de 1980 a 1990. Por eso hay gusanos de seda y se merienda mientras las olas golpean las rocas en la caleta, pero también están los guardias y el fuego y la muerte violenta y el ruido del percutor de armas que disparan y abren heridas que nunca curan. Tradición, casamenteras y secretos. Matanza, mentiras y falsas noticias de guerra. Centrada en el amor de estos dos jóvenes, la escritora paquistaní Uzma Aslam Khan recrea una época concreta y señala la asfixia de un territorio sin libertad de expresión pero también los perversos métodos con los que se convive en democracia.
Hay escenas bellas y personajes que sorprenden. También historias curiosas y se puede escuchar el mar en algunos pasajes. Hay saltos en el tiempo y culturas que se contraponen. Hay páginas que resultan vacías. Y el lector va y viene, unas veces atrapado por la historia que se cuenta, otras, distraído, desinteresado. Será porque quien esto escribe encuentra que la novela de Uzma Aslam Khan es una narración con altibajos que depara algunos regalos.
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