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Más de 5.000 jóvenes asisten al concierto de la banda Ojos de Brujo en las fiestas alternativas de Gràcia

Alberto Fernández, concejal del PP, reclama que la bandera española ondee en el distrito

Abarrotadísimo. El concierto de la banda Ojos de Brujo organizado por el colectivo okupa de Gràcia, que se celebró en la madrugada de ayer en la calle de Pi i Margall, fue un exitazo de público. La cita musical formaba parte del cartel de las fiestas alternativas de Gràcia, que se realizan al margen de la celebración oficial. El Ayuntamiento cifró la asistencia en unas 5.000 personas, dato que no coincide con el ofrecido por los organizadores: 12.000 asistentes. Los que siguieron el concierto, que transcurrió sin altercados, llenaron hasta arriba dos tramos de la calle de Pi i Margall, una vía ancha.

La actuación tuvo un alto contenido reivindicativo. Se leyeron discursos contra los desalojos practicados por la policía en casas okupadas y se solicitó la absolución de los tres jóvenes detenidos en Gràcia durante las movilizaciones contra la Cumbre Europea de Barcelona de hace dos años. Numerosas pancartas recordaban a la víctima de la agresión del pasado domingo.

Los organizadores de las actividades alternativas han convocado para hoy una manifestación en la plaza de Rius i Taulet, frente a la sede del distrito. Bajo el lema "Ni fascistas ni provocaciones policiales: queremos unas fiestas populares", se exigirá que se retiren "los numerosos policías que vigilan las calles del barrio" durante los festejos para evitar "que el conflicto se agrave", según los convocantes de la protesta.

En las calles adyacentes al escenario del concierto de Ojos de Brujo, los jóvenes se agrupaban en animados botellones. Envases de litronas y vasos de plástico llenaban el suelo. Las papeleras complementarias, difíciles de ver, y los dos lavabos portátiles instalados por el distrito de Gràcia con motivo del dispositivo especial para la fiesta mayor fueron claramente insuficientes. La escasez de aliviaderos se olía de sobras, porque porterías, rampas de acceso a los aparcamientos y esquinas se utilizaron repetidamente como urinarios.

A las polémicas de esta edición de la fiesta mayor, se sumó ayer la originada por un comunicado del concejal del Partido Popular (PP), Alberto Fenández Díaz, en el que solicitaba que la bandera española "ondeara en el distrito de Gràcia". El dirigente conservador se preguntaba además si la ausencia se debía a "un peaje" que pagaba el alcalde de Barcelona, Joan Clos, por "el apoyo independentista [en referencia a que el concejal de Gràcia es de ERC] al gobierno municipal".

El secretario general de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, afirmó ayer durante una visita a la barriada que si la única preocupación del PP es "que se ponga la bandera española en un lugar en el que no hace ninguna falta, significa que Cataluña va muy bien".

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